
Aunque Tesla ganó USD 1.142 millones en el segundo trimestre del año, en que entregó 206.421 vehículos, récord absoluto para la empresa, los resultados no están aún a la altura de lo que su cofundador y CEO, Elon Musk, espera.
Algo contrariado por una escasez de chips que calificó de “súper-loca” y otras dificultades logísticas que están demorando la producción y entrega de uno de los principales chiches de Tesla, la nueva versión del modelo sport “Roadster”, Musk escribió un correo electrónico a los empleados de la firma instándolos a trabajar “súper-duro” para seguir mejorando los datos de entrega en el tercer trimestre.
La escasez de chips, que afecta a varios segmentos de la industria mundial, está provocando dificultades “insanas”, dijo el multimillonario, cuyas empresas, además de Tesla, incluyen la aeroespacial SpaceX, con la que aspira a colonizar Marte, y Starlink, con la que ambiciona brindar servicios de internet satelital hasta en los lugares más recónditos del mundo.
Pero los problemas, explicó Musk a sus empleados, en un mensaje al que accedió la agencia Reuters, no deben ser causa para el desánimo, por lo que les pidió que trabajen para “asegurar un número de entregas digno” en el tercer trimestre, que se cumplirá a fin de septiembre.

“La oleada de entregas de este final de trimestre es inusualmente alta, pues hemos sufrido (como toda la industria), una escasez de piezas extremadamente severa al inicio”, explicó Musk al personal.
En el segundo trimestre, Tesla batió sus récords históricos de entrega, utilidades e ingresos (USD 12.000 millones). Pero la falta de chips y de piezas no le están permitiendo terminar muchos de los vehículos en sus plantas, que recibieron el mayor número de pedidos de la historia de la empresa.
Para lidiar con la escasez de chips, recurrió a un nuevo diseño de las baterías de litio-ferrofosfato (LFP) utilizadas en sus Modelos 3 e Y en China y que empezó a ofrecer a sus clientes de EEUU por correo electrónico. Además, aumentó el precio de algunos modelos, algo que Musk también atribuyó a los problemas en la cadena de suministro e hizo que la empresa considere la posibilidad de tener su propia fábrica de chips (lo que requeriría una megainversión) además de buscar asegurarse provisiones pagando por adelantado a proveedores de Taiwán, Corea del Sur y EEUU
Roadster: veloz, pero demorado
Una de las derivaciones de los problemas de producción es la demora en la entrega del nuevo Tesla Roadster, un modelo sport capaz de pasar de 0 a poco más de 96 kilómetros por hora en menos de 2 segundos y con un rango de casi 1.000 kilómetros con una carga de su pack de baterías de 200 kWh. Este Roadster de segunda generación, de un valor de base de USD 200.000 y que Musk anunció a fines de 2017, tal vez no pueda ser entregado ni siquiera en 2022, algo que probablemente moleste – y bastante- a quienes adelantaron USD 50.000 para reservar el “modelo básico” y hasta USD 250.000 por la serie “Fundador”.

En principio, el nuevo Roadster se produciría en 2020, horizonte que –pandemia mediante- se estiró luego a 2022, pero debido a la escasez de chips y los problemas de logística tampoco podría ser el año próximo. Recientemente, ante la consulta de un cliente de nombre Aaron por Twitter, Musk respondió que “el 2021 ha sido el año de la cadena de una escasez súper loca en la cadena de suministro. No importaría que tuviéramos 17 nuevos productos, porque no podríamos enviar ninguno. Asumiendo que 2022 no sea otro megadrama, deberíamos enviar el nuevo Roadster en 2023”.
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