
Todavía sin acuerdo firmado y con la negociación en marcha, el Gobierno se las ingenió a lo largo de la semana para dar a entender que ya tiene todo cocinado con el FMI. Y los mercados festejaron aún sin haber visto un solo renglón. Los bonos argentinos completaron una buena semana y, para sorpresa de muchos, el riesgo país perforó los 700 puntos tras haber tocado los 780 pocos días antes.
El escándalo desatado por el lanzamiento de la criptomoneda $LIBRA impactó en la imagen presidencial, situación que exigió una rápida respuesta. Un gol en contra solo puede ser compensado con otro a favor. El respaldo de Donald Trump a Javier Milei hace un par de semanas tuvo ese sentido, lo mismo que los anuncios relacionados al FMI, aún cuando todavía no está el acuerdo.
El Gobierno no podía darse el lujo de dejar que pasen más semanas sin alguna referencia concreta al avance de las negociaciones. El ministro de Economía, Luis Caputo, sigue hablando de un entendimiento “en el primer cuatrimestre”. Pero fin de abril queda muy lejos luego de lo sucedido con la criptomoneda y la situación de gran nerviosismo que atraviesa Wall Street.
Tanto a través del comunicado de prensa oficial del jueves como después con una nota firmada por el Presidente, quedó claro que el objetivo principal es fortalecer las reservas netas, que según estimaciones de Fernando Marull siguen siendo negativas en casi USD 4.000 millones.
Respecto al monto que el Fondo estaría dispuesto a desembolsar de entrada, las cifras varían pero se habla de números relativamente generosos. Un banco de inversión indicó una cifra equivalente a USD 20.000 millones. Pero las especulaciones de fuentes cercanas al equipo económico son algo más cautelosas: hablan de entre USD 12.000 y USD 15.000 millones. Además del repago al propio Fondo, el Gobierno también ganaría poder de fuego para seguir interviniendo en el mercado cambiario al menos en los próximos meses.
Buena noticia
El avance de las negociaciones es buena noticia para los bonistas por varios motivos. En primer lugar, despeja dudas respecto al pago de deuda de julio, cuando vencen otros USD 4.500 millones (cifra similar a la de enero pasado).
Pero lo que más entusiasma al mercado es la posibilidad de avanzar en la salida del cepo cambiario, algo en lo que se hace especialmente hincapié. Tanto el Gobierno como el propio FMI coinciden en que el final del proceso debería ser la normalización cambiaria, como un paso decisivo para atraer nuevas inversiones.

Si bien hay ya pistas sobre cómo sería el final del recorrido, es decir la liberación de las restricciones cambiarias, todavía hay muchas dudas sobre cómo se llegará a ese momento. ¿Se mantendrá o no el esquema tal como está vigente hoy hasta ese momento?
Mucho ruido y poca info
No hay, sin embargo, demasiada información sobre este punto, sino puras especulaciones. Algunos señalan que podría reducirse gradualmente el dólar “blend”, que permite a los exportadores liquidar el 20% a través del mercado contado con liquidación. Pero Caputo no comparte esta idea, porque precisa mantener una buena oferta de divisas para evitar que salte el tipo de cambio.
Otros señalan que podría aliviarse más el acceso a las empresas para las importaciones, ya que todavía se exigen 30 días de plazo para conseguir dólares oficiales. Parece algo menor, pero sigue representando un problema para una gran cantidad de empresas que no tienen tanto margen de financiamiento con proveedores.
Otra de las posibilidades es que se elimine la denominada “restricción cruzada”: aquellas empresas que acceden al mercado oficial no pueden luego recurrir al CCL o al dólar MEP para comprar o vender dólares. Y lo mismo vale al revés, es decir quienes compran dólares financieros tienen prohibido luego recurrir al oficial por un plazo de 90 días.
El asunto remite a cuál sería el tipo de cambio de equilibrio que tendrá la economía argentina una vez que desaparezcan las restricciones cambiarias. Las voces que advierten sobre los peligros de insistir con un dólar demasiado bajo se multiplican. Desde Domingo Cavallo hasta Ricardo López Murphy, son cada vez más los que indican el peligro de “enamorarse” de un tipo de cambio muy apreciado.
Nunca se hizo
“Esta vez va a ser diferente”, aseguró esta semana el ministro de Economía en una conferencia en Mendoza. “A algunos les puede resultar parecido a otros momentos de la Argentina, porque la ropa o la electrónica están muy caras, pero se equivocan porque nunca se hizo lo que nosotros estamos haciendo ahora”, agregó.

Sin embargo, el peligro de un salto cambiario una vez que se elimine el cepo se mantiene latente. Y es probable que los inversores no esperen hasta las elecciones para dolarizarse, si se mantiene esta expectativa.
Por eso, economistas como Domingo Cavallo o Ricardo López Murphy vienen sugiriendo que el mejor camino es permitir que el tipo de cambio se reacomode gradualmente en vez de jugarse a un salto post electoral. “Todos los gobiernos se enamoran del tipo de cambio bajo, pero conseguirlo a través del cepo es una solución artificial”, aseguró López Murphy.
Caputo lo ve de otra manera. Considera que el superávit fiscal es un arma muy poderosa para evitar una devaluación. Sobre todo por haberse eliminado el financiamiento al Tesoro con emisión monetaria.
Elogio del ancla
En los últimos días, tanto el ministro como su secretario de Finanzas, Pablo Quirno, y la mayoría de los integrantes del equipo económico (como José Luis Daza, Federico Furiase o Martin Vauthier) salieron a ponderar el “ancla monetaria”. Podría resumirse de la siguiente manera: sin emisión de pesos se acabó el peligro de devaluación.

Los datos “duros” de la economía siguen mostrando un proceso de recuperación claro. El piso de 5% para el 2025 luce firme y algunos creen que con un poco de viento a favor podría llegarse a una expansión del 6%. Pero es cierto que no todos los sectores crecen al mismo ritmo y que energía, minería y agro son las que más traccionan. Algunos otros segmentos vienen algo más rezagados, como consumo masivo, y otros continúan en recesión como es el caso de la construcción o pesca.
El desafío a esta altura ya pasa al 2026. Todos los gobiernos ha tenido al menos un año de rebote: Cristina Kirchner en 2014, Mauricio Macri en 2017 y Alberto Fernández en 2021. En todos los casos fue un rebote desde un año anterior crítico. Pero luego no pudieron sostener el envión por distintas razones. Ahora a Milei se le abre la posibilidad de sostener este repunte y transformarlo en crecimiento genuino, algo que no sucede en Argentina hace prácticamente 15 años.
Recién el próximo viernes se conocerá la inflación minorista de febrero, que finalmente no habría perforado el 2%. Es probable que finalmente se ubique en valores parecidos al mes pasado, es decir alrededor de 2,2% sobre todo por el aumento del precio de la carne.
Como marzo un mes de estacionalidad alta, recién en abril se podría perforar el 2%.
Todas las fichas del Gobierno están puestas en seguir bajando la inflación. El “premio mayor” sería llegar a las elecciones legislativas, a fin de octubre, con un valor que arranque con 1.