El miedo como aliado: cómo lo afrontan los deportistas de alto rendimiento

Al margen de sus habilidades, los mejores del mundo no están exentos de sentimientos que pueden beneficiarlos o perjudicarlos. En su columna de “Subiendo a la red”, el autor repasa cómo manejan esas sensaciones aquellos que viven bajo presión

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“Cuando estás en el punto
“Cuando estás en el punto decisivo, los nervios están ahí, pero tenés que recordar que es solo un punto, no toda tu carrera. Eso me ayuda a mantenerme en el momento”, dijo alguna vez Juan Martín del Potro acerca del miedo (Foto: AP)

En una esquina del Arthur Ashe Stadium, la pista central de Flushing Meadows donde se disputa el US Open en la ciudad de Nueva York, una frase emblemática resalta en grande cuando se entra a la pista: “La presión es un privilegio”. Esta cita de la tenista Billie Jean King no sólo captura la esencia de la competición deportiva, sino también la manera en la que podemos redefinir nuestra relación con los nervios y la presión en cualquier ámbito de la vida: como un recordatorio de que todo lo que hacemos a alto nivel es un honor.

Yo siempre distingo entre dos tipos de presión, la del que no llega a fin de mes y la del que sí lo hace. Aquí, por supuesto, hablamos del segundo grupo, porque la presión del primero es infinitamente más difícil de gestionar. Por tanto, la presión se convierte en un privilegio siempre y cuando tus necesidades básicas estén cubiertas.

Una de las pocas cosas en el mundo que no discriminan son los nervios: afectan a campeones mundiales, a gente que busca trabajo, a profesionales experimentados y a estudiantes en su primer día de clase. Lo que sí cambia es la forma en la que entendemos el miedo y cómo respondemos ante él.

Carlos Alcaraz venció a Novak
Carlos Alcaraz venció a Novak Djokovic en la final de Wimbledon 2023, a pesar de los pronósticos y de sus propios temores (Foto: Clive Brunskill/Getty Images)

Cuando Carlos Alcaraz saltó a la pista central de Wimbledon en 2023 para enfrentarse a Novak Djokovic en la final, el joven tenista español llevaba el peso de las expectativas, los sueños de una generación y la presión de enfrentarse al rey del torneo. Sin embargo, contra todo pronóstico, Alcaraz se recompuso y venció en un partido que ya forma parte de la historia. Más tarde confesó: “Los nervios estaban ahí, pero aprendí a usarlos como energía positiva”. Este momento nos recuerda que los nervios no son necesariamente enemigos; son parte esencial de los grandes logros, tanto en el deporte como en la vida.

Pero el miedo no siempre opera de la misma manera. Por un lado, existe el miedo a ganar y el miedo a perder. Diversos estudios muestran que los deportistas tienden a rendir mejor cuando juegan para evitar una derrota, ya que este tipo de presión activa recursos automáticos que hacen que su ejecución sea más natural. En el golf, por ejemplo, un estudio de Jordet y Serrano demostró que los jugadores que lideraban antes de la última ronda a menudo cometían más errores por el miedo a ganar, ya que este genera un exceso de reflexión y sabotea habilidades ya perfeccionadas. Fuera del deporte, este “miedo al éxito” nos lleva a veces a crear una carga emocional que bloquea nuestra capacidad de tomar buenas decisiones. Centrarnos en la tarea y no en el resultado nos ayuda a reducir esta ansiedad.

“Los combates se ganan lejos del ring, con entrenamiento diario”

Muhammad Alí.

