Tenis arrogante, arrollador, inteligente y de muchas sutilezas en la vibrante final del Miami Open, que tuvo como favorito al mejor tenista de todos los tiempos, pero que encontró a un nuevo joven campeón en el circuito ATP. La lluvia retrasó el inicio de la final masculina por más de seis horas, lo que obligó a que la ceremonia de premiación del dobles femenino se anunciara como muy breve, para permitir el comienzo rápido del duelo entre Novak Djokovic y Jakub Mensik. A pesar de la tormenta que azotó a la ciudad de Florida durante gran parte de la jornada, el 85% del estadio se vio cubierto de público en sus butacas. El ingreso de los jugadores marcó claramente el favoritismo de la gente por la leyenda viviente del tenis, que mostraba molestias visibles sobre uno de sus ojos.
Las presiones eran distintas, con tanta distancia en sus carreras como las edades. Mensik, de 19 años, recién comienza a recorrer el circuito, mientras que Djokovic, que lo doble en edad -cumple 38 en mayo- intenta cerrar con dignidad su periplo por el profesionalismo. Novak iba por su título N° 100, el checo competía por el primero.
El arranque del checo fue arrollador. Impuso su potente servicio con una precisión letal para la pretendida devolución de Nole. A eso le agregó la arrogancia de una derecha entregada a hacer daño, preferentemente invertida, ya sea cruzada o paralela, para quedarse sin inconvenientes con sus primeros dos turnos de saque. En el medio, Djokovic no imponía su servicio y lo perdía rápidamente. La precisión y la velocidad que imponía Mensik no eran controladas por el serbio, quien recién en el cuarto juego, con el score 0-3, sacó a su servicio del letargo y consiguió mantenerlo en cero. El público volvió a estallar en aplausos, como lo haría con cada game que ganara Djokovic.
El checo mantuvo la distancia, pero Novak ya estaba en partido y comenzaba a controlarle la velocidad al rival con juego de slice, a uno y otro lado, hasta que en el séptimo game, Djokovic improvisó devoluciones profundas y arriesgadas, y aprovechó los yerros que empezó a cometer su rival. El set estaba igualado en cuatro, Nole ya se había metido en el ritmo de su joven contrincante y lo obligaba para forzar el error, pero esta vez Mensik no perdonó con su saque y, con el sexto ace, se quedó a un juego del primer set, 5-4.
Djokovic distribuyó juego, literal, durante su game de saque. No apostó a la diferencia física y buscó hacer que el checo jugara cada punto. Lo llevaba por el revés, para sacarlo por derecha y que tuviera que pegarla incómodo. Pero el revés empezó a acumularle errores a Jakub y puntos en favor del más experimentado de ambos.
El esfuerzo del serbio lo llevó a buscar una volea corta y muy abierta, que le provocó otra caía, la segunda, y el punto quedó fácil para su rival. Después de otro punto disputado, llegó el séptimo ace de Mensik, que lo dejaría nuevamente arriba, por 6-5.
Otro buen juego de servicio de Nole los llevó al tiebreak y el “Nole-Nole” caía como cascada desde lo alto del Hard Rock Stadium. El desempate comenzó a irse rápido para el serbio, sin embargo, cuando dieron vuelta 1-5, la gente salió a apoyar nuevamente a Djokovic, que descontaba y se acercaba. Pero todo quedaba a expensas del servicio de Mensik. A pesar de que la gente se entusiasmó en el momento en que Novak sacó 4-6, pero otra vez a patinar y a dejarle servido un smash a su rival, que cerró el set con un 7-4.
En resumen, con saques a más de 120 millas en la hora y siete aces de Mensik, un quiebre por lado, tres patinadas de Djokovic y varios errores no forzados del checo, generaron un primer set parejo, que al comienzo aparentaba ser diferente.
El público comenzó con tibieza el segundo set. El ruido de vajilla y cubiertos llegaba hasta la cancha desde los diferentes VIPs que posee el estadio. Mientras, Novak lo hacía fácil con su servicio y tomaba distancia en el arranque del segundo set, 1-0.
Todo continuó muy parejo hasta el quinto juego, en el que Djokovic sacaba 2-2. Una doble falta, la primera del partido, y un buen contra drop de Mensik lo dejaba en desventaja a Novak. Pero dos muy buenos servicios y el aliento de la gente lo sacaron de ese apuro. Mensik volvió a dejar otra derecha en la red y el público estalló, después de muchos minutos en favor de Djokovic, que seguía con la ventaja del turno de saque, por 3-2. El servicio seguía dándole dividendos al Next Gen, pero cada vez tenía menos efectividad, sólo el 50% de esos temibles primeros saques llegaban a su objetivo y 3 de 4 de ellos le daba el punto, lo que favorecía las pretensiones de su oponente. En el segundo set, Novak vencía en todos los rubros, excepto en errores no forzados (6-7): aces (3-1), efectividad del primer saque (74% a 50%), hasta en doble faltas (1-0). Pero en el octavo juego, Mensik emparejó todos los rubros y el escore.
Nadie se movió de sus asientos y en el 5-5 la gente jugó su rol en favor de Nole. En el momento complicado y detrás de un punto fantástico de ambos, muy bien resuelto por Djokovic, el estadio fue un solo alarido y un único nombre.
Con el saque del checo volvieron a un tiebreak. La gente estallaba en aliento a Nole, que entregaba todo lo que tenía en su repertorio, para frenar el potente juego del jovencito, que ya volvía a sumar otros siete aces, pero que volvía a meter en partido a Novak, con otro error de revés, que le retornaba el regalo con una derecha a la red, primero, y luego de revés, para dejar a Mensik con su servicio y un triple match point. En el segundo de ellos, otra vez más pisando el acelerador a más de 120 millas, consiguió que Djokovic tire una devolución defectuosa fuera de la cancha y le permita conseguir su primer título profesional, su primer Masters 1000, con otro 7-4 en el tiebreak.
Jakub Mensik, con sus 19 años, resolvió de manera acertada la propuesta de Djokovic. Apostó a su juego de potencia y distribución por toda la cancha, soportó los cambios de ritmo y dirección del serbio, y no se distrajo de su plan. Una gran final con un joven que estuvo a la sombra de otros juveniles y que ahora destaca aún más, quitándole otra chance a Djokovic de conseguir el título N° 100.
