
La gira de polvo de ladrillo sudamericana del ATP Challenger se trasladó esta semana al norte del país para disputar el AAT Challenger Santander edición Tucumán. La protagonista en estos días ha sido la lluvia, que dejó más de 80 milímetros en la capital norteña y que llevó a que la clasificación se postergara para este lunes.
En uno de los rincones del Tucumán Lawn Tennis Club se encuentra Fermín Tenti, quien fue número uno en tenis de mesa latinoamericano y hasta venció al flamante campeón mundial Hugo Calderano, pero que a los 18 años decidió que su felicidad estaba en el tenista profesional.
A los cuatro años, comenzó a jugar al tenis para imitar a sus dos hermanos mayores: Benjamín, quien también fue tenista profesional, y Valentín. En el club Gimnasty de su ciudad natal, La Plata, practicaba gimnasia artística. A los ocho años, el dueño del club le comentó que tenía dos mesas de ping pong, y un día empezó a jugar. Con el tiempo, comenzó a disputar torneos interescolares y, en su primer año, no perdió ningún partido, lo que llamó la atención de varios entrenadores. Sus padres lo apoyaron y contactaron a un entrenador de Buenos Aires para que pudiera tomar clases.

A la espera de su partido de primera ronda de la clasificación en el Challenger de Tucumán (terminó ganando el lunes, luego de la reprogramación por lluvia), Tenti dialogó con Infobae sobre sus dos grandes pasiones: “Cuando empecé a viajar con el ping pong, hacía giras de dos o tres meses y no jugaba al tenis. Cuando regresaba de los viajes, jugaba dos o tres veces por semana. A los 13 años, le decía a mi entrenador: ‘Mirá que yo a los 18 me quiero dedicar al tenis porque es lo que realmente me apasiona’. A los 15 años dejé el colegio presencial y comencé a estudiar de manera online. Entrenaba tenis por la mañana y tenis de mesa por la tarde, pero a los 18 años finalmente me dediqué sólo al tenis”.
Como jugador de tenis de mesa, tuvo la oportunidad de viajar por todo el mundo, logró varios reconocimientos internacionales, se clasificó al mundial de mayores y participó en los Juegos Olímpicos de la Juventud en Nanjing, China, en 2014. Su perfil en el sitio oficial del Comité Olímpico Argentino -como jugador de tenis de mesa- todavía muestra aquella ambivalencia que lo atravesaba entre el sueño de “ganar la medalla de oro en un Juego Olímpico” y la idolatría por Roger Federer.

Casi una década después de haberse decidido por las canchas grandes, muchos de los que lo vieron brillar en el tenis de mesa todavía lamentan aquel cambio. Fermín sorprendía por su talento y estaba llamado a continuar la senda de Liu Song, aquel asiático que representó durante casi toda su carrera a la Argentina y que se ganó el cariño de su tierra adoptiva gracias a un alocado festejo tras conseguir la medalla de oro en los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011, casi sobre el epílogo de su vida deportiva. El platense le pone contexto a aquel golpe de timón que marcó su vida y su carrera.
“Cuando decidí dejar el tenis de mesa, no existía el approach que hay ahora entre Argentina y Europa; no había apoyo económico. Hubo posibilidades de ir a Europa o China, pero no contaba con el respaldo de un equipo. Era ir solo, y la verdad es que implicaba mucho sacrificio de mi parte. En ese momento, no era lo que me apasionaba; me encantaba el deporte, pero siempre mi verdadera pasión y amor fue el tenis. No me arrepiento de esa decisión, porque realmente disfruto lo que hago”.
Y continuó: “Creo que todo lo que he vivido a lo largo de los años me ha ayudado a aprender mucho y a mejorar. Empecé a jugar al tenis profesional relativamente tarde, y la parte de competición me hacía sentir bastante ‘bicho’, porque el tenis de mesa también te enseña eso. Ser deportista de élite te brinda una mentalidad interesante. Hoy, como persona, soy mucho más maduro que antes. El tenis te da muchos golpes duros; todas las semanas podés perder, viajas mucho y estás lejos de casa. La verdad es que no me arrepiento, soy feliz jugando al tenis, a pesar de todos los vaivenes”.