A pesar de sus 56
A pesar de sus 56 victorias -39 por la vía rápida-, Muhammad Alí nunca confió solamente en su admirable destreza. La clave estaba para él en el camino transitado hacia cada combate

Antes de un acontecimiento importante (presentación, examen, etcétera) hay una diferencia fundamental entre los nervios que surgen cuando no estamos preparados y los que sentimos cuando sí lo estamos. La sensación es la misma, pero el origen es totalmente opuesto. ¿Cómo saber cuál de los dos estamos sintiendo? Cuando nos decimos o pensamos frases como “ojalá se pase ya el día del examen (o la presentación)” normalmente significa que estamos preparados. Cuando no queremos que llegue aún el día, es probable que nos falte preparación. Este fenómeno en psicología se denomina la teoría del estrés y el afrontamiento. El estrés puede surgir cuando percibimos que lo que la situación nos pide supera nuestros recursos, pero es el afrontamiento (coping, en inglés) el que diferirá dependiendo de si tenemos los recursos adecuados para manejar la situación. En otras palabras, los nervios negativos (los que nos frenan) pueden indicar falta de recursos, mientras que los nervios positivos (los que nos empujan), aunque incómodos, suelen ser señales de que nos importa lo que viene a continuación.

“El miedo para mí es una ilusión. Nunca he tenido miedo de fallar, porque si lo hago, al menos sé que he dado lo mejor de mí.”

Michael Jordan.

Michael Jordan pasaba sus sensaciones
Michael Jordan pasaba sus sensaciones a modo positivo bajo la premisa de dejar siempre todo en la cancha (Foto: Globe Photos/mediapunch/Shutterstock)

El eustrés y el distrés son dos caras de la misma moneda. El eustrés, también conocido como “estrés positivo”, es el que permite que nuestro cuerpo se adapte ante una situación retadora y nos permita rendir mejor (por ejemplo, aumentando nuestra energía gracias a la activación). Es, por tanto, un estrés motivador y estimulante que nos impulsa a dar lo mejor de nosotros mismos.

El distrés, o “estrés negativo” puede obstaculizar nuestro rendimiento, ya que nos lleva a un estado de ansiedad y preocupación que puede generar bloqueo o la aparición de pensamientos negativos. Un ejemplo de distrés sería preocuparnos excesivamente por el resultado durante un partido o mientras preparamos un proyecto que vamos a presentar.

Diversos estudios muestran que las personas que interpretan sus sensaciones físicas de nerviosismo como eustrés tienden a rendir mejor en situaciones de alta presión. Y para lograrlo el primer paso es reconocer que tenemos miedo y aceptarlo, no negarlo. Como señala el experto en gestión del miedo David Caballero, “el miedo oculto, no reconocido, disminuye tu confianza en un 90%”.

¿Cómo afrontan los grandes deportistas las situaciones de presión?

Juan Martín Del Potro: “Cuando estás en el punto decisivo, los nervios están ahí, pero tenés que recordar que es solo un punto, no toda tu carrera. Eso me ayuda a mantenerme en el momento.”

Serena Williams el día de
Serena Williams el día de su retiro, cuando se dio cuenta que ese miedo, el del alto rendimiento, ya no lo sentiría nunca más (Foto: REUTERS/Mike Segar)

Serena Williams: “El miedo puede paralizarte o impulsarte. Yo elijo usarlo como energía para mejorar.”

Novak Djokovic: “Cuando los nervios llegan, trato de concentrarme en la respiración y en lo que puedo controlar en ese momento. Todo lo demás, lo dejo ir.”

Rafa Nadal: “Si pienso demasiado en lo que podría pasar si pierdo, entonces ya he perdido antes de empezar. Me concentro en el siguiente punto, no en el marcador.”

Gabriela Sabatini: “En el tenis y en la vida, los nervios son inevitables, pero he aprendido a verlos como un indicador de que algo importante está en juego.”

Roger Federer: “Incluso después de todos estos años, sigo poniéndome nervioso antes de los partidos. Lo veo como una buena señal: significa que todavía me importa.”

André Agassi: “La clave para manejar los nervios no es tratar de ignorarlos, sino aceptarlos y seguir adelante a pesar de ellos.”

Naomi Osaka: “Cuando me siento ansiosa o nerviosa en la cancha, trato de recordar por qué amo este deporte. Eso siempre me trae de vuelta al presente.”

Martina Navratilova: “El momento en que dejas de ponerte nervioso es el momento en que necesitas preocuparte. Los nervios son una señal de que todavía te importa.”

Quizá la clave está en recordar que cada momento de nervios esconde una oportunidad para crecer. Recordar que si no hay nervios ni presión, es imposible rendir al máximo.

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