Camilo Ugo Carabelli, a horas de enfrentar a Djokovic: su relación dual con el tenis, las dudas del pasado y cómo cambió su mentalidad

Mientras espera por el choque frente al serbio en el Master 1000 de Miami, el tenista argentino mantuvo un profundo mano a mano con Infobae

Guardar
Carabelli se prepara para enfrentar
Carabelli se prepara para enfrentar a Djokovic

(Desde Miami) Dudó en jugar al tenis, un deporte que odia y ama, pero que hoy lo pone de frente a una gran oportunidad llamada Djokovic. Y, “¿por qué no nosotros?” La frase que acuña con su entrenador Fabián Blengino.

Introvertido, potente y de poco hablar, Camilo Ugo Carabelli es el tenista argentino de rendimiento más parejo en esta temporada 2025. Odia al tenis, ama al tenis, su clave fue convertirlo en un trabajo.

Camilo es el cuarto mejor sudamericano en cosechar puntos en el primer trimestre del año y candidato a ocupar una plaza de single en el equipo argentino de Copa Davis. Tiene un andar tranquilo y su cuerpo poblado de tatuajes, hincha de San Lorenzo, amante de los asados y de pasar el tiempo con familiares, novia y amigos, Camilo está pasando por su mejor temporada y sólo ha sido vencido por Sebastián Báez (y en tres ocasiones), desde su retiro frente a Román Burruchaga a fines de enero. Pasó de ser una de las promesas del tenis argentino a perderse en la lucha por establecerse en el circuito challenger.

Dueño de una personalidad que entrega por retazos en los tatuajes que esconde la ropa que cubre su cuerpo y en frases que desenrolla a modo de respuesta.

- Qué buen año, ¿no? Un febrero maravilloso y un marzo divino. ¿Qué te permitió hacer el click?

- La verdad que es increíble. Yo creo que vengo laburando muy bien desde el año pasado. Obviamente, los resultados no llegan automáticamente, por eso creo que están llegando recién ahora. Pienso que uno de los clics fue empezar a ver el tenis y a tomarlo como un trabajo, eso me hizo estar más enfocado y ser más profesional. Creo que eso fue lo que más me ayudó, la verdad.

- Batistuta decía que el fútbol para él era un trabajo, que no veía fútbol, y le fue bastante bien. ¿Sería un caso similar al tuyo? Porque vos decías que preferís estar en tu casa con tu novia, con tu perro, tus amigos, pero estás acá.

- (Agacha su cabeza una vez más, lo hace antes de empezar a hablar, sonríe) Sí, sí, yo creo que sí. Me gusta el tenis, cada vez me gusta más. Creo que es una relación de amor-odio, más que nada. Pienso que el 90 por ciento de los tenistas te van a decir lo mismo. Si me lo preguntás hoy, hoy lo amo. Pero si me lo preguntabas hace un tiempo o, no sé, en el futuro cuando los resultados no lleguen o estén las cosas peores, creo que te voy a decir que lo odio. Pero creo que verlo como un trabajo fue y es lo que a mí me está ayudando en este momento. Obviamente, hay veces que prefiero estar en mi casa, con el perro, con mi familia, con mis amigos, con mi novia y todo eso que me hace feliz. Verlo como un trabajo te ayuda, realmente, a tener otra responsabilidad y a tomártelo de otra manera. Si mirás un poco hacia atrás, llegás a ver el esfuerzo que hiciste.

Camilo Ugo Carabelli se clasificó
Camilo Ugo Carabelli se clasificó por primera vez en su carrera para la tercera ronda del Masters 1000 de Miami

- ¿Sentís que hiciste mucho esfuerzo para llegar a acá?

- Sí, obviamente (le cuesta mirar al interlocutor, como intimidado. Su mirada vuelve a danzar). De chico me costaba un montón viajar, porque me perdía de muchas cosas. Lamentablemente, yo fui al colegio hasta cuarto año, me encantaba estar con mis amigos, volver al colegio, ser y sentirme un chico normal, disfrutar la adolescencia.

- ¿Lo sentías como un sacrificio, pensaste en dejarlo todo?

- Mirá, todo el tiempo, cada vez que tenía que viajar o ir a algún torneo o estar un mes y medio en Europa, con 16 o 17 años, me preguntaba a cada rato si realmente iba a valer la pena todo el esfuerzo que estaba haciendo, porque si no salía bien, eso yo no lo iba a poder recuperar nunca. Todo lo que me estaba perdiendo de mis amigos y de mi adolescencia. Pero, la verdad, hoy que soy un poco más grande y maduro, estoy recontra orgulloso de habérmela bancado.

- ¿Y cómo te ves ahora en tu relación con el tenis?

