
El recrudecimiento de la guerra comercial, el temor a una recesión en Estados Unidos y las políticas impulsadas por Donald Trump, entre otros factores, precipitaron una caída en el precio internacional del petróleo, llevándolo a sus niveles más bajos en los últimos tres años. Esta dinámica puede ser un arma de doble filo para la Argentina.
Los valores más bajos del crudo pueden reducir la presión sobre los combustibles locales y, en consecuencia, ayudar al gobierno de Javier Milei a apuntalar la desaceleración de la inflación. Sin embargo, una profundización de la tendencia bajista podría poner en riesgo los ingresos fiscales y de divisas previstos para los próximos años, además de complicar el desarrollo de algunos proyectos en Vaca Muerta.
El precio del barril de Brent, referencia mundial, cayó a USD 68 la semana pasada, alcanzando su nivel más bajo en tres años. En los últimos días, las fluctuaciones mantuvieron el valor por debajo de los USD 70 por barril, luego de haber alcanzado un pico de USD 82 a principios de enero.

Analistas del mercado señalan que la caída responde a las políticas proteccionistas impulsadas por Trump, sus efectos sobre las expectativas de crecimiento y las señales de que los países integrantes de la OPEP aumentarán su producción en los próximos años. La Casa Blanca se fijó como objetivo un incremento en la perforación bajo el lema “drill, baby, drill” para llevar los precios por debajo de los USD 50 por barril y así reducir la inflación, aunque no está claro si será posible.
En este contexto, YPF —líder del mercado argentino con cerca del 60% de participación en el despacho de combustibles— mantiene una política de precios alineada con las variaciones del Brent, una estrategia que explicó gran parte de los ingresos reportados por la compañía en 2024. Las demás petroleras suelen seguir los movimientos de la estatal.
El presidente de YPF, Horacio Marín, explicó en varias oportunidades que el mecanismo de actualización de los precios de la nafta y el gasoil se basa en una fórmula que evita variaciones abruptas para los consumidores argentinos, quienes “no están acostumbrados a esos movimientos”, según sus palabras. La petrolera de mayoría estatal aplicó en octubre una baja promedio del 1% en nafta y de 2% en gasoil, con el Brent en la zona de los USD 70 por barril, el primer recorte en casi seis años, pero luego aplicó aumentos todos los principios de mes. Habrá que esperar para ver cómo cierra marzo para saber qué decisión tomarán en abril.

Desde su llegada al poder, Milei impulsó una liberalización del precio local de los combustibles tras el atraso que dejó la gestión anterior. La nafta en la Ciudad de Buenos Aires pasó de $311 en noviembre de 2023, antes del recambio presidencial, a $1.173 en marzo de 2025, según el portal especializado Surtidores. Esto representa un aumento del 277,5% nominal, muy por encima de la inflación acumulada en el período.
Sin embargo, la mayor parte de ese incremento se produjo en el inicio de la gestión libertaria; posteriormente, los aumentos se alinearon con el deslizamiento del tipo de cambio y la variación del impuesto a los combustibles. De hecho, el gobierno postergó de manera ininterrumpida, desde mayo del año pasado, la actualización del tributo basada en la variación trimestral del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec.
Las subas de este impuesto suelen trasladarse automáticamente a los surtidores, pero el gobierno decidió posponerlas para evitar poner en riesgo la desaceleración de la inflación, a costa de resignar recaudación por más de USD 200 millones al mes, según cálculos de la consultora Economía y Energía. La variación mensual del IPC en diciembre de 2023 fue del 25,5%, mientras que en enero pasado fue del 2,2%, la más baja desde julio de 2020. Si se actualizara el tributo, el impacto sería un aumento de $207 por litro en la nafta y $115 por litro en el gasoil.

En el sector están atentos a los precios internacionales del petróleo por el efecto que puede tener en el desarrollo del shale de Vaca Muerta. YPF puso en marcha junto a seis socias locales un proyecto - Vaca Muerta Oil Sur - para construir la infraestructura necesaria para que la Argentina pueda exportar unos USD 15.000 millones anuales de petróleo en los próximos dos años con la previsión de que se mantengan los precios actuales.
En un llamado con inversores tras la presentación de resultados del cuarto trimestre de 2024 Marín dijo que a pesar de la baja en los precios del petróleo la empresa mantiene sus planes de inversión. Pero destacó que si se sostiene la merma “seguro veremos qué hacer, porque recuerden lo que siempre dice nuestro CFO: es una asignación de capital estricta”.
En ese contexto, entre las petroleras locales comenzaron a advertir sobre el encarecimiento de los costos en dólares en la Argentina. El principal factor que señalan es el proceso de apreciación del peso, es decir, el atraso del tipo de cambio.
Para la Argentina representa además de la posibilidad de mejorar su balanza comercial, el impulso de la actividad económica y de la recaudación. La posibilidad de producir GNL puede permitir que las exportaciones de combustible sean de USD 30.000 millones anuales desde 2030. La Argentina consiguió pasó de un resultado casi neutro en 2023 a un superávit de balanza energética de USD 5.600 millones, el más alto en casi dos décadas.