“Javier Milei es uno de los grandes referentes de las ideas de la libertad en el mundo. Lo podríamos definir como el presidente de la esperanza para Argentina”.
La frase pertenece a Daniel Lacalle, doctor en economía español que reside en Londres y un defensor de las medidas de shock que tomó –y toma– el Presidente argentino. En una entrevista con Infobae –en medio de un viaje al país, al que llegó como invitado de la Fundación Libertad que preside Gerardo Bongiovanni – este reconocido profesor de Economía Global y gestor de fondos de inversión, describió al mandatario local como un verdadero fenómeno global.
“Vaya si Milei es un fenómeno global, viajo por todo el mundo y me preguntan primero por Milei y despues de otras cosas”, resumió en el estudio de Infobae.
Lacalle, que es columnista y autor de libros traducidos a varios idiomas, como “Viaje a la libertad económica” y “La madre de todas las batallas”, está convencido de que Milei no entra en la categoría de “populista de derecha”.
“Populismo es cuando un político intenta apropiarse del concepto de pueblo y, además, intenta presentarse como una persona que ofrece cosas mágicas, fáciles y rápidas. Milei es exactamente lo contrario. Es uno de los pocos, o el único presidente de un país de la OCDE, que ganó las elecciones diciendo que las cosas eran muy complicadas y que lo iban a ser más aún. Es el único presidente que presentó, no mintiendo, diciéndole la verdad a la gente. Eso no es populista en ningún sentido. El liberalismo no suele ser algo que está identificado con la derecha, que suele ser bastante estatista. Milei es una persona de ideario claramente libertario, que en muchas cosas se contrapone a lo que ha sido históricamente la derecha estatista, muy orientada hacia un Estado grande, a políticas muy de demanda y no de oferta, que es lo que está llevando a cabo Javier Milei”, dijo el Economista jefe en Tressis Sociedad de Valores, co-gestor del fondo Adriza International Opportunities Fund, presidente del Instituto Mises Hispano y miembro del Consejo Académico de la Fundación Internacional para la Libertad.
— ¿Cuán parecido y diferente es Milei a Donald Trump?
— Milei tiene una serie de elementos comunes con Trump, como la defensa del sector privado como el motor del crecimiento económico, la importancia del gasto público controlado y la importancia de impuestos atractivos. Todo eso en lo económico; en otros factores son significativamente diferentes.
— ¿Por ejemplo?
— Trump es un político para el que el Estado sí es un factor muy importante. Un Estado potente; no grande, pero sí potente. Trump no es libertario; Milei es libertario. Es una diferencia significativa.
“Vaya si Milei es un fenómeno global, viajo por todo el mundo y de lo que me preguntan es de Milei y despues de otras cosas”
— ¿Qué balance hace del primer año económico de Milei?
— Milei recibió la peor herencia que yo he visto en ningún otro gobierno de los 150 países que analizamos. Recibió un país con una inflación del 25% mensual y un banco central con reservas negativas de más de 13.000 millones de dólares. Es algo prácticamente desconocido en cualquier otro país. Una economía devastada. Un país con 11 tipos de cambio no existe…
— Pueden haber sido más en un momento.
— Puede haber sido más en algún momento. La evidencia de una destrucción monetaria, económica, fiscal. Una herencia absolutamente devastadora. En un año, consiguió desde el principio superávit fiscal, algo que se decía que era imposible. Además, una reducción de la inflación del 25% mensual a menos del 3% mensual, pasó de una cantidad monstruosa de reservas negativas en el Banco Central a reservas brutas positivas, se empieza a ganar poder adquisitivo y se sincera el entorno monetario. El primer año es el principio de la solución, es terminar con la gangrena de la economía argentina para poder relanzarla. El propio consenso económico estima que el año que viene Argentina crecerá el 7%, la economía que más va a crecer de la región.
— ¿Por qué logró hacer todo eso en tan poco tiempo?
— Llevó a cabo medidas quirúrgicas inmediatas, sin caer en el error del gradualismo y con un enfoque inequívoco en la solución del problema deficitario, que luego es un problema monetario, posteriormente, uno inflacionario y con ello, de empobrecimiento de los argentinos.
— ¿Le preocupan los efectos que puede tener ese shock en términos de pobreza, de empleo y destrucción de pymes?
— Las pymes de Argentina están destruidas por una fiscalidad completamente confiscatoria. Esa es la herencia del kirchnerismo. Muchas pymes pagan más del 100% de sus utilidades en impuestos. No me preocupa las políticas de Milei sabiendo que son la solución a décadas de problemas. Es curioso: los políticos de izquierda parecen siempre que no tienen tiempo. Y cuando se trata de medidas de shock, con la izquierda nadie se queja. Gastar, aumentar el déficit, disparar la deuda, hundir la moneda. La izquierda tiene toda la capacidad de tomar medidas contundentes. Y, curiosamente, cuando llega un político liberal o libertario, resulta que son medidas de shock y que pueden tener efectos negativos. Cuando un país rico como Argentina ha sido destruido económicamente por políticas equivocadas durante años, me parece, como mínimo, que deberíamos darle un poco más que 12 meses de análisis; porque no es fácil reorientar una economía en la que hubo que evitar un corralito cuando se generó ese agujero brutal en el Banco Central, y cuando hay que evitar el empobrecimiento generalizado que general la inflación. Este país, si hubiese seguido con las políticas que llevaron a cabo Fernández y Massa, hoy no tendría una inflación de menos del 3% mensual, sino una de más del 50% mensual. Esa era la tendencia. Argentina estaba en una espiral que la llevaba a Venezuela.