- Yo me veo bien, pero si me empieza a ir mal no voy a tirar todo a la mierda. Son momentos y pasa en todos los niveles. Yo me acuerdo que cuando arranqué a jugar Juniors y, después, Futures los resultados no llegaban. Ya estoy acá, me acostumbré. Obviamente, voy a seguir luchando por lo mío y todos los días trato de dejar lo mejor de mí, aunque no todos los días me levanto de la mejor manera. Esos días son en los que trato de dejar todo lo que tengo, ése es uno de los objetivos de mi carrera y de mi vida. Con mi psicólogo (Pablo Pécora) nos pusimos el objetivo de dar lo máximo todos los días, de acá hasta que me retire, y que me sirva, también, para para la vida.

- ¿Tenés amigos dentro del circuito?

- No, (piensa, busca las palabras para decirlo) la verdad que no. La palabra amigo, para mí, es una palabra realmente fuerte. Tengo muchos a los que considero amigos míos, pero son a los que conozco desde chico y que si tengo un problema, claramente, los puedo llamar a ellos. Pero son amigos del colegio, del club, a esos siento que sean realmente mis amigos. En el tenis tengo muy pocos, te diría que dos o tres. Contaditos con la mano.

- ¿Cuál recordarías como un momento muy bueno en tu carrera?

- Bueno, este año tuve varios, pero uno de los momentos más lindos que viví fue en Roland Garros, cuando pude pasar la Qualy y lo jugué por primera vez. Además, a los primeros Grand Slam uno va con expectativa de estar ahí y es un premio gigante. Todo nuevo y encima ganar una ronda en cinco sets. Nunca había jugado cinco sets, la verdad que ése fue uno de los momentos que más recuerdo.

- ¿Y un mal momento?

- Y, un muy mal momento fue cuando del colegio no me pudieron bancar más. Me dolió mucho, porque a mí me encantaba ir al colegio y, como te dije antes, sentirme un chico normal o un chico más. Yo fui al Secundario hasta cuarto año, pero vino el director y me dijo: “Mirá Camilo, el año que viene no vas a poder estar en el colegio, porque ya no te podemos bancar más”. Es que tuve muchas faltas, porque de lo contrario era imposible jugar al tenis, tuve más o menos 90 faltas. Ese año fue muy duro para mí, no pude ir al colegio, yo no entendía nada. Ahí fue cuando me preguntaba todos los días: “Che, ¿qué estoy haciendo? ¿Esto realmente valdrá la pena?” Ese fue un momento muy duro y recuerdo que ese año solo jugué seis o siete torneos, nada más, porque estaba mal y no quería salir de mi casa.

- Te acostás, soñás y… ¿qué sueño te gustaría cumplir?

- La verdad es que me gustaría mucho jugar Copa Davis. Es algo hermoso. Veo a los chicos con los que yo crecí, Navone, Facu Díaz Acosta, Báez, Fran Cerúndolo, Tommy Etcheverry, son todos chicos que jugaron conmigo y que ya debutaron. Hay mucha competencia, hay nivel muy bueno para representar a la Argentina y eso es un orgullo para todo el país. Jugar Copa Davis y avanzar a segunda semana de un Grand Slam son parte de mis sueños.

La historia de los estados de ánimo y de sus seres queridos puede leerse sobre la piel de Camilo.

- Una calavera, un búho, un reloj y flores en el brazo izquierdo. En los pies, las fechas de nacimiento de sus padres. Tu cuerpo cuenta mucho tu historia. ¿Cuáles serían los que más querés?

- Los más importantes son los que más quiero y los tengo en las costillas. Ahí tengo tatuados los nombres de mi hermano (Jeremías), que es lo más grande que hay, de mi viejo (Gustavo) y mi vieja (María Marta). Y también tengo tatuado el escudo de San Lorenzo en la misma costilla (se ríe).

- Pero, también, tenés alguno de los tatuajes que sólo estaba ocupando lugar.

- Sí, éste (mientras muestra una mariposa sobre la mano derecha y otro que tengo acá (una calavera) en la parte abdominal. A la mariposa en la mano me la hice, creo, en un momento duro de mi vida. Fui y dije: “Bueno, me voy a tatuar uno como para boludear un poco. Y no es que me arrepienta, pero cuando lo veo me pregunto: “¿Para qué me lo hice? Porque, la verdad, no tiene ningún significado y yo siempre trato de que los tatuajes tengan algún significado.

- Cambiaste tu vida, ¿te considerás alguien diferente?

- La verdad es que me siento un chico normal, que tiene una familia detrás y muchos a quienes agradecerle, a todos los que estuvieron siempre. Muchos amigos, a mi novia Martina, con la que estoy hace 10 años, a mi familia, que siempre me apoyaron en todo sin obligarme a nada, y a mi sponsor Mariano Hankovits, que me acompaña desde los 12 años, sin él ésto no hubiera sido posible.