New York Yankees, una de las franquicias más icónicas del béisbol, ha decidido poner fin a una de sus reglas más distintivas: la prohibición del vello facial. Según informó el equipo en un comunicado oficial, los jugadores y el personal uniformado ahora podrán lucir barbas bien cuidadas, marcando el fin de una política que estuvo vigente desde 1976. Hal Steinbrenner, actual propietario del equipo, explicó que esta decisión se tomó tras un extenso proceso de reflexión y diálogo con jugadores actuales y antiguos miembros de la organización.
En el comunicado, que fue lanzado en las redes sociales oficiales de la entidad, Steinbrenner señaló que las conversaciones sobre esta política no son nuevas, sino que han sido parte de un debate interno que se ha prolongado durante años. “En las últimas semanas, he hablado con un gran número de antiguos y actuales Yankees, de todas las épocas, para conocer sus puntos de vista sobre nuestra antigua política de vello facial y aseo personal, y agradezco sus sinceros y variados comentarios”, expresó. Añadió que, tras considerar cuidadosamente las opiniones recibidas, llegó a la conclusión de que era momento de actualizar las normas del equipo.
Dicha regla que prohibía el vello facial, salvo el bigote, fue instaurada en 1976 por George Steinbrenner, padre de Hal y entonces propietario del equipo. Con antecedentes en la Fuerza Aérea, el mandamás implementó esta política como parte de un esfuerzo por proyectar una imagen de disciplina, profesionalismo y orden dentro de la organización. La norma establecía que “todos los jugadores, entrenadores y ejecutivos masculinos tienen prohibido exhibir cualquier tipo de vello facial que no sea el bigote (excepto por motivos religiosos), y el pelo del cuero cabelludo no puede crecer por debajo del cuello”.
Esta política se convirtió en un sello distintivo de los New York Yankees, diferenciándolos de otros equipos de las Grandes Ligas de Béisbol (MLB). Durante casi cinco décadas, todos los jugadores que pasaron por la organización tuvieron que cumplir con estas estrictas normas de aseo personal. Figuras como Reggie Jackson, Jason Giambi, Johnny Damon, Andrew McCutchen y Gerrit Cole se vieron obligadas a modificar su apariencia para ajustarse a las reglas del club.
No obstante, en el comunicado se hizo hincapié en que los jugadores y el personal uniformado podrán lucir barbas, siempre y cuando estén bien cuidadas y cumplan con las expectativas de aseo del equipo. A pesar de esta flexibilización, se mantendrán otras normas relacionadas con la apariencia, como la exigencia de llevar el cabello corto y mantener un aspecto ordenado. Esto busca preservar ciertos estándares tradicionales de la organización, al tiempo que se permite una mayor libertad de expresión personal entre los jugadores.
A pesar de que las normas se tenían que cumplir de forma tajante, hubo varios casos que llevaron la regla hasta el límite. Uno de ellos fue el nuevo cerrador de los Yankees, Devin Williams, quien no estaba muy conforme con tener que afeitarse antes del comienzo de los entrenamientos de cara los encuentros de preparación. De hecho, lució barba incipiente durante el día de la fotografía del equipo, antes de afeitarse completamente.
Por su parte, en los últimos años esta situación se estaba repitiendo, ya que varios jugadores se dejaron crecer la barba más de lo permitido, y el manager Aaron Boone tuvo que llamarles la atención. Anteriormente, Don Mattingly fue enviado a la banca durante un partido en 1991, cuando se negó a cortarse el pelo.
El comunicado oficial completo de los New York Yankees
Declaración del socio gerente de los Yankees, Hal Steinbrenner.
Alteración de la política de vello facial de los Yankees.
En las últimas semanas, he hablado con un gran número de antiguos y actuales Yankees, de todas las épocas, para conocer sus puntos de vista sobre nuestra antigua política de vello facial y aseo personal, y agradezco sus sinceros y variados comentarios. Estas últimas conversaciones son una prolongación de un diálogo interno que se remonta a varios años atrás. En última instancia, la decisión final recae en mí y, tras considerarlo detenidamente, modificaremos nuestras expectativas para permitir que nuestros jugadores y el personal uniformado lleven barbas bien cuidadas en el futuro. Ha llegado el momento de ir más allá de la comodidad familiar de nuestra política.
