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La caída sostenida de la tasa de natalidad en la Argentina en las últimas dos décadas ya está generando un impacto significativo en el sistema educativo, disminuyendo fuertemente la matrícula y planteando desafíos económicos para los colegios. Es una tendencia que viene observándose también en otros países de la región.
Sucede que la tasa de natalidad pasó de 19 nacimientos por cada 1.000 habitantes en el año 2000 a aproximadamente 11 en 2022. En ese contexto, uno de los niveles más afectados es el inicial, en el que ya se observa una caída considerable en el número de alumnos; aunque también se empieza a reflejar en el nivel primario.
Martín Zurita, secretario ejecutivo de la Asociación de Institutos de Enseñanza Privada de Argentina (AIEPA), aseguró: “La matrícula en el nivel inicial sufrió un fuerte golpe en la pandemia y aún no logró recuperarse. Hoy tenemos un promedio de 18,8 alumnos por sección, mientras que en 2011 esa cifra era de 23. Esta caída en la matrícula en tan pocos años es significativa”.
Ocurre algo similar en el caso de primer grado. El último relevamiento anual muestra que, en comparación con 2011, en 2023 ingresaron 102.000 alumnos menos a la primaria, lo que representa una disminución del 12,6% en la matrícula general.
“El fenómeno implica una serie de retos para el sistema educativo, pero también una oportunidad para mejorar la calidad de la enseñanza. Con menos alumnos por aula, los docentes podrían tener más tiempo y recursos para dedicar a cada estudiante. Les permitiría darles una atención más personalizada y una educación adaptada a las necesidades de cada uno”, explican desde AIEPA.
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Desafíos estructurales
Sin embargo, comienzan a presentarse desafíos estructurales. Una de las problemáticas que plantea la entidad más es la normativa que exige un número mínimo de alumnos para que las instituciones puedan acceder a los aportes estatales. “Hoy en día tenemos menos alumnos, pero igual cantidad de cursos y cargos. Esta regulación, que se diseñó en tiempos de mayor natalidad y mayor demanda de vacantes educativas, no es sostenible en el contexto actual y mucho menos en el que se avecina en los próximos años”, dijo Zurita.
A su vez, se registran menos alumnos con una estructura educativa que se mantiene prácticamente igual, por lo cual los establecimientos se ven en la necesidad de reevaluar los recursos asignados y el modelo de financiamiento.
Zurita afirmó que, para algunas instituciones, sostener el mismo nivel de financiamiento con menos alumnos implica una carga económica difícil de sostener. “Deberíamos también evaluar el régimen de aranceles, ya que hoy mantenemos una misma estructura, pero atendemos a menos alumnos”, agregó.
“Hay una escuela en Monte Grande que antes de la pandemia tenía 800 alumnos con determinada cantidad de profesores y gastos, pero después se fueron 400 alumnos con los mismos costos. Una escuela que no tenía problemas para mantenerse empezó a tener problemas para subsistir”, contó.
Un informe reciente del Observatorio de Argentinos por la Educación señaló que en las 24 jurisdicciones del país, el número de nacimientos cayó pronunciadamente entre 2014 y 2022. Tierra del Fuego fue la que registró la mayor caída con el 49% y le siguen Jujuy y la Ciudad de Buenos Aires, con el 44%. Tomando en cuenta esas cifras, se proyecta que la matrícula en la educación primaria caerá en un 28% en los próximos años.
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Contar con aulas menos concurridas podría favorecer una enseñanza más personalizada y mejorar los resultados de aprendizaje, teniendo en cuenta que cada año, las evaluaciones estandarizadas revelan las dificultades que enfrenta el sistema.
“Para aprovechar la oportunidad demográfica, es necesario que las políticas educativas se adapten a esta nueva realidad. La reglamentación actual, que asocia los aportes estatales al número de alumnos, podría llevar a algunas instituciones a una situación económica crítica y dificultar su funcionamiento, en especial en las jurisdicciones donde el descenso de la natalidad es más marcado”, dijeron en AIEPA y pidieron mayores recursos por alumno.
Esta tendencia no se da solo en Argentina. Por caso, en Colombia, en los últimos seis años, cerraron 6.263 sedes educativas por la disminución en el número de niños en edad escolar. Esta cifra representa cerca del 12% del total de sedes educativas en el país.
En Uruguay, entre 2014 y 2021, según datos de la Administración Nacional de Educación Pública (Anep), se registraron 7.000 inscripciones menos en la educación privada.