¿Qué expectativas tenía el platense con el tenis de mesa? “Siempre fueron un poco bajas, porque nadie a mi alrededor me demostraba o me generaba la sensación de que era posible. No había infraestructura ni los contactos que hoy existen. Creo que los primeros acercamientos con Europa y el mostrarse como uno de los mejores del mundo los generé, en parte, yo. A los 12 años, me invitaron a un campamento que buscaba formar esperanzas para ganarle a los chinos, y eso me puso en el mapa. Al ver cómo se entrenaban los demás y cómo entrenaba yo, sin desmerecer a los de Argentina, eran muy buenos, pero tenía compañeros de mi edad que entrenaban con el 30 del mundo y eso era algo normal. Para mí, se sentía muy lejano; no tenía los recursos económicos ni el contacto para decir: ‘No sé, me sale 5.000 dólares venir a entrenar con el 50 del mundo; bueno, lo hago’. Esa posibilidad no existía, y eso me fue frustrando”.
Consultado sobre la enseñanza de vida que ambos deportes le dejaron, señaló: “El tenis de mesa me dio valores muy importantes desde chico. Me enseñó a competir, lo que es tener una mentalidad ganadora. Recorrer el mundo, tener experiencias únicas, jugar un mundial a mi edad y disputar las Olimpiadas fueron oportunidades increíbles. El tenis, por otro lado, me dio un ‘golpe de horno’; necesitás tener una personalidad que con el tenis de mesa yo no tenía. El tenis es para gente valiente; todos los días hay que tomar decisiones, y quizás en el tenis de mesa no lo hacía porque la federación se encargaba de eso. Desde los 18 años, es necesario armar un presupuesto, establecer objetivos y perseverar ante las derrotas. Todo eso me generó confianza en mí mismo. Este año, que estuve fuera del tour, sentí que no soy solo tenis. Muchas de las lecciones que aprendí y que hoy se valoran en la vida en general, el tenis me las dio”.

En diciembre de 2016, Tenti consiguió su primer punto ATP. Su mejor ranking fue 561 y, en la actualidad, ocupa el puesto 1056. Hace un año, un edema óseo y una lesión en su rodilla derecha lo alejaron de las canchas por más de diez meses. Durante ese período, comenzó la carrera universitaria de marketing.
“Cuando me lesioné, existió la posibilidad de no volver a competir profesionalmente. Al principio, el edema óseo requería tres meses de recuperación, pero a los dos meses y medio quise volver a intensificar mi entrenamiento para regresar a competir. Sentí un fuerte dolor en la rodilla, y un médico me aconsejó hacer toda la parte de rehabilitación física. También tenía la opción de operarme, pero no me garantizaba que pudiera volver a jugar al tenis, ya que siete de cada diez deportistas que se operan no regresan a competir de forma profesional. Decidí no operarme, contraté a un especialista en rodilla que me ayudó mucho y, semana a semana, me fui sintiendo mejor hasta que pude regresar al circuito hace algunas semanas”, expresó el jugador, que hoy consiguió su primera victoria tras casi un año de espera y de una larga rehabilitación: le ganó a Franco Ribero por 7-6 (5), 2-6 y 6-4 al cabo de 3:20 hs de batalla.

El argentino mantiene expectativas moderadas para lo que viene: competir, estar sano desde lo físico, completar los partidos y finalizar la temporada dentro del top 500.
Su relación con Calderano, el campeón del mundo
Este último fin de semana el brasileño Hugo Calderano hizo historia al consagrarse campeón del mundo, convirtiéndose en el primer sudamericano (en realidad, en el primer jugador no asiático o europeo) en subirse al escalón más alto del podio en este tipo de competencias. Fermín y Hugo son contemporáneos, fueron rivales en las mesas y el argentino logró vencerlo en más de una oportunidad.
“Jugamos mucho cuando éramos chicos y, hasta los 15, tuvimos el mismo nivel. Después, él a los 16 años se fue a vivir a Francia con un convenio que habían conseguido en Brasil, empezó a entrenar con la selección francesa y pegó un salto más de calidad. La verdad es sorprendente porque en el tenis de mesa China siempre fue muy dominante y normalmente los únicos que le hacían fuerza era algún que otro europeo. Que haya conseguido ganarle a dos chinos y al mejor del mundo en la final, es una locura”.