
El mismo Pulga Rodríguez que este domingo entrará con 40 años al Monumental en busca de dar el golpe con Atlético Tucumán ante River Plate pudo haber jugado en otro templo del mundo del fútbol: el Santiago Bernabéu. Y como local, como parte de un plantel que incluía a Iker Casillas, Roberto Carlos, David Beckham, Zinedine Zidane, Luis Figo, Santiago Solari, Esteban Cambiasso, Ronaldo Nazario...
El talentoso y entrañable delantero estuvo a un paso de lucir la camiseta del gigante español, luego de participar en un torneo juvenil en Europa. Después, tras el desencanto, que incluyó un mal momento en una prueba en Rumania, colgó los botines momentáneamente y trabajó como ayudante de albañil... Hasta que el fútbol lo recuperó. Y, hoy, interminable, sigue dejando pastillas de su talento con el Decano.
El Pulga gastó sus primeros botines en Unión de Simoca, a poco más de 60 kilómetros de San Miguel de Tucumán. Sus cualidades deslumbraron a Hugo Juárez y José Ismail, quienes se lo llevaron a Proyecto ORI, un centro de formación con vínculos con el Inter de Italia. A los 14 años, incluso vivió en la pensión del Neroazzurro con otros tres juveniles argentinos y disputó varios amistosos con buen rendimiento; hasta estuvo de visita en la casa de Javier Zanetti, aunque debió volver al país. Sin embargo, tuvo revancha.
“En 2003, con ORI, jugué un Mundialito en Las Canarias. Nos eliminó Barcelona, pero me eligieron el mejor del torneo. La selección mexicana juvenil jugaba un amistoso contra Real Madrid y me invitaron. Anduve tan bien que le interesé al Real”, le contó Rodríguez al diario La Gaceta en 2007. “Queremos que te quedes”, le dijo el coordinador del Merengue, presto ya para ultimar detalles con la familia del futbolista. Pero el acuerdo entre ORI y el Inter le bajó la persiana al sueño.
Esa posibilidad que pasó tan cerca resultó un golpe para la Pulga. Y se complementó con otra frustración. Los mismos representantes le hablaron de la chance de una prueba en Rumania, más precisamente en el Craiova; con la promesa de que recibiría 500 dólares mensuales. En consecuencia, decidió embarcarse en la aventura, junto a otras promesas. Tras una travesía larguísima, los chicos llegaron a la estación de trenes de Bucarest, sin dinero ni comida, a la espera del contacto que los pasaría a buscar. Pero nadie apareció. Deambularon por los andenes y un local de comidas rápidas durante 10 horas, hasta que alguien los recogió. La decepción fue una bofetada demasiado fuerte. Rompió con sus apoderados, volvió a Simoca, y el fútbol pasó a ser apenas un entretenimiento.
“Pasé del Real Madrid a ser ayudante de albañil”, reveló. En efecto, sin la pelota en sus pies, se dispuso a buscar un oficio. Pero tanta destreza no podía quedar arrumbada. Walter, su hermano, también futbolista, lo convenció para que no desperdiciara sus cualidades. Y la Pulga volvió a amigarse con la redonda, primero en el club de la UTA, luego, en Racing de Córdoba.
El camino posterior es más conocido. Atlético Tucumán, donde es uno de los máximos ídolos de la historia, un paso por Newell’s, la citación a la Selección en la etapa en la que Diego Maradona era el director técnico, el título y su marca en Colón, Gimnasia, Central Córdoba y otra vez su hogar, donde cada vez que entra ofrece alguna caricia para los fanáticos del fútbol. Esta vez volverá a visitar el Monumental, el recinto más grande de Sudamérica en la actualidad. Como el Bernabéu, que no lo pudo disfrutar, un escenario apropiado para su talento, en el que Atlético buscará reponerse del golpe ante la Lepra, ante un River que apostará a recuperarse tras la Supercopa Internacional que perdió ante Talleres.