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En 2024 la Argentina exportó más energía de la que importó por primera vez en 14 años, este año superará a Colombia para posicionarse como el tercer productor de petróleo de América Latina, con unos 800.000 barriles diarios, sólo detrás de los 3 millones de Brasil y del millón de Venezuela, y solo China tiene más reservas de gas, destacó The Economist en un extenso artículo publicado este sábado, tras una visita a Neuquén.
La influyente publicación británica consultó a analistas internacionales, como Francisco Monaldi, de la Universidad Rice, en EEUU, y Vinicius Moraes, de Wood Mackenzie, y locales, como Daniel Dreizzen, titular de la consultora Aleph Energy y exsecretario de Planeamiento Energético, y Gustavo Medele, secretario de Energía de Neuquén, subrayó la actual carencia de infraestructura para aprovechar todo el potencial de Vaca Muerta y estimó en unos USD 50.000 millones las inversiones necesarias para poder exportar masivamente gas, en forma de GNL, vía grandes buques metaneros, al mercado asiático, cuya demanda se mantendrá al menos hasta 2040.
A continuación, algunos pasajes del extenso artículo del semanario británico.
“Argentina es el cuarto país del mundo con mayores reservas de petróleo shale y el mayor de gas shale, con excepción de China. Los argentinos empezaron a explotar Vaca Muerta hace aproximadamente una década. La producción creció constantemente. Luego, hace unos años, explotó. En 2024, Argentina exportó más energía de la que importó por primera vez en 14 años”, dice un pasaje.
Milei, presidente libertario de Argentina, califica a Vaca Muerta de ‘panacea’ y desea que los exportadores de energía prosperen. Si lo hacen, podrían revertir décad de declive económico
Otro destaca que este año la Argentina “superará a Colombia, que produjo casi 800.000 barriles diarios (b/d) el pasado otoño, como tercer productor de crudo de Sudamérica. Sólo Venezuela, que produce cerca de 1 millón de barriles diarios, y Brasil, que supera los 3 millones de barriles diarios, bombearán más. Javier Milei, presidente libertario de Argentina, califica Vaca Muerta de ‘panacea’ y desea que los exportadores de energía del país prosperen. Si lo hacen, podrían revertir décadas de declive económico”.
Sin embargo, advierte el artículo, la explotación “no convencional” de hidrocarburos en el país se enfrenta a “grandes dificultades. Los perforadores están encantados con la geología de Vaca Muerta y la comparan con las formaciones más ricas de EEUU, pero, como explica Vinicius Moraes, de Wood Mackenzie, una empresa de asesoramiento energético, ‘Argentina es una bestia diferente’: los controles del precio del petróleo, los impuestos a la exportación y las restricciones de capital dificultaron durante mucho tiempo los negocios”.
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Esas políticas, explica, “junto con el envejecimiento de los pozos convencionales, hicieron que la producción de petróleo disminuyera durante la década de 2000. En 2012, la decisión de Cristina Fernández de Kirchner, entonces presidenta de Argentina, de nacionalizar YPF asustó a los inversores”.
Pese a eso al país llegó suficiente dinero como para fomentar el negocio. Miguel Galuccio, que dirigió YPF entre 2012 y 2016, prosigue, “convenció a empresas extranjeras -incluida Chevron, una de las principales petroleras- para que invirtieran en empresas conjuntas. Esto puede deberse en parte a las características específicas de la perforación de shale”.
Al respecto, cita a Francisco Monaldi, profesor de la Universidad Rice, en Houston, Texas, corazón petrolero de EEUU, quien señala que este tipo de producción “tiene costos iniciales bajos -comparados, por ejemplo, con la creación de una gran operación en alta mar-, pero requiere una inversión sostenida para perforar nuevos pozos y mantener el crecimiento de la producción”. Por lo cual nacionalizar un proyecto de ese tipo tiene poco sentido para un gobierno con problemas de liquidez. «Es como expropiar una empresa automovilística; al principio es estupendo, pero al día siguiente hay que pensar cómo seguir fabricando coches”, explica Monaldi.
Paso a paso, pozo a pozo
De ahí que los inversores, conscientes del riesgo, invirtieron gradualmente.
“En la última década, la producción de petróleo de esquisto ha pasado de unos 20.000 barriles diarios a casi 450.000 barriles diarios. La producción de gas también se ha disparado. YPF, junto con perforadoras locales como Vista Energy (que ahora dirige Galuccio), han impulsado el crecimiento más reciente”, dice otro pasaje.
“Cuando dijimos que Vaca Muerta podría duplicar su producción en cinco años, la gente pensó que estábamos locos”, cita a Daniel Dreizzen, ex Secretario de Planificación Energética. Ahora, en cambio, la mayoría de los analistas cree que Vaca Muerta puede producir más de 1 millón de barriles diarios en 2030.