“Milei tiene una serie de elementos comunes con Trump, como la defensa del sector privado como el motor del crecimiento económico, la importancia del gasto público controlado y la importancia de impuestos atractivos”
— ¿Cómo cree que va a seguir la economía local después de este primer año?
— La primera fase de Milei fue sincerar la economía y cortar la gangrena de un déficit público que estaba hundiendo la moneda y el poder adquisitivo de los argentinos. Esa es la primera fase: parar la sangría, como en cualquier operación ante una emergencia médica. La segunda es la de recuperación. En esa fase se va a tener que eliminar el cepo y todas esas barreras a la exportación. La economía de Argentina tiene que pasar por una fase de recuperación y luego una fase de fortalecimiento.
— ¿Cuánto tiempo puede tomar ese trabajo de reconstrucción?
— Si pensamos que llegar al superávit fiscal, reducir la inflación, sanear el Banco Central –que se decía que era imposible– se hizo en 12 meses, todo se puede hacer mucho más rápido de lo que parecía. Siempre que se continúe con medidas quirúrgicas, contundentes y serias.
— ¿En ese contexto, qué amenazas ve para la economía argentina?
— El factor más importante para Argentina, positivo y negativo, es el monetario. Argentina se recupera o se hunde por la moneda. Ya pasó. La destrucción de la moneda no es una casualidad. Los gobiernos de izquierda llevan a cabo la destrucción de la moneda porque es la manera más sencilla de nacionalizar la economía de manera encubierta. Es una manera de destruir al sector privado y nacionalizarlo todo, pagando con una moneda que cada vez vale menos. Es el sector público fagocitando al sector privado. En Argentina, nadie ahorra ni hace transacciones grandes o medianas en pesos. Hay que dejar libertad monetaria. Ya está ocurriendo otra cosa que decían que iba a ser imposible: los depósitos en dólares se están disparando. Eso, de por sí, demuestra que los argentinos están empezando a confiar en su propio sistema financiero cuando toman los dólares que tienen atesorados debajo del colchón, por poner un ejemplo visual, y lo llevan al banco.
— Usted mencionó la salida del cepo, ¿se pueden levantar los controles cambiarios en este contexto?
— No solamente se puede, se debe. El cepo cambiario es un arancel a la productividad. Es mentirle a la economía. No deja de ser una aberración económica en la que el gobierno está robando, directamente, los dólares que atesoran los exportadores y que se necesitan para que la economía crezca hacia el exterior y continúe fortaleciéndose para, literalmente, continuar engordando a un sector público completa y absolutamente ineficiente. Es un proceso de robo, un gigantesco impuesto. Me molesta tanto escuchar que es imposible hacerlo: lo que es imposible es mantenerlo porque no existe ese concepto en otros países.
“La primera fase de Milei fue sincerar la economía y cortar la gangrena de un déficit público que estaba hundiendo la moneda y el poder adquisitivo de los argentinos”
— Muchos analistas miran las reservas del Banco Central y aseguran que son muy bajas para hacerlo.
— Al Banco Central lo han demolido con reservas netas negativas y con la emisión de otra aberración que es deuda remunerada. El Banco Central tiene que tener en el activo, como mucho, algo que sea una reserva que permita que el pasivo, que es la moneda, se mantenga estable. Si en el activo lo que tenés es algo que destruye la moneda, no es un banco central, en realidad es una agencia estatal de renacionalización y de destrucción del sector privado.
— ¿Cómo se vivió desde España la tensión que hubo entre Milei y el presidente español, Pedro Sánchez?
— Me pareció una típica jugada política por parte del Gobierno español. El presidente de España y la vicepresidenta hicieron campaña por Massa. Eso es injerencia, pero además de eso hicieron campaña negativa insultando y diciéndole de todo a Milei. Dice mi querido profesor Carlos Rodríguez Braun que el mejor amigo del hombre no es el perro, sino el enemigo exterior. El Gobierno de España, ante una enorme cantidad de casos de corrupción que atañen a la familia y a los ministros del Presidente, buscó un enemigo exterior, en este caso a Milei, como el monstruo malvado que va contra sus supuestas políticas progresistas. Es un truco muy típico.
“El factor más importante para Argentina, positivo y negativo, es el monetario. Argentina se recupera o se hunde por la moneda. Ya pasó”
— En una charla reciente, en Mendoza, habló de “Oportunidades y Riesgos para América Latina. ¿Década perdida o Revolución liberal?”. ¿Cómo ve a la región?
