La economía repuntó fuerte a fin de 2024 pero hay peligros que acechan la recuperación

La suba del riesgo país hasta los 750 puntos básicos amenaza con contagiar a la actividad real si no hay una mejora rápida. El contexto internacional es mucho más desafiante y se mantiene la incertidumbre sobre los tiempos del acuerdo con el FMI

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FOTO DE ARCHIVO. Un trabajador
FOTO DE ARCHIVO. Un trabajador de la industria del petróleo y el gas camina durante las operaciones de una plataforma. REUTERS/Turar Kazangapov

Los recientes números del INDEC reflejaron oficialmente que los últimos meses 2024 fueron de gran reactivación. La mejora de la actividad en diciembre llegó a 5,5% interanual, el mejor número del año, aunque comparado con el mes en el que se produjo la devaluación y suba de la inflación al 25,5%, lo que empaña en parte la comparación.

Todo indicaría que este primer bimestre del 2025 fue una continuidad de lo ocurrido a finales del año pasado. La expectativa es que a lo largo del año esta mejora incluso se vaya consolidando y el año termine con una expansión cercana al 5%. Sin embargo, aparecieron nuevos peligros que al menos obligan a ser un poco más cautelosos con este pronóstico.

La suba del riesgo país, que ayer finalizó al borde de los 750 puntos básicos, es en ese sentido un llamado de atención. Los bonos se mantuvieron débiles ayer, con caídas en promedio de 0,5%.

Este incremento en los rendimientos de los bonos implica que el plan del Gobierno de volver a los mercados en el primer semestre para financiar los futuros vencimientos de deuda quedó en la nada. A esta altura ya habría que ir descartando esta posibilidad, en medio de un contexto mucho más volátil en Wall Street.

El escenario tampoco favorece a las empresas que están en condiciones de buscar financiamiento internacional. Todo esto implica que entrarán menos dólares en los próximos meses, lo que representa un desafío para equilibrar el mercado cambiario.

La pregunta es hasta qué punto este repunte del riesgo país podría derramar en la economía “de a pie”. No hay una respuesta fácil, porque dependerá de cuánto tiempo dure esta situación y si se produce una mejora en el corto plazo.

El telón de fondo es una situación mucho más inestable en Wall Street. Según Bank of America, la proyección es que la Reserva Federal ya no baje las tasas este año, ante la amenaza de aumento de aranceles por parte de Donald Trump y las señales que muestran dificultades para continuar con el proceso de desinflación.

El presidente de Argentina, Javier
El presidente de Argentina, Javier Milei, con una motosierra a su llegada a la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en el Centro de Convenciones Gaylord National Resort, el jueves 20 de febrero de 2025, en Oxon Hill, Maryland, Estados Unidos. (AP Foto/Jose Luis Magana)

En el medio aparecen las negociaciones con el FMI, que podrían estirarse al menos dos meses más. Esto aumenta la incertidumbre de los inversores, que por un lado esperan el desembolso que permita fortalecer las reservas del Banco Central y por otro conocer cómo seguirá el esquema cambiario.

La rápida apreciación del peso es indudablemente otra de las cuestiones que podría perjudicar el ritmo de recuperación de la economía. Se favorece a las importaciones, que además aumentan por la mejora del consumo, pero implica una mayor barrera para las exportaciones de sectores que no son tan competitivos.

Por supuesto que la apuesta del Gobierno es mantener el envión de fines de 2024 y proyectarlo todo lo que se pueda a este año. Si bien las proyecciones indican que el 2025 podría terminar con una mejora de 5%, en realidad lo más probable que el rebote se note mucho más en el primer semestre que en el segundo. La última parte del año estaría más impactada por la incertidumbre electoral, una mayor cobertura en dólares de parte de los inversores y la expectativa por una eventual apertura del cepo cambiario.

Entre los datos que permiten un mayor optimismo de cara a lo que se viene se encuentra la recuperación de los ingresos, tomando en cuenta tanto los salarios formales como el de los sectores informales.

A esto se le suma un fuerte repunte del crédito prácticamente en todos los rubros, lo que también ayuda a mejorar el consumo interno. Mientras que los préstamos personales se triplicaron, ayer el Colegio de Escribanos de la ciudad de Buenos Aires informó que un 25% de la compra de inmuebles se realizó con un préstamo hipotecario.