Claves del acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea: qué sectores podrían beneficiarse y qué países están en contra

Para ambos bloques representa una oportunidad estratégica de integración económica y la puesta en marcha está cada vez más cerca luego de más de dos décadas de negociaciones. Qué bienes sudamericanos podrán entrar con aranceles reducidos o nulos al mercado europeo y en qué plazos

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En 2023 la UE representó
En 2023 la UE representó el 16,9% del comercio total del Mercosur (Foto: Shutterstock)

Tras 25 años de negociaciones, se llegó a un acuerdo entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur para constituir la mayor zona de libre comercio del mundo. Se trata de un mercado de bienes y servicios de más de 700 millones de consumidores. No obstante, queda un largo camino para su entrada en vigencia.

A partir del acuerdo y a pesar del intento frustrado de rúbrica en 2019, la UE eliminará los aranceles para el 92% de las exportaciones del Mercosur y el bloque sudamericano suprimirá aranceles para el 91% de las importaciones que se realicen desde el continente europeo.

Hay que destacar que la UE es uno de los principales mercados globales ya que realiza el 14% de compras mundiales de bienes y servicios que representan el 72% de su PBI. Puntualmente, el continente europeo es el segundo socio comercial más importante del Mercosur, después de China y por delante de Estados Unidos, y es probablemente tome medidas más proteccionistas a partir de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.

En 2023 la UE representó el 16,9% del comercio total del Mercosur, del que la Argentina es miembro fundador. Según datos del servicio de estudios estadísticos de la Comisión Europea (Eurostat), el intercambio comercial entre ambas regiones supera los 109.500 millones de euros (USD 115.904 millones) anuales.

Cumbre entre los presidentes de
Cumbre entre los presidentes de Argentina, Javier Milei; de Paraguay, Santiago Peña; y de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (Foto: Oficina de Presidencia de la República Argentina)

Desde el bloque europeo indicaron que este acuerdo servirá para:

  • Eliminar barreras comerciales y facilitar a las empresas de la UE la venta de bienes y servicios al Mercosur, así como simplificar las inversiones
  • Garantizar un acceso sostenible a materias primas, fortaleciendo la seguridad económica y apoyando la doble transición verde y digital
  • Permitir que la UE y el Mercosur definan reglas comerciales globales alineadas con los más altos estándares europeos
  • Enviar un mensaje contundente al mundo a favor del comercio basado en reglas, rechazando el proteccionismo
  • Integrar aún más las cadenas de valor entre ambas regiones, ayudando a que las industrias de ambos lados mantengan su competitividad en el mercado global
  • Proyectar valores a través de obligaciones sobre comercio y desarrollo sostenible, incluyendo el cambio climático y los derechos laborales

Respecto a los beneficios para las manufacturas argentinas, desde Cancillería apuntaron la reducción de aranceles y la aplicación del régimen para ciertos productos, mientras otros obtendrán ventajas comparativas para su exportación.

En el caso de cítricos, hortalizas y algodón regirá el libre comercio, el cual será implementado de modo gradual, en un plazo de 4 a 10 años.

En el caso de los vinos nacionales, la UE irá mermando los aranceles hasta su eliminación total en un período de 8 años. El agro y el sector energético serán los más beneficiados.

Como novedad en relación al acuerdo de 2019, la firma incluye un fondo de 1.800 millones de euros para apoyar una “transición justa, verde y digital en los países del Mercosur, como parte de la estrategia Global Gateway”.

Desde la delegación diplomática europea informaron que la cooperación en ese sentido busca promover inversiones en el desarrollo de nuevas cadenas de valor forestales sostenibles, ayudar a la adaptación de las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes), mujeres, agricultores de pequeña escala, pueblos indígenas y comunidades tradicionales; fortalecer capacidades para la implementación de leyes ambientales y laborales, y fomentar inversiones en energías renovables y generación de valor agregado, por ejemplo, en materias primas críticas, incluyendo el procesamiento inicial y la producción de baterías.

