El acelerado proceso de desinflación observado en la segunda mitad del año, junto con la generalización de la reactivación mes a mes de la actividad productiva y comercial, contrastó con el escenario inicialmente proyectado por los técnicos del Palacio de Hacienda entre mediados de junio y principios de septiembre 2024, al elaborar las pautas presupuestarias para el año siguiente.
Como resultado, los recursos tributarios del último año fueron $4,1 billones superiores a lo estimado inicialmente, equivalentes a un aumento de 3,2 por ciento.
En el Mensaje Ley de Presupuesto General de la Administración Nacional para el Ejercicio Fiscal 2025, presentado al Congreso el 15 de septiembre, el Poder Ejecutivo detalló: “La recaudación de impuestos nacionales y de aportes y contribuciones a la seguridad social se estima que alcanzará en 2025 la suma de $175.035.832 millones, por lo cual será 37,6% superior a la proyectada para 2024, incrementándose 0,55 puntos porcentuales del PBI respecto al año anterior. La presión tributaria pasaría de 22,37% del PBI en 2024 a 22,92% del PBI en 2025. Este cambio en la presión impositiva total responde al efecto neto de modificaciones en el contexto macroeconómico y de medidas de política y administración tributaria”.
Si se mantienen las pautas macroeconómicas proyectadas la recaudación estimada para 2025 sería $5,7 billones mayor a lo originalmente proyectado, equivalente a 0,74% del PBI
Si se mantienen las pautas macroeconómicas proyectadas: -inflación 18,3% entre extremos del año y actividad 5% en términos reales-, la recaudación estimada para 2025 sería $5,7 billones mayor a lo originalmente proyectado, equivalente a 0,74% del PBI del año anterior.
Los desvíos más significativos entre las proyecciones y los datos reales de 2024 se distribuyen en tres categorías:
- Al alza: Derechos de importación y tasa de estadística (30,2%); Transferencia de Combustibles -recuperación parcial del componente impositivo que había sido recortado en el último tramo de la presidencia de Alberto Fernández- (16,1%); retenciones a las exportaciones (10,7%); Ganancias (3,6%); e IVA neto (3,3 por ciento).
- Variación leve: Impuesto al Cheque (subió 0,3%); y Seguridad Social (bajó 0,5 por ciento).
- A la baja: El resto de los tributos 18,2 por ciento.
Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), destacó: “La desaparición del impuesto PAIS impactará en una reducción de 1,1% del PBI, mientras que la disminución del impuesto inflacionario podría ser al menos 2% del PBI, la cual se transformaría en la primera baja relevante de impuestos de los próximos años”.
Presión fiscal y peso sobre el contribuyente
Argañaraz se pregunta “¿La desaparición del impuesto PAIS implica que bajará la carga tributaria en 2025? La respuesta a esta pregunta relevante es: depende de la acción que lleve adelante el gobierno nacional. Y hay dos aristas elementales: la de la carga tributaria y la de la presión tributaria. La primera tiene que ver con las cuestiones legales de los impuestos, como la base y las alícuotas. La segunda, con la recaudación efectiva que aporta cada impuesto”.
En 2024 el impuesto inflacionario representó 4,7% del PBI (Argañaraz)
Para estimar el impuesto inflacionario, Argañaraz consideró la variación del agregado monetario tradicional (M2) y de la inflación, concluyendo que en 2024 representó 4,7% del PBI, apenas inferior al 4,8% registrado en 2023. “Este leve descenso respondió al marcado aumento de la inflación promedio anual, que pasó de 136% en 2023 a 220% en 2024 (la inflación diciembre/diciembre en 2023 fue de 211% y en 2024 se estima en 118%). En otras palabras, el incremento de la inflación prácticamente contrarresta por completo la disminución del M2 privado promedio anual, que bajaría del 8,3% del PBI en 2023 al 6,9% del PBI en 2024″, destacó el analista.
Para 2025, se proyecta, para este escenario, una marcada caída del peso relativo del impuesto inflacionario, del orden de 2,7 p.p. del PBI, pudiendo finalizar el año en 2% del PBI.
En cuanto al Impuesto PAIS, eliminado en los términos dispuestos en su implementación el 22 de diciembre 2024, el director de Iaraf estimó que “durante los 5 años de su vigencia aportó una recaudación acumulada equivalente a 3% del PBI (USD 17.300 millones al tipo de cambio oficial). En 2024, generó aproximadamente 1,1% del PBI”, con efectos rezagados en la recaudación de enero de 2025, según destacó un informe de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA).
Algunos interrogantes
La consultora LCG observa que “en 2025 persistirán algunos interrogantes en materia tributaria. La desaparición del Impuesto PAIS (1,1% del PBI en 2024), la baja de alícuotas y el Régimen Especial de Ingreso del Impuesto sobre los Bienes Personales (Reibp) significarán menores ingresos. Sobre esto se suman precios internacionales moviéndose a la baja que podrían afectar negativamente a los tributos que percibe la Aduana. En contraposición, la recuperación de la actividad empezaría a traccionar la recaudación vinculada al consumo, muy rezagada este año. En paralelo, seguirán sintiéndose las modificaciones impulsadas por el Paquete Fiscal. Estimamos una recaudación en torno a $190 billones, equivalente a un aumento de 8% en términos reales”.
En contraposición, la recuperación de la actividad empezaría a traccionar la recaudación vinculada al consumo, muy rezagada este año (LCG)
Recuerda el análisis de Nadin Argañaraz que “en el Proyecto de Presupuesto 2025, se estimó un incremento de presión tributaria efectiva de Ganancias de 0,63 p.p. del PBI, seguido por aportes y contribuciones a la seguridad social 0,5 p.p. del PBI, derechos de exportación 0,47 p.p. del PBI) e impuesto a los combustibles 0,34 p.p. del PBI. Y bajas en Impuesto PAIS 1,1 p.p. del PBI, IVA 0,3 p.p. del PBI y Bienes Personales 0,08 p.p. del PBI.
Además, resalta el director de Iaraf que el aumento proyectado en la presión tributaria -más allá de la simplificación de tributos a la que aspiran el presidente Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, “si el Gobierno nacional no modifica la estructura legal de ningún impuesto nacional en 2025 -es decir que no cambia las alícuotas legales efectivas existentes a fines de 2024, pero igualmente logra aumentar la recaudación efectiva- puede ocurrir que con menor carga tributaria legal obtenga una mayor presión tributaria efectiva”.
Según Argañaraz: “un objetivo interesante sería que, con la mayor baja posible de carga tributaria legal, se logre el mayor aumento posible de presión tributaria efectiva, es decir de recaudación. Lo que se debe bajar es la carga tributaria legal, no la presión tributaria efectiva. De la mano de una menor evasión y elusión tributarias, debe buscarse maximizar el nivel de la recaudación”.