
El Gobierno enhebró en ocho días reuniones con las dos principales autoridades políticas del Fondo Monetario y con representantes de países clave en el directorio mientras sostiene un contacto técnico, en un juego de tenazas que busca acelerar el proceso hacia un acuerdo nuevo que le otorgue al Banco Central un refuerzo de reservas.
La hoja de ruta de la negociación con el organismo parece apuntar hacia una resolución en las próximas semanas, según el escenario de base que plantean informes de bancos internacionales. El equipo económico solo sostuvo como deadline el primer cuatrimestre del año, lo que le da algo de margen para continuar con el ida y vuelta entre Buenos Aires y Washington.
De todas formas, un clima adverso en los mercados podría acelerar el proceso. El riesgo país, que a fines de enero estaba más cerca de los 600 puntos, cerró la semana en camino a los 800 puntos, lo que expresa ventas de bonos soberanos argentinos en el mercado. Las acciones del Merval, en tanto, cayeron 21% desde el techo que tocaron en los primeros días de enero. Impactaron en los activos argentinos tanto factores domésticos como esa demora en el acuerdo con el FMI como nubarrones en el frente externo.
En ese contexto, el Ministerio de Economía y el Banco Central completaron una seguidilla de reuniones de alto perfil que muestre un mensaje al mercado de que el acuerdo está encaminado. En primer lugar, el jueves de la semana pasada Javier Milei con la directora gerente Kristalina Georgieva en la sede del organismo. El domingo, Luis Caputo con el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, que es quien expresa la voluntad de la Casa Blanca en el board del FMI.
Durante la semana, en otra latitud, el secretario de Finanzas Pablo Quirno con ministros de finanzas de otros países con peso en el directorio: Jörg Kukies (Alemania), Eelco Heinen (Países Bajos) y Paula Conthe (España). También con Ilan Goldfajn (BID) y Ajay Banga (Banco Mundial), todos durante la cumbre de ministros del G20 en Sudáfrica. Y este viernes, por último, Caputo y Santiago Bausili con Gita Gopinath, la número 2 de la jerarquía política del Fondo y ex economista jefa.
El Gobierno necesitará el respaldo de Estados Unidos, pero también de otras naciones, para que empujen en el directorio el acuerdo técnico al que lleguen los funcionarios con el staff técnico. Sobrevuela en el mercado la sensación, entonces, de que la resolución del tira y afloje con el Fondo Monetario es uno de los drivers posibles para que el mercado retome el optimismo.
Desde los despachos oficiales aseguran que la discusión pasa por el monto final (Milei hizo referencia a USD 11.000 millones, una cifra que no fue reiterado luego por los funcionarios negociadores con el FMI) y la secuencia de los desembolsos. También admiten que las barreras hacia un acuerdo versan sobre el próximo esquema cambiario.
En resumen, ese nuevo esquema termina por definir cómo continuará el ritmo de depreciación del tipo de cambio oficial que en febrero desaceleró a 1% mensual. El FMI suele tener una preocupación insistente sobre el nivel de atraso cambiario. También determinará si tiene futuro el dólar blend exportador, que destina 20% de las liquidaciones al contado con liquidación.

El cepo vigente incluye restricciones cambiarias vigentes, como el límite entre operaciones en el mercado oficial y los paralelos, y la remisión de utilidades a casas matrices, que son ejes clave en la negociación con los técnicos del FMI. Caputo dejó trascender que si hubiese cambios de esa naturaleza, podrían suceder de manera secuenciada y no en un movimiento de una sola vez.
Clima financiero: el mercado, a la espera un acuerdo
Distintos informes de mercado coincidieron sobre el cierre de la semana en que la persistente caída de las acciones del Merval y la suba del riesgo país hacia la zona de los 800 puntos responde, en parte, a la necesidad de nuevos drivers que empujen a los activos argentinos, incluso más allá de que hay datos de la macro que fueron favorables, como el resultado fiscal de enero y el último dato de actividad de diciembre.
