Juan Román Riquelme reapareció públicamente en una extensa entrevista que estuvo marcada por una profunda evocación de su trayectoria futbolística y su vínculo con Boca Juniors. En diálogo con el podcast internacional Enfocados, conducido por los exfutbolistas peruanos Jefferson Farfán y Roberto Guizasola, el actual presidente xeneize se sumergió en recuerdos y confesiones que delinean su legado en el club y su relación con figuras emblemáticas del fútbol.
Durante la conversación, grabada en el vestuario de La Bombonera, una de las cuestiones por la que Riquelme fue consultado estuvo relacionada con los delanteros con los que mejor se entendió en el campo de juego. Sin titubear, estableció un podio integrado por Martín Palermo, Marcelo Delgado y Diego Forlán, a quienes atribuyó un papel fundamental en su carrera y en el afecto que le profesa la hinchada. “Elegir uno es difícil: Delgado, Palermo, Forlán… es difícil elegir uno, pero ellos fueron grandiosos. Me han hecho ganar y disfrutar mucho porque sin ellos seguro la gente no me tendría tanto cariño. Les debo mucho a ellos”, afirmó Román.
Al profundizar en las virtudes de cada uno, el ex 10 de Boca destacó la calidad de Forlán y Delgado, pero reservó un elogio singular para Palermo. “Forlán era maravilloso, Delgado, pese a que todos se recuerden sus tres dedos, es uno de los mejores delanteros de la historia de nuestro club, y Palermo es el máximo goleador”, explicó. Sobre el Titán, Riquelme fue enfático: “Era una cosa extraordinaria dentro del área, no vi a otro jugador igual”, subrayó sobre la excepcionalidad de su excompañero, más allá de los altibajos que marcaron su relación fuera del campo.

La historia compartida con estos atacantes abarca distintos momentos y equipos. Con Marcelo Delgado, Riquelme coincidió en Boca durante tres años, entre 2000 y 2003. La sociedad con Martín Palermo se extendió a lo largo de nueve años, en dos etapas: de 1997 a 2000 y luego de 2007 a 2011, en uno de los períodos más exitosos del club. En tanto, la dupla con Diego Forlán se forjó en el Villarreal español entre 2004 y 2006, consolidando una de las sociedades ofensivas más recordadas del fútbol europeo.
Riquelme aseguró que su lazo con Boca trasciende lo deportivo. “Boca es mi vida. Boca puede vivir sin mí, pero yo no puedo vivir sin Boca”, declaró con contundencia. Esta relación, que lo llevó a la presidencia, también influyó en decisiones personales, como su retiro en Argentinos Juniors para evitar enfrentar a Boca con otra camiseta. “Elegí ir ahí porque no quería jugar ante Boca y, al estar en la B, sabía que no lo enfrentaría. Cuando ascendimos, me retiré para no venir a La Bombonera con otra camiseta. Boca es mi vida”, reiteró.
Román también confirmó que el peruano Paolo Guerrero estuvo muy cerca de llegar a la institución: “Paolo estaba con un tema de su lesión, nosotros hemos mandado al doctor Batista. Lo miró y yo creo que hay jugadores que, no es por quedar bien, pero nacieron para jugar acá. Paolo lo hubiera hecho muy bien. Pero bueno, no se pudo”.

