El “costo argentino”, señalado como una de las claves de la baja competitividad de la Argentina conlleva una serie de parámetros que derivan en que las empresas locales deban afrontar costos mayores por el mismo servicio en relación con sus pares de otros países.
Esos indicadores fueron detallados por el economista y empresario pyme Gustavo Lázzari durante una entrevista en el streaming Infobae en Vivo.
“El ‘costo argentino’ es lo que sufren las empresas locales, a diferencia de las empresas extranjeras, por la misma provisión de servicio público o acceso a la tecnología”, explicó. Y en el primer lugar de la lista de costos puso al sistema impositivo argentino, “con tasas muy altas, muy complejo y con algunas ridiculeces que exasperan y te muestran hasta dónde llega la voracidad fiscal”.
Lázzari explicó que hay una responsabilidad concurrente entre Nación, provincias y municipios para sostener ese sistema. “Hay impuesto hasta para los cementerios, no te dejan ni morir tranquilo”, ironizó.
Otro gran costo que señaló es el de la burocracia y las regulaciones: “Alberdi decía que la Argentina era una economía del permiso, para dar cada paso, aunque sea algo habitual, hace falta pedir permiso. Y ese permiso enturbia la relación comercial”.
También mencionó el financiamiento como otro déficit de competitividad, ya que por cada peso que recibe una pyme argentina en préstamos, el mundo en promedio recibe 12. “Nuestros competidores reciben mucho más financiamiento que las empresas locales, la diferencia es brutal”, dijo.
“Otro costo muy polémico es la legislación laboral y el grado de conflictividad laboral que hay en la Argentina, que cuadruplica la de Chile o España, dos países competidores”, explicó Lázzari.
Mencionó además el costo de la logística y la logística y la infraestructura, que lamentablemente se puso en evidencia con la tragedia de Bahía Blanca: “La Argentina tiene un pésimo sistema de infraestructura, incluyendo el transporte aéreo, fluvial, terrestre y ferroviario, que no está adecuado al tamaño del país, la octava superficie del mundo”.
Otro aspecto del “costo argentino” tiene que ver con la inseguridad ya que “aunque nadie asocia la inseguridad con un costo, hay que pensar que el 1% de los costos de una empresa se va custodias, las aseguradoras lo obligan”.
También incluyó entre los costos “la insuficiente provisión de salud y educación, hay muchas horas hombre que se pierden en los turnos, en las filas, en un padre que tiene que perder un día para llevar un hijo al médico. En otros países eso no pasa”.
Otro costo es la falta de provisión de energía: “En la Argentina se inauguran parques industriales, con bombos y platillos, pero sin electricidad y sin gas”. También la falta de conectividad, porque “hay muchos lugares de Buenos Aires y Argentina que no tienen señal”.
Por último, Lázzari señaló “el impuesto al candado o las mafias privadas, hay muchas mafias entre privados que impide el normal funcionamiento de las empresas. En los lugares en los que la Justicia no funciona, aparecen las mafias privadas.”
De todos los puntos mencionados, Lázzari consideró que donde mayor atención debe poner el Estado “es en la seguridad y la justicia. No toda obra pública la tiene que hacer el estado, hay obras que las puede hacer el sector privado siempre que el privado que la hace sepa que va a poder explotar los beneficios, pero se requiere institucionalidad y legislación”.
En este sentido, consideró que el RIGI es una idea positiva pero que todavía no se expandió “por la falta de confianza en el modelo económico de los grandes capitales”.
“Si una pyme quiere transportar su mercadería de Salta a Buenos Aires, paga más que si hay que traerla desde España”, señaló.