
Existen muchas maneras de estudiar el comportamiento de la actividad económica. Una de ellas, consiste en analizar la demanda de electricidad por parte de las empresas, dado que se trata de un insumo clave para la producción.
En este caso, un informe de la Compañía Administradora del Mercado Mayoristas Eléctrico S.A. (Cammesa) reflejó que el uso de energía eléctrica por parte del sector productivo retrocedió 1,6% en enero. Eso no significa necesariamente que la economía se haya contraído en el primer mes del año, pero da un indicio de cierto estancamiento por parte de las empresas
Por supuesto, a la hora de medir la demanda eléctrica se deben tener en cuenta otros factores que entran en juego. Es probable, por ejemplo, que muchas empresas estén buscando la forma de ser más eficientes con el consumo de energía debido a los aumentos de costos registrados en los últimos años. También puede haber casos de generación propia o períodos largos de cortes de luz, como ocurrió en las últimas horas en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). No obstante, la evolución de la demanda de electricidad no deja de ser un buen termómetro de lo que está pasando en la economía.
La demanda por sector
Al analizar lo ocurrido por rama de actividad, se encuentra que la contracción estuvo asociada casi exclusivamente a lo ocurrido en el sector industrial, que se contrajo un 6,7%. Por el contrario, el rubro de “alimentación, comercios y servicios” consumió 2,4% más de energía que en enero del año pasado y el de “petróleo y minerales” se incrementó 5,6%.

Cammesa, desglosa cada una de esas ramas de actividad en subrubros más pequeños, para poder conocer en mayor detalle el comportamiento del mercado. Dentro de “alimentación, comercio y servicios”, se encuentra un sector que cayó. Se trata de “cargas y puertos”, que demandó 3,4% menos de energía que en enero del año pasado. El resto presentaron mejoras, comenzando por la industria de la “alimentación y artículos de consumo masivo” (3,6% de alza). También aumentó la demanda de “comercio y servicios” un 1,8% y la del “sector de servicios públicos y transporte”, un 1%.
En lo que respecta a la industria la cosa está más repartida. Fueron cuatro los subrubros que registraron una menor demanda de energía eléctrica y cuatro los que tuvieron un aumento. La caída más pronunciada la sufrió la “gran siderurgia”, que se desplomó un 30,4%. También cayeron la industria de productos metálicos no automotores (-4,8%), la industria de la madera y el papel (-8,3%) y la industria textil (-0,8%).
Por el contrario, crecieron la industria automotriz (7,7%), la industria de derivados del petróleo (2,5%), la industria de la construcción (1,2%) y las “industrias químicas, del caucho, plástico y otros materiales minerales no metálicos” (0,1%).
Por último, la rama de actividad “petróleo y minerales”, que en forma conjunta aumentó 5,6%, se divide en dos sectores: extracción de minerales, que incrementó 28,2% la demanda de electricidad y el de extracción de petróleo, que también aumentó, pero sólo 1,1%. Desde Cammesa explicaron dentro de ese conjunto de empresas existen algunas que poseen generación propia o autogeneración, por lo cual las variaciones en la demanda (energía que toman de la red) no siempre están relacionadas con mayor o menor actividad, sino que también dependen de la generación propia y cuánto estén tomando para cubrir la producción.
En este contexto, el consumo de electricidad continúa siendo un indicador clave para evaluar la dinámica productiva del país. Si bien algunos sectores muestran signos de crecimiento, la caída en la industria pesada sugiere desafíos persistentes. A futuro, el desempeño económico dependerá de factores como costos energéticos, inversión y demanda interna.