LAS MEJORES FRASES DE JUAN ROMÁN RIQUELME
El título más valorado en su paso por Boca: “Fue la Copa Libertadores del 2007, con Russo. Ese equipo jugaba bien. Yo creo que al hincha, por más que diga que le gusta que se tiren con la cabeza, también le gusta jugar bien. Por culpa de esa Copa yo creo que la gente me quiere un poquito más”.
Su admiración por Carlos Bianchi: “Carlos es especial para todos los bosteros. Boca tiene más de 100 años de historia, tuvo entrenadores gigantes como Lorenzo, Basile, pero es el técnico más importante. Es algo único, ganó la Libertadores más de una vez, la Copa del Mundo dos veces. Hizo cosas inolvidables. Imagínate lo grande que es para el club que se presentó en 1998 y recién perdió en 1999. Tengo una relación más que especial con él. Me trató de una manera especial y me animaba a decirle otras cosas. Pasaba por mi habitación cuando no entraba nadie. Tenía una relación con él de manera diferente”.
El breve paso por el Barcelona y la postura de su papá: “Fue linda y rara (la partida rumbo al Barca). Llegó en junio del 2002. Un año antes, 2001, en medio de la Copa contra Vasco da Gama, Boca me vendió al Barcelona. Me quedo acá, y me voy al año siguiente. Yo quería jugar toda la vida en Boca y mi papá también quería que jugara acá nomás. Imaginate, me fui cinco años y medio a Europa, y no me vino a ver un partido. Él quería que jugara acá, y yo también lo quería. Cuando volví acá, no faltó un partido. Pero me terminé yendo porque en abril me secuestraron a mi hermano y me empujaron a que me fuera: ‘Esta vez, te lo devolvemos, pero te tenés que ir’. Muchas chances no me dieron. Y me fui, estaba Van Gaal y aprendí un montón en el día a día, en los entrenamientos, impresionante, pero me dijo ‘Yo no te pedí. El presidente te trajo’ y le agradecí por la honestidad”.
La obsesión de Boca por la Copa Libertadores: “La del 2007 fue la que más disfruté, y creo que la gente también. Ese equipo jugaba bien. Durante toda la Copa, hicimos muchos goles. Por culpa de esa Copa, la gente me quiere un poco más. Era como jugar en el barrio. Al ser más grande, la disfruté mucho. Yo en la del 2000 y la 2001 no tomaba dimensión. Cuando le ganamos al Madrid, llamé a mis amigos y les pregunté ‘¿Están contentos ahí?’. Esa Copa disfruté mucho el día a día”.

La vuelta de Boca a la Libertadores en 2026: “En un momento parecía que era normal. Jugamos varias finales y no tuvimos la suerte de ganarla. Pero lo que tengo claro es que los jugadores que ganen la próxima Copa, la gente no los va a olvidar”.
Qué se siente jugar el Superclásico contra River en La Bombonera: “La semana es especial, distinta. Para nosotros, no hay nada igual que La Bombonera. Es la única cancha del mundo que se mueve. Vos te quedás quieto y se mueve. Es una experiencia única. Haberlo vivido y tener la suerte de jugar esos partidos fue maravilloso. Vos ganás el superclásico y sos... salís y lo único que tenés que pagar es la nafta. Después te regalan todo. El Superclásico va más allá del fútbol, le alegrás la vida a la gente”.
La victoria por 3-0 ante River en la Copa Libertadores 2000, el Superclásico más significativo que recuerda: “El día del caño a Yepes fue maravilloso. Llegó la pelota y pensé: ‘Me va a dar una patada…’. Yo quería que me pegara para frenar el partido porque quedaba poquito. El tema es que me siguió y la pelota se terminó yendo afuera, je”.
Su debut con la camiseta azul y oro contra Unión en 1996: “Fue el mejor porque a los sesenta minutos pateé al arco y me ovacionaron. Vinieron mi mamá, mis hermanos, gastamos un montón de plata. Tuve la suerte de que desde el primer día hasta el último me ovacionaron en la cancha. Fue raro e increíble, por eso es el más importante”.
Compartir cancha con Lionel Messi: “Hay jugadores de fútbol, y hay otros que no son jugadores de fútbol, juegan a otra cosa. A medida que pasó el tiempo, fue evolucionando. Antes era más rápido que la pelota. Se lastimaba por ser tan rápido. A medida que pasó el tiempo, empezó a dar pases gol, a hacer goles de tiro libre, que es increíble cómo patea. Hoy todos los chiquitos quieren ser Messi. Pero tienen que saber que él se quedó todos los días practicando, entrenando. En el vestuario él estaba en su mundo, pero cuando salía a la cancha, se transformaba. No se podía creer. Es Messi y cuando vuelve adentro, es el más sencillo de todos. Eso lo hace más grande”.
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