Acuerdo con el FMI: el Gobierno aceleró contactos con la Casa Blanca para destrabar la negociación técnica

Caputo se reunió con el secretario del Tesoro Scott Bessent. El voto de los Estados Unidos en el board del Fondo Monetario es clave para la aprobación. Qué elementos separan y cuáles acercan a las dos partes a un entendimiento

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Reunión técnica y política con
Reunión técnica y política con el FMI el jueves pasado, en Washington

El Gobierno busca destrabar la negociación técnica con el Fondo Monetario Internacional aceitando la relación con la conducción política del organismo y, desde este domingo, con la Secretaría del Tesoro de los Estados Unidos, que define la postura del sillón principal del directorio.

El Poder Ejecutivo necesitará convencer a Scott Bessent, secretario del Tesoro designado por Donald Trump, para tener a su favor al único miembro del board que tiene “poder de veto”, no en términos formales sino porque posee el 16% de la participación accionaria y las decisiones de este tipo -un programa financiero como el que busca la Argentina, con montos por encima de su cuota correspondiente- se toman con un 85% de acuerdo en ese órgano decisor. También buscará el equipo económico que la Casa Blanca sea sponsor del acuerdo técnico hacia dentro del directorio para convencer a otros directores.

Ese juego a dos bandas -técnico en el ida y vuelta permanente que encabeza el viceministro José Luis Daza, desde Buenos Aires y también en Washington, con perfil más bajo; y político-diplomático por otro- es el que intenta acelerar en las próximas semanas el Gobierno para contar con un refuerzo de reservas en el Banco Central.

Esa necesidad está ligada, según las interpretaciones que hacen distintos informes de mercado, a que la Casa Rosada precisa reforzar su posición de reservas en un año electoral que puede tener incertidumbre y volatilidad cambiaria. GMA Capital aseguró que “en sus últimas publicaciones el FMI ha insistido en que, junto con la flexibilización cambiaria, la política monetaria debería tomar un rol más protagónico” y se preguntó “¿continúa el actual esquema monetario o le damos la bienvenida a una “Fase 3″ del programa económico?”.

Milei tuvo el jueves su
Milei tuvo el jueves su quinta reunión cara a cara con Kristalina Georgieva

“Con reservas que no terminan de despegar y con el riesgo país que frenó la caída, el acuerdo con el FMI cobra cada vez más importancia”, mencionó por su parte LCG. “Cuesta pensar que el FMI avale la política cambiaria elegida por el Gobierno en el último tiempo (atraso del oficial + intervenciones en los paralelos vía blend o compra-venta directa de títulos contra dólares), pero no descartamos que, bajo la promesa de correcciones una vez pasadas las elecciones legislativas, puedan adelantarse fondos frescos. Aunque entendemos que, de menor magnitud, esto podrían estar sujetos a condicionamientos en la previa de mayores desembolsos (pe. intervenir limitada en los paralelos, quizás dentro de un esquema de bandas)”, concluyó un informe reciente de esa consultora.

Qué separa y qué acerca al Gobierno y al FMI

En los últimos días, Caputo confirmó que el resultado del entendimiento técnico será enviado al Congreso para su aprobación. Inicialmente, se barajó la posibilidad de que el acuerdo no fuera remitido al Parlamento, ya que no implica un aumento en la deuda neta, sino un cambio de acreedor. Los dólares del FMI se destinarían a que el Tesoro cancele Letras Intransferibles en manos del BCRA, lo que convertiría deuda intra sector público en un pasivo con el organismo de crédito.

El ministro no especificó el monto del nuevo programa, que aún está en discusión, al igual que la secuencia de desembolsos. Estos dos elementos son clave para determinar si la asistencia permitirá acelerar la salida del cepo. Milei mencionó una cifra de USD 11.000 millones, aunque los funcionarios negociadores no la confirmaron. Caputo afirmó que el FMI no exigió una devaluación y aseguró que el esquema cambiario posterior al acuerdo ya está definido.

Ese esquema determinará la evolución del crawling peg, que redujo su ritmo este mes, el dólar blend exportador, que destina 20% de las liquidaciones al contado con liquidación, y las restricciones cambiarias vigentes, como el límite entre operaciones en el mercado oficial y los paralelos o la remisión de utilidades a casas matrices. Estos puntos son centrales en la negociación con los técnicos del FMI.

La última vez que el equipo técnico del Fondo Monetario se pronunció en público sobre el plan económico del Gobierno, además de los elogios a la estabilización, también mencionó algunos señalamientos sobre lo que viene. Principalmente, en que el Poder Ejecutivo debería procurar una recuperación de las reservas más rápida y que el perfil del ajuste fiscal podría ser distinto al de 2024 para asegurar su sostenibilidad.

“Para allanar el camino hacia la recuperación del acceso a los mercados será necesario adoptar una estrategia creíble para desmantelar los controles cambiarios, una mayor flexibilidad cambiaria y un papel más significativo de la política monetaria”, definieron los técnicos del FMI en el último informe técnico publicado, en enero, sobre el cierre de la evaluación Ex Post del programa actual Extended Fund Facility (EFF) iniciado en marzo de 2022.

“La fuerte acumulación de reservas cambiarias durante 2024 reflejó la devaluación gradual del 120% en diciembre de 2023, la flexibilización de las condiciones de sequía y la amnistía (blanqueo) fiscal. Al mismo tiempo, la presencia de amplios controles cambiarios (que será necesario desmantelar para aliviar las distorsiones y recuperar el acceso a los mercados de capital) y la apreciación del tipo de cambio real como resultado de la preservación de un tipo de cambio de paridad lenta podrían dificultar la acumulación continua de reservas cambiarias”, apuntó el equipo técnico en otro tramo del informe.

Por otra parte, consideró el staff que “con una política fiscal anclada en una meta fija (equilibrio presupuestario), mantener la competitividad externa y suavizar las fluctuaciones en respuesta a los shocks requeriría tanto un mecanismo más eficaz de ajuste externo, en particular una mayor flexibilidad cambiaria”, en referencia a un tipo de cambio con un comportamiento menos estricto que el actual crawling peg, que por el momento sigue en 2% mensual, pero que podría incluso ser más lento.

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