En cuanto a los productos que ingresarían al Mercosur desde la UE, cuyos aranceles oscilan actualmente entre el 20% y 30%, se encuentran: vinos, chocolates, whisky y otras bebidas alcohólicas, dulces, duraznos enlatados y gaseosas. En otros rubros, los aranceles se liberalizarán más paulatinamente. Es el caso de autos y sus partes, maquinarias, productos químicos, ropa, productos farmacéuticos y calzado de cuero. Así, “las empresas europeas se ahorrarán 4.000 millones de euros al año en derechos de exportación”, dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

En este contexto, Marcelo Elizondo, analista internacional, aclaró que “se ha firmado un acuerdo entre las autoridades ejecutivas, pero se necesita que sea refrendado por los legislativos de cada uno de los bloques. Mientras eso no ocurra, el acuerdo no tiene vigencia. Vamos a ver cuánto tiempo lleva eso”.

“Para el Mercosur, y para la Argentina en particular, es muy importante. En la Unión Europea hay 450 millones de habitantes con un gran poder adquisitivo, unos USD 45.000 de ingreso per cápita. Es un mercado con altísima sofisticación en términos de calidad productiva, que va a demandar productos exigentes, pero los va a pagar. Incluso se pueden emitir inversiones para producir en países del Mercosur y abastecer a Europa”, agregó en diálogo con CNN Radio.

La oposición al acuerdo

Por otro lado, vale recordar que países como Francia y Polonia se oponen férreamente al acuerdo y podrían ejercer presiones para bloquearlo. “El proyecto de acuerdo entre la UE y Mercosur es inaceptable en el estado actual. El presidente se lo ha vuelto a decir a la presidenta de la Comisión Europea”, afirmó el Palacio del Elíseo en un comunicado. “Seguiremos defendiendo sin descanso nuestra soberanía agrícola”, añadió la presidencia.

Sucede que París considera que algunos de sus sectores, especialmente la agricultura y la ganadería, podrían verse perjudicados por una competencia desleal debido a que los países del Mercosur, no estarían sujetos a las mismas exigencias sanitarias y medioambientales.

Sobre esta cuestión, Elizondo aseguró: “Probablemente Francia va a ejercer presión y va a tratar de influir, pero hay una voluntad política mayoritaria en el Parlamento y en el Consejo Europeo. A su vez, hay países, en particular Alemania, que es el más fuerte de Europa; muy interesados en que el acuerdo se ponga en marcha”.

También, debe tenerse en cuenta que el presidente francés, Emmanuel Macron, se encuentra debilitado políticamente debido a la derrota legislativa en el Parlamento este año y a que la Asamblea Nacional de Francia destituyó recientemente al primer ministro, Michel Barnier, quien ya había expresado su rechazo al pacto.

Para echa por tierra el pacto, Francia y Polonia necesitarían formar una minoría de al menos cuatro países que representen el 35% de la población de la UE. Italia mostró sus reservas y su postura podría ser decisiva.

En términos geopolíticos, la UE está particularmente interesada en estrechar lazos con el continente americano. Amador Sánchez Rico, embajador del bloque, había explicado los motivos del acercamiento a Infobae: “Se dieron una conjunción de factores. El primero es la geopolítica mundial, por la cual la Unión Europea se encuentra en una encrucijada. Por un lado tenemos a Rusia, por otro la mano de obra china, que nos mantiene con mucha presión en cuanto a competitividad; y un paraguas de seguridad de Estados Unidos, con el que quizás de la noche a la mañana ya no podamos contar. Entonces tenemos que tomar el futuro por nuestras propias manos y buscar socios confiables”.

Con la invasión de Rusia a Ucrania, “hemos tenido que diversificar socios y apostar por las energías renovables. Y también tuvimos que apostar de una manera mucho más ambiciosa a la eficiencia energética”, dijo y confesó que si bien la Unión Europea ha tomado distancia de América Latina durante los últimos 20 años, es momento de lograr una agenda conjunta más positiva.

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