El boom transformó Neuquén. “En Vaca Muerta se realizaban perforaciones convencionales desde 1918, pero a mediados de la década de 2000 la producción estaba cayendo. El shale dio una segunda oportunidad a los viejos petroleros de Neuquén y sigue atrayendo a nuevos trabajadores a la ciudad cada semana”, En ese punto, The Economist cita a Gustavo Medele, ministro de Energía de Neuquén, quien afirma que un camionero vinculado al sector puede ganar unos 3.000 dólares al mes.
El auge podría transformar la economía argentina. Se calcula que el negocio del shale podría ayudar a crear entre un cuarto y medio millón de puestos de trabajo para principios de la década de 2030
Pero “no todo el mundo está contento”, dice la revista. “A algunos lugareños les preocupa el agua utilizada para romper las formaciones compactas de shale. Un mural cerca del centro de la ciudad, que muestra una plataforma escupiendo fuego junto a un río, declara: ‘El agua vale más que el petróleo’ “.
Según The Economist, esas críticas subestiman las recompensas de Vaca Muerta. “El auge podría transformar la economía argentina. Se calcula que el negocio del shale podría ayudar a crear entre un cuarto y medio millón de puestos de trabajo para principios de la década de 2030. La ampliación del superávit comercial del país repondría sus escasas reservas de divisas, ensanchando su superávit comercial y aumentando sus hoy magras reservas de divisas y ayudándolo a pagar sus deudas”.
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Aleph Energy, la consultora de Dreizzen, calcula hacia 2030 Argentina podría exportar USD 30.000 millones anuales de petróleo y gas, ampliando el superávit comercial, que en 2024 ya fue de USD 19.000 millones, un récord.
“Las reformas de Milei ya han facilitado los negocios. Desde el año pasado, las empresas ya no están obligadas a reservar un determinado nivel de suministro para las refinerías locales antes de poder exportar. El Gobierno también ha dejado de intervenir en el mercado petrolero, lo que ha permitido que el precio del petróleo vendido localmente se acerque más al del crudo Brent, la referencia mundial. Los ejecutivos del sector shale anhelan el fin de los controles de capital en Argentina, lo que facilitaría la importación de kits y atraería más inversión extranjera. Pero eliminarlos es un trabajo más lento”.
Sedienta de inversión
La inversión extranjera, continúa el artículo, ayudará a resolver el problema más acuciante de los exportadores argentinos: la infraestructura. El superávit de 2024, explica, “se consiguió suministrando gas a Chile, haciendo funcionar los oleoductos a toda máquina y enviando los barriles restantes de Vaca Muerta por camión. Un oleoducto adicional, que se inaugurará a principios de este año, ofrecerá algo más de capacidad para enviar exportaciones a Puerto Rosales, una ciudad de la costa. Los exportadores también están aumentando el suministro de gas a Brasil, utilizando antiguos gasoductos a través de Bolivia. Pero los mercados de los países vecinos siguen siendo pequeños en comparación con los de Asia y Europa”.
El costo de las instalaciones de exportación necesarias es inmenso: unos 50.000 millones de dólares, pero YPF, que ha firmado un acuerdo para desarrollarlas con la británica Shell, está decidida. Horacio Marín, su jefe, ha estado recorriendo Asia en busca de pedidos; el 21 de enero tres empresas indias dijeron estar interesadas en recibir cargamentos
Pero aumentar realmente las exportaciones requiere mirar más lejos. “Hay varios proyectos en marcha, apoyados por exenciones fiscales y otros incentivos que Milei ha destinado a grandes inversiones en infraestructuras. YPF, junto con otras empresas, está construyendo un oleoducto para transportar 550.000 barriles diarios a Punta Colorada, donde un puerto de aguas profundas recibirá buques más grandes. La empresa también quiere enviar gas natural licuado (GNL) a Asia, donde se espera que la demanda de este combustible siga creciendo al menos hasta la década de 2040″.
Ahí aparecen cifras impactantes. “El costo de las instalaciones de exportación necesarias es inmenso: unos 50.000 millones de dólares, pero YPF, que ha firmado un acuerdo para desarrollarlas con la británica Shell, está decidida. Horacio Marín, su jefe, ha estado recorriendo Asia en busca de pedidos; el 21 de enero tres empresas indias dijeron estar interesadas en recibir cargamentos”, consigna el artículo, que concluye citando dos factores que, según Dreizzen, “podrían hacer descarrilar el progreso de Argentina. “En primer lugar, la próxima oleada de producción de petróleo y gas en Estados Unidos podría hacer bajar los precios, lo que haría menos rentables los proyectos de GNL en particular y dejaría a los productores argentinos con poco margen para competir. En segundo lugar, si el país sufriera otra crisis económica, los inversores extranjeros entrarían en pánico. Esto dificultaría aún más la expansión de la infraestructura de exportación del país. Aprovechar Vaca Muerta no será fácil. Pero ya está transformando el país”.