Un informe del Grupo IEB consideró que “en el mercado local, los inversores continúan a la espera de nuevos drivers que den impulso a los activos tras una corrección para el índice de acciones que acumula una baja del 21% en dólares luego de alcanzar su máximo en los USD 2.340 a principio de año”.
En ese sentido, mencionó que “el plan económico del gobierno continúa demostrando su solidez, manteniendo el superávit fiscal, el descenso en los niveles de inflación, el saldo neto comprador en el MULC y un nivel de actividad que ha logrado una mejora notable. Por lo que creemos que noticias como el acuerdo con el FMI en lo referente a cuestiones cambiarias, desembolsos y compromisos de pago podrían devolver el optimismo al mercado de equity local”, cerró IEB.
Por su parte, la consultora LCG aseveró que ante el organismo “el gobierno ya cuenta con la buena carta de presentación que le deja haber llevado a cabo un ajuste fiscal superior al demandado” por el Fondo. Pero que de todas formas eso no le hará eludir “las eventuales correcciones en materia cambiaria que viene anticipando el FMI en las revisiones del programa”.
“Desde nuestro lado, las dudas siguen estando en el timing de esas correcciones (las que descartamos que se hagan voluntariamente antes de las elecciones de octubre) y en la política cambiaria que prevalecerá una vez eliminadas las restricciones cambiarias que operan actualmente y que, muy probablemente demandará el FMI”, cerró LCG.
Epyca, la consultora que dirige Martín Kalos, en tanto, apuntó que el mercado lee que “las gestiones ante el FMI están estancadas”. “Enfrentan oposiciones múltiples: por un lado, en el plano político, Milei tiene muy buenos vínculos con el gobierno de Trump en Estados Unidos, pero malos (y peores, ahora que revirtió su postura respecto de Ucrania) con los gobiernos europeos, Brasil o China. Estados Unidos tiene el 16,5% de los votos en el Directorio; pero los países europeos superan el 21%, China el 6% y Brasil el 2%”, detalló en un informe este viernes.
En ese sentido, aseguró que “con el staff técnico las dificultades se concentran en la política cambiaria”. “El FMI no quiere repetir errores del pasado y prestarle divisas a una Argentina que las use para sostener un dólar claramente abaratado (y cuya demanda por ende está artificialmente inflada). La solución de corto plazo, lógicamente, es exigirle a Argentina una devaluación”, concluyó Epyca.
El centro de estudios que fundó el exministro Martín Guzmán (Suramericana) enfatizó que hay factores externos que también alimentan el clima adverso de los últimos días. “En la semana se conocieron los resultados de las expectativas de inflación en Estados Unidos, relevados por la Universidad de Michigan, que mostraron el peor registro en 30 años”, explicó.
“De este modo, no sólo las volátiles expectativas a 12 meses, sino las más estables a 5-10 años comienzan a mostrar la preocupación creciente de los consumidores sobre las medidas arancelarias de Trump y su impacto en la economía americana”, dijo Suramericana. La reserva federal de Atlanta, este viernes, recalculó sus perspectivas para el Producto Bruto norteamericano y sorprendió con una proyección de caída de 1,5% contra un crecimiento de 2,3% esperado anteriormente.
El peligro de nubarrones desde el exterior fueron una de las advertencias que hizo Georgieva esta semana ante los ministros del G20. La principal funcionaria del FMI opinó que las decisiones de política económica en Estados Unidos serán decisivos para los mercados emergentes.
La directora del FMI alertó que una normalización más lenta o más rápida de la política monetaria estadounidense podría impactar directamente el flujo de capitales hacia mercados emergentes, además de afectar a sus monedas y al financiamiento externo.
“En el corto plazo, existe cierto potencial alcista en Estados Unidos, donde el sentimiento positivo podría impulsar la actividad, pero los riesgos generales son a la baja para la mayoría de las demás economías, incluido el riesgo de perturbaciones inducidas por las políticas en el proceso de desinflación o salidas de capitales de las economías emergentes”, dijo la número 1 del FMI.