A raíz del desplazamiento de la ahora ex titular de ARCA, Florencia Misrahi, produjo una serie de corrimientos en el equipo económico que encabeza el ministro Luis Caputo. Juan Pazo, un hombre de su extrema confianza que hace pocos días había sido elegido para asumir como secretario de Relaciones Económicas Internacionales en la cancillería argentina, asumirá en la AFIP y será reemplazado en la cancillería por el hasta ahora secretario de Finanzas de Caputo, Pablo Quirno.
Al igual que Pazo, que antes de su brevísimo paso por cancillería se desempeñó como secretario de Producción, supervisando varias áreas de Economía, Quirno es un funcionario de la extrema confianza de Caputo, de quien fue jefe de Gabinete cuando el hoy ministro encabezó la cartera de Finanzas.
También trabajó junto a él en el Banco Central y posteriormente lo acompañó en la consultora Anker, la misma que en 2023, por mediación de Santiago Caputo, sobrino del ministro, le alcanzó a Milei una hoja de ruta económica que hizo que Milei descartara su propuesta de una dolarización más o menos inmediata de la economía, respaldada por fondos internacionales.
De hecho, en los días previos a la integración del equipo económico, Quirno era mencionado como posible presidente del Banco Central, cargo para el que también se mencionaba a Demián Reidel, hoy jefe del Gabinete de Asesores presidencial, pero que finalmente se asignó a Santiago Bausili, también de Anker y del “team Caputo”.
Quirno tiene un posgrado en Economía de la Universidad de Pennsylvania, Etados Unidos, y acredita una larga trayectoria en el sector financiero nacional e internacional, habiendo llegado a ser director para América Latina de J.P.Morgan, donde también trabajó Caputo. En su carrera profesional también asesoró a gobiernos y empresas en EEUU, países latinoamericanos, Europa y Asia, experiencias que seguramente le servirán en su nueva responsabilidad como negociador económico internacional en la cancillería argentino.
El futuro secretario de Relaciones Económicas Internacionales tiene buenas relaciones no solo con Caputo: en el propio gobierno de Macri también trabajó como coordinador General de la secretaría de Finanzas cuando el Ministerio de Hacienda y Finanzas, la denominación de esos años, era encabezada por Alfonso Prat Gay, etapa en la que participó de la negociación con los fondos buitres y holdouts que había dejado el default de 2014 del segundo gobierno de Cristina Kirchner, para destrabar el acceso a los mercados internacionales.
Ayer viernes, cuando todavía no sabía de su nuevo destino internacional, Quirno había señalado en la red X “La baja del impuesto inflacionario y la baja del costo de capital han sido esenciales para que los activos argentinos recuperen valor!”, al repostear un cuadro que cuantificaba el “efecto riqueza” de la política económica expresado en el valor de acciones, bonos soberanos en pesos y en dólares y bopreales gracias a la constante baja del riesgo-país y la nueva reducción de las tasas de interés.
En ocasiones, Quirno hizo de punta de lanza en la defensa del plan económica. Por ejemplo, cuando Martín Guzmán, ministro de Economía del gobierno de Alberto Fernández entre diciembre de 2019 y julio de 2022, cuestionó la emisión de los bopreales y acusó a Economía de “dolarizar la deuda en pesos del Banco Central”, Quirno le respondió que la acusación era una prueba de su “falta de entendimiento de temas básicos” de la economía. “No se dolariza ninguna deuda. Se resuelve el problema de la deuda comercial que dejó el gobierno anterior”, afirmó Quirno.
Su función ahora tendrá más que ver con los llamados “sectores reales” de la economía y las condiciones y restricciones comerciales que algunos países imponen al acceso de bienes y servicios extranjeros a su economía.
Una experiencia reciente le servirá al respecto: Quirno fue uno de los funcionarios del área económica que acompañó a Milei a la reunión bilateral que en el marco de la Cumbre del G20 en Río de Janeiro el presidente mantuvo con su par chino, Xi Jinping.
De hecho, las relaciones económicas y comerciales con China será probablemente uno de sus grandes desafíos. El intercambio argentino con el gigante asiático acumuló un déficit cercano a los USD 90.000 millones desde 2008 a la fecha y en los primeros diez meses de este año se aproxima a los USD 4.000 millones. Un mayor acceso argentino a ese mercado es clave para mantener el superávit comercial, clave para que la economía argentina no vuelva a quedar presa de la escasez de dólares.