— América Latina ya lleva una década perdida. Nos hemos acostumbrado a algo tan increíble como leer y escuchar que Brasil está en estancamiento, igual México y Chile, que Colombia no va a crecer prácticamente nada. La región se despega del crecimiento no solamente mundial sino del asiático. No es una casualidad: eso viene por la inseguridad jurídica, la inseguridad monetaria y la inseguridad fiscal. Hay una oportunidad que está liderando el presidente Milei desde Argentina, que se haga una verdadera revolución liberal. Viajo por la región y me dicen que ya se probó el liberalismo y no funcionó. Hay un problema grave a la hora de identificar qué es liberalismo, porque América Latina no ha vivido un proceso de liberalización y de poner como pilar fundamental del crecimiento al sector privado y de dar mayores oportunidades a ese potencial gigante de crecimiento que tiene. Si se sigue por el lado de la inseguridad jurídica, como está pasando en México con la reforma del Poder Judicial de Sheinbaum, y sigue por el lado de la inseguridad inversora, como está pasando en Chile, dejarán de entrar capitales y los inversores locales tampoco van a invertir. Es una pena porque el potencial es gigantesco, pero soy muy optimista de que de verdad se lleve a cabo una revolución liberal desde América Latina.
— ¿Cómo será la postura del próximo gobierno de Estados Unidos con la región?
— En América Latina se asume como si fuese algo nacido de la espontaneidad, las protestas y la llegada de grupúsculos cercanos al chavismo. No es una casualidad. Desde el Grupo de Puebla y desde el Foro de San Pablo y con la injerencia de Venezuela y de Cuba, hay claramente un objetivo de llevar esos regímenes al resto de América Latina. Por lo tanto, el gobierno de Trump, y con Marco Rubio en particular, será un antes y un después en cuanto a la posición de Estados Unidos. Se acabó la equidistancia entre las narcodictaduras y las democracias liberales. Desde el punto de vista económico va a ser muy positivo, porque fortalecer el crecimiento económico de Estados Unidos vía el sector privado y no vía el aumento de la deuda y el aumento de la inmigración, que es lo que ha pasado en los últimos cuatro años, es muy positivo para la región. Se habla mucho de los aranceles, pero no hay mayor arancel que una reforma judicial en la que se pone todo el riesgo legal en un país. La administración Trump va a ser como fue en 2016-2021, un acicate para el crecimiento positivo de la región. Va a dar el apoyo y va a pedir medidas serias por parte de México para frenar de manera contundente el tráfico ilegal de personas, de drogas y de armas. Si no toman esas medidas para acabar con esa lacra, lo único que se puede hacer es poner aranceles. Diferenciaría el problema con México con la región, que tendrá una oportunidad espectacular de crecimiento con esta administración.
“El gobierno de Trump, y con Marco Rubio en particular, será un antes y un después en cuanto a la posición de EEUU. Se acabó la equidistancia entre las narcodictaduras y las democracias liberales”
— Fue ejecutivo de la petrolera española Repsol, que controló YPF. ¿Durante cuánto tiempo?
— Casi diez años.
— No estaba en la compañía cuando el gobierno argentino la expropió en 2012, ¿pero cómo vio ese proceso?
— Fue completamente equivocado. Se podrían haber llegado a todo tipo de soluciones de mercado que no le hubieran costado el “impuesto Kicillof” a los argentinos. Me alegro mucho de que a YPF le vaya muy bien porque es una empresa maravillosa, pero se perdió mucho tiempo por haber llevado a cabo es proceso de manea comunista, irresponsable e infantil. Se podría haber evitado el infantilismo de la expropiación, algo que costó destrucción en cuanto a ingresos fiscales, posición financiera e inflación. Salió muy cara es nacionalización completamente infantil
— ¿En uno de sus libros habla de la energía como “la madre de todas las batallas”. ¿Por qué?
— La energía y la tecnología son los dos factores fundamentales de progreso. El acceso a energía competitiva, abundante y respetuosa con el medio ambiente, es esencial para que una sociedad sea próspera. Eso no significa tener materias primas: los países que las tienen suelen ser pobres y los que no, ricos. Pero la energía es mucho más, es el valor añadido que se genera, la capacidad de transformación de la sociedad que tiene. Por lo tanto, es la madre de todas las batallas, porque los países que están aprovechando ese potencial, con materias primas, pero también con el valor añadido de las renovables, las redes de distribución y el refino.
— Argentina tiene a Vaca Muerta.
— Es un recurso excepcional que debe afrontar desde la lógica del enorme compromiso inversor que requiere el mayor riesgo. Tiene que ser inversión eficiente. Hay que empezar a pensar en sindicar, licenciar, traer muchísimo mayor inversión para que lo que ahora es un potencial debajo del suelo se convierta en una realidad de riqueza por encima del suelo.