A River lo esperan días trascendentales, noches y tardes llenas de tensión futbolera. El viernes visitará a Gimnasia y Esgrima La Plata, desde las 17 en el Bosque, pero sin la gran carga emotiva que tendrán los choques del próximo miércoles ante Independiente del Valle, en Quito, y del domingo 27 frente a Boca, en el Monumental. Partidos para que el equipo millonario intente levantar la cabeza y dar señales fuertes de vitalidad, o -por el contrario- para potenciar la sensación de disconformidad que invade a la gran mayoría de sus hinchas ante las dificultades para ganar que sufre el equipo: se impuso en uno solo de los últimos seis encuentros e igualó los cinco restantes.
A contrapelo de las expectativas que despertó el equipo con la llegada de ocho refuerzos, varios de ellos de renombre (Gonzalo Montiel, Lucas Martínez Quarta, Enzo Pérez, Giuliano Galoppo, Matías Rojas, Kevin Castaño, Gonzalo Tapia y Sebastián Driussi), el River de Marcelo Gallardo no levanta vuelo pese a que ya se jugaron diecisiete partidos oficiales en lo que va del año. De ellos, el conjunto de Núñez apenas ganó siete, con solo quince goles a favor a lo largo de todo el recorrido, lo que configura el registro más bajo de la historia en cuanto a contundencia ofensiva.
Gallardo y el plantel saben que están en deuda con el público riverplatense. Y son conscientes, también, de que se avecinan semanas decisivas, con la cercanía del Superclásico ante Boca, la etapa de definiciones en el torneo local y también con la búsqueda de un lugar en los octavos de final de la Copa Libertadores. El certamen de clubes más importante del continente es el objetivo prioritario de un año que entre junio y julio tendrá además la disputa del primer Mundial de Clubes de la historia con la presencia de 32 equipos, en Estados Unidos, un formato similar al de selecciones.
En uno de los próximos dos partidos, Gallardo deberá cuidar a la base del equipo titular. Regular cargas, evitar llevarlos al extremo físico tras la seguidilla de lesiones que tuvo el plantel en el último tiempo. Y se supone que esa rotación se dará el viernes en La Plata, ante Gimnasia, o el miércoles en Quito, frente a Independiente del Valle, teniendo en cuenta que cuatro días después -y con un incómodo viaje mediante- recibirá a Boca.
Ese es el quid de la cuestión para el Muñeco: ¿cuidar en el Bosque platense o en los 2850 metros de altura de la capital ecuatoriana?
Si la rotación se produce en La Plata, los titulares deberán afrontar dos choques cruciales en cuatro días con un viaje en el medio y el partido en la altura de Quito: primero ante Independiente del Valle y luego contra Boca. Y el choque copero tendrá una presión añadida: River tiene prohibido perder porque si ello ocurriera, podría quedar en la tercera posición del grupo y fuera de la zona de clasificación cuando quedarían tres encuentros por disputar.
River comparte la punta del grupo B de la Copa Libertadores con Barcelona de Guayaquil (ambos tienen cuatro puntos) e Independiente del Valle los persigue con tres unidades. Universitario de Lima todavía no logró sumar ningún punto.
Barcelona tendrá la chance el próximo martes de llegar a los siete puntos al recibir al conjunto peruano. En ese caso, River debería cuanto menos empatar en Quito al día siguiente para no resignar su actual puesto en zona de clasificación para los octavos de final.
A diferencia de lo que ocurrió en el último Superclásico, en el que River ganó 1 a 0 en la cancha de Boca con un gol de Manuel Lanzini el 21 de septiembre del año pasado, esta vez Gallardo no pondrá un equipo alternativo. En aquella oportunidad, el duelo en la Bombonera cayó justo en el medio de la serie de cuartos de final de la Copa Libertadores ante Colo Colo: River venía de igualar 1 a 1 en el choque de ida, en Santiago de Chile, y tres días más tarde tenía que recibir al conjunto chileno, al que le ganó 1 a 0 el partido de vuelta en el Monumental.
Ahora, al ser un partido por la fase de grupos contra Independiente del Valle, Gallardo pondrá con seguridad lo mejor que tiene a disposición en el Superclásico. No reservará nombres importantes para medirse ante Boca, como ocurrió la última vez.
En ese marco, es muy posible que uno de los habituales titulares que descanse el viernes, ante Gimnasia, sea Lucas Martínez Quarta. ¿El motivo? El marcador central acumula cuatro tarjetas amarillas y, en caso de recibir la quinta, se perderá el duelo contra el máximo rival de River. Por eso se perfila la presencia de Leandro González Pirez en su lugar.
Por lo demás, el chileno Paulo Díaz se perderá los encuentros ante Gimnasia, Independiente del Valle y Boca, y está en duda para el juego ante Vélez en el Monumental por un desgarro en el bíceps femoral de la pierna derecha.
Giuliano Galoppo estará a disposición de Gallardo para el choque en La Plata, tras recuperarse de una lesión muscular en el sartorio izquierdo, mientras que Gonzalo Pity Martínez recién estaría en condiciones para el Superclásico pues se demoró la etapa final de la recuperación de un desgarro en el sóleo de la pierna izquierda.
Maximiliano Meza, quien arrastra una tendinitis en la rodilla izquierda, también espera llegar para el duelo frente a Boca.
Se avecinan días importantes para River. A la espera de que el equipo levante vuelo de una vez por todas y encuentre la contundencia que anhela Gallardo, el técnico deberá gestionar los minutos de sus jugadores de un modo casi artesanal. El margen para los errores se empieza a achicar a medida que se acercan las etapas de definiciones y todo River espera por las mejores versiones del equipo, del propio Gallardo y también de cada una de las individualidades.
