Ricardo Daniel Caruso Lombardi (63 años), conocido por su estilo frontal, su histrionismo ante las cámaras y su fama de técnico “bombero” y “saca puntos” en el fútbol argentino, se lanza ahora a una nueva faceta pública: será candidato a legislador porteño por la lista del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), que lidera el diputado nacional Oscar Zago.
La confirmación se dio en un video conjunto que ambos grabaron y compartieron este sábado, mismo día en que el MID recordó el golpe militar de 1962 que depuso al entonces presidente Arturo Frondizi, fundador del espacio.
El anuncio político de Caruso llega en un contexto de ruptura interna en la coalición oficialista de la Ciudad de Buenos Aires. Zago, quien había firmado una alianza con el PRO, se retiró de las negociaciones al ver que las principales candidaturas de la lista oficialista porteña quedaban en manos del macrismo. “Nos faltaron el respeto”, expresó el legislador, que poco después oficializó la candidatura del ex entrenador como una de las caras visibles de su armado alternativo.
Caruso Lombardi nació en Buenos Aires el 16 de febrero de 1962 y su historia en el fútbol se forjó en los márgenes de la Primera División. Como jugador, tuvo una carrera sin mayor resonancia, principalmente en clubes del ascenso, pero fue como entrenador donde alcanzó notoriedad. Su recorrido comenzó en 1994, cuando asumió la dirección técnica de Defensores de Belgrano en la Primera B Metropolitana. A partir de allí, construyó una reputación basada en la capacidad de rescatar equipos al borde del descenso.

En más de tres décadas de carrera dirigió a más de una veintena de clubes, entre ellos Argentinos Juniors, Racing Club, Newell’s, San Lorenzo, Quilmes, Tigre, Sarmiento de Junín y Belgrano de Córdoba. Su especialidad era la permanencia: llegó con equipos complicados en la tabla, los estabilizó y, en muchos casos, logró evitar la pérdida de categoría. Esa especialidad se convirtió en marca registrada, al punto de que su nombre se convirtió en sinónimo de “técnico saca puntos”.
Caruso consolidó una doble identidad pública. Por un lado, la del entrenador práctico y resolutivo; por otro, la del personaje mediático que interviene en los debates futboleros con vehemencia y teatralidad. Fue habitual invitado en programas deportivos, especialmente en señales como TyC Sports y TN, donde se desempeñó incluso como columnista.
Una carrera entre equipos e incidentes

La carrera de Caruso está atravesada por numerosos episodios de tensión. En 2005, cuando dirigía a Tigre, protagonizó una escena recordada en la cancha de Huracán. Tras una derrota envuelta en polémicas arbitrales, explotó frente a las cámaras y, entre lágrimas, anunció que abandonaría la dirección técnica. No fue así.
En 2008, cuando no tenía club, fue convocado por un programa televisivo para dirigir por una semana a un equipo de la Primera D en un clásico barrial. Aceptó el reto y logró una victoria por 3 a 0, mientras las cámaras documentaban su estilo de conducción. Poco después, recibió la recomendación de Diego Maradona para asumir en Argentinos Juniors.
Ese paso por la Primera División estuvo también atravesado por fricciones. En Argentinos se enfrentó públicamente con Diego Scotti, mientras que en Newell’s tuvo un cruce con Rolando Schiavi. Las tensiones se repitieron en Quilmes, donde discutió con el delantero Alejandro “Chori” Domínguez durante un partido ante River Plate, y en San Lorenzo, donde logró salvar al equipo del descenso pero terminó enfrentado con Carlos Bueno y otros referentes del plantel.
Su ciclo en San Lorenzo en 2012 quedó marcado por una escena que traspasó lo futbolístico: tras una entrevista en un canal deportivo, fue abordado por Fabián García, ex ayudante de Leonardo Madelón, y ambos se trenzaron en una pelea callejera, registrada por las cámaras. El episodio incluyó manotazos, insultos, un policía tratando de separarlos y una frase que quedó en la memoria popular: “¡No me midas!”.
El camino de Caruso Lombardi excede lo deportivo. Su figura se construyó en la combinación de resultados, declaraciones controversiales y presencia mediática. En más de una ocasión, se vio envuelto en conflictos con jugadores, dirigentes o colegas. En 2010, discutió con Omar Asad en plena cancha tras una derrota ante Godoy Cruz. En 2013, enfrentó a Diego Placente cuando dirigía a Argentinos. En 2016, protagonizó un altercado con hinchas de Sarmiento en una estación de servicio.

A fines de 2022, Ricardo Caruso Lombardi enfrentó uno de los momentos más difíciles de su vida. Un persistente dolor de cabeza lo llevó a realizarse una tomografía, y el resultado fue inesperado: los estudios detectaron un tumor cerebral de tres centímetros. La lesión, que no se encontraba en la zona donde experimentaba dolor, fue descubierta de forma fortuita, aunque su preocupación tenía un trasfondo personal: su padre había sufrido un aneurisma a los 60 años, y el técnico, por entonces de 61, decidió consultar.
Caruso mantuvo el diagnóstico en secreto durante varios meses. Siguió participando del programa TN Deportivo sin compartir públicamente su situación, mientras atravesaba estudios de rutina, consultas neurológicas y una creciente pérdida de visión. “Lo único que me calmaba para recuperar la vista era recostarme. Empecé a tomar diuréticos para eliminar líquido y ahí se me equilibró. Pero un día, la médica me dijo que me tenía que operar porque, si no lo hacía, a los cinco meses me iba a quedar ciego”, contó.
El 28 de enero de 2023 fue intervenido quirúrgicamente para extirpar el tumor, en una operación que duró seis horas. Permaneció varios días en terapia intensiva y luego inició un proceso de recuperación paulatina. Antes de esa fecha, había postergado la cirugía por temor y hasta atravesó una pancreatitis que le impidió alimentarse con normalidad durante cinco días.
Durante su recuperación, Caruso experimentó varios episodios de visión nublada que llegaron a poner en riesgo su integridad física. En un viaje a Mar del Plata, debió detener su vehículo en varias oportunidades al quedar momentáneamente ciego. “Me quedaba ciego. Tenía que parar y caminar 15 minutos para recuperar la vista. A la vuelta no manejé y me agarró la ceguera en Chascomús”, relató.
Tras superar la intervención, su mirada sobre la vida cambió. “Antes me molestaba con alguna decisión del VAR. Ahora pienso en que se quejen los presidentes de los clubes. Si un día tengo que hacer cinco cosas en el día y no puedo hacer dos, las hago al día siguiente”, reflexionó. En su análisis, el estrés acumulado durante años peleando descensos le pasó factura cuando su cuerpo por fin se detuvo. “No me cabe duda de que todo lo que sufrí me empezó a pasar factura”, afirmó.
Su última experiencia como entrenador fue en Miramar Misiones, un equipo del ascenso uruguayo, donde apenas dirigió algunos partidos antes de alejarse nuevamente del banco. Desde entonces, su actividad se concentró en los medios, en debates televisivos y, más recientemente, en la militancia política.
En el MID, Oscar Zago ve en Caruso una figura conocida con llegada al electorado popular. “Tiene bastante experiencia frente a las cámaras”, bromeó al presentarlo. La apuesta combina visibilidad mediática con un discurso de cercanía y descontento con las estructuras tradicionales. Resta ver cómo se traduce ese perfil en el escenario electoral porteño.
La candidatura de Caruso Lombardi no es un caso aislado: responde a una tendencia cada vez más frecuente de figuras del deporte y el espectáculo que incursionan en la política.