Tras la absolución de Dani Alves por el delito de agresión sexual, su pareja Joana Sanz anunció que está embarazada

La modelo confirmó la novedad a través de un video en sus redes sociales

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Joana Sanz, esposa de Dani Alves, anunció que está embarazada

Joana Sanz, esposa del ex futbolista brasileño Dani Alves, anunció que está esperando su primer hijo, tres días después de que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) absolviera al reconocido jugador por falta de pruebas en el proceso por agresión sexual.

La noticia fue publicada por Sanz en su cuenta de Instagram, donde compartió un extenso testimonio sobre su camino hacia la maternidad, sin hacer mención directa al jugador. La modelo relató las dificultades médicas y emocionales que atravesó para lograr el embarazo, incluyendo dos fecundaciones in vitro, la pérdida de otros tres embarazos y una operación de trompas, además de haber sido diagnosticada con endometriosis. “Una mujer de veintisiete años sana se encuentra con dos FIV, tres pérdidas y de últimas una operación de trompas sumado a la aparición de endometriosis”, escribió la española. “La frustración y el por qué ‘todas’ se embarazan como por arte de magia me atormentaba”.

Sanz también abordó el impacto personal del proceso judicial que enfrentó su esposo y que, según sus palabras, la convirtió en blanco de ataques públicos en las redes: “Me señalaron, me insultaron, me amenazaron y me persiguieron durante dos años. Como si la que estuviera en el banquillo de los acusados fuera yo”, expresó la reconocida modelo.

En el mismo mensaje, la influencer pidió a quienes la hostigaron “que se documenten y eduquen”, al tiempo que expresó alivio por el cierre de una etapa: “Estos dos últimos años me he visto obligada a trabajar con una gran sonrisa y tragándome las lágrimas […] porque es lo que hay si quieres pagar las cuentas”.

El ex jugador de la
El ex jugador de la selección de Brasil fue absuelto (REUTERS/Nacho Doce)

La resolución del TSJC, que fue anunciada el pasado viernes 28 de marzo, revocó por unanimidad la sentencia dictada por la Audiencia de Barcelona que había condenado a Alves a cuatro años y medio de prisión. El tribunal concluyó que el testimonio de la denunciante “carece de la fiabilidad necesaria” para sustentar una condena penal. La sentencia de apelación critica a la instancia anterior por basarse en la credibilidad subjetiva del testimonio sin contrastarlo con otras pruebas materiales, como grabaciones de video, informes de ADN y peritajes dactiloscópicos.

“El salto argumental que da la sentencia de instancia […] elude lo que metodológicamente debió de indagarse, qué es el contraste de esa declaración con las demás pruebas”, señala el fallo. Además, se declara extinguida cualquier medida cautelar contra Alves, incluida la orden de alejamiento de la denunciante y el pago de indemnización.

El caso se remonta al 31 de diciembre de 2022, cuando una joven denunció haber sido agredida sexualmente por Alves en los baños de la discoteca Sutton de Barcelona. El jugador fue detenido poco tiempo después (20 de enero de 2023) y permaneció catorce meses en prisión preventiva. En febrero de 2024, la Audiencia de Barcelona lo condenó, pero le aplicó una pena reducida tras haber indemnizado a la denunciante con 150.000 euros. Un mes después, Alves salió en libertad provisional tras pagar una fianza de un millón de euros y comprometerse a permanecer en España.

El TSJC recordó en su sentencia que absolver al acusado no significa necesariamente aceptar la versión de los hechos presentada por la defensa. “El hecho de no dar por acreditada la hipótesis acusatoria no supone afirmar que la hipótesis verdadera sea la que mantiene la defensa del acusado”, indica el auto judicial. La abogada del ex futbolista, Inés Guardiola, declaró tras conocerse la sentencia: “Estamos muy felices, se ha hecho justicia, se ha demostrado que Alves es inocente”, según reportó la emisora catalana RAC1.

Dani Alves junto a Joana
Dani Alves junto a Joana Sanz (Europa Press)

El mensaje de Joana Sanz para anunciar su embarazo:

No quería compartir nada hasta que fuera más que evidente, pero quise compartirlo por las que están en la lucha.

Tuve que lidiar desde los veintidós años con preguntas de “¿para cuándo el bebé?”… Qué presión social tan aterradora. Nunca tuve instinto maternal, ese deseo de tener hijos o de que me guste cargar el bebé de alguien. Con el paso de los años mi grupo de amigas fueron teniendo bebés y las redes sociales se llenaban de nacimientos (supongo que por edad es lo que toca). No es una broma la frase de “se te va a pasar el arroz”. Hay tanto desconocimiento sobre la edad reproductiva de la mujer y que no es tan fácil quedarse embarazada. Hace cinco años me planteé con mucho miedo la idea de ser madre. Miedo porque un ser humano dependerá de mí para sobrevivir, miedo de no trabajar, miedo de perderme yo como mujer… Pero esto es otra historia. Lo que venía a contar es que una mujer de veintisiete años sana se encuentra con dos FIV, tres pérdidas y de últimas una operación de trompas sumado a la aparición de endometriosis. Me hice pruebas de todo tipo a lo largo de los años, con unos embriones divinos y sin encontrar el por qué a nada. La frustración y el por qué “todas” se embarazan como por arte de magia me atormentaba.

Estoy acostumbrada a que con esfuerzo, trabajo duro y perseverancia consigo lo que me proponga, pero esto no va así querida. Para colmo me tuve que tragar la dichosa pregunta de “¿para cuándo el bebé?” Una y otra vez con tanto dolor en el pecho. Perdí a mi madre hace dos años, no tengo padres ni hermanos, la sensación de orfandad y vacío me ha acompañado hasta el día que escuché el corazón de mi bebé por primera vez. Mi último embrión congelado, mi última esperanza de tener esa razón por la que ser fuerte en la vida. Aquí está, sana y creciendo. Y yo sé que fue mi madre quien me la envió para que nunca más me sienta sola, para que le eche ganas a la vida y tenga este arcoíris lleno de amor después de tanta tormenta. Aún no me lo creo y me despierto en la madrugada con el miedo de ver las sábanas llenas de sangre o cierro los ojos en las ecografías hasta que escucho que todo está perfecto. Todo llega, no desistas.