Las aventuras de Robert Waltner, el húngaro que jugó en Boca: de los ásperos duelos con Schiavi a la cena que terminó en blooper

El delantero arribó como refuerzo en 2002, pero no llegó a debutar oficialmente. En diálogo con Infobae cuenta su experiencia, el día que vio de cerca a Maradona y el tesoro que se llevó a su país

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Walnter, en la actualidad y
Walnter, en la actualidad y en su paso por el Xeneize

Hubo un refuerzo en la historia xeneize que resultó tan exótico como llamativo. Boca venía de terminar la exitosa etapa de Carlos Bianchi como entrenador, con dos títulos de Copa Libertadores y un triunfo histórico ante Real Madrid por 2-1 en la final de la Intercontinental 2000. Tras la caída ante el Bayern Múnich en Japón, en diciembre de 2001, los dirigentes boquenses eligieron a Oscar Washington Tabárez para suceder al Virrey. El primer semestre no fue bueno e incluyó una derrota por 3-0 ante River en La Bombonera y la eliminación en los cuartos de final de la Copa Libertadores ante Olimpia de Paraguay. Estos dos golpes pusieron en duda la continuidad del DT uruguayo , aunque finalmente la dirigencia lo ratificó en el cargo.

En el segundo semestre de 2002, hubo una depuración en el plantel de jugadores. Aquel año se fueron referentes como Cristian Traverso, Mauricio Serna, Walter Gaitán, Julio Marchant, Juan Román Riquelme, Antonio Barijho y Oscar Córdoba. Inmediatamente llegaron nuevos refuerzos, entre ellos, Robert Waltner, quien en aquel entonces tenía 24 años.

El húngaro arribó a préstamo por un año desde el Zalaegerszeg, campeón de la liga de su país. El delantero, elegido para ser el sucesor de Martín Palermo, llegó a cambio de 150.000 dólares, con una opción de compra de un millón de la misma moneda.

El 12 de julio de 2002, Waltner y su familia llegaron a Buenos Aires. Unos días después, se hizo la presentación del atacante que arribó con todas las luces desde Europa. “No puedo creer lo grande que es Boca. Aparecí en una foto de un diario y ya me saludan. Es más, fui a un negocio de ropa y el dueño, que era hincha de Boca, me reconoció y me hizo el 30 por ciento de descuento por un autógrafo y una foto. Increíble”, relató en su momento el futbolista, con la ayuda de Martín, un traductor que la embajada de Hungría puso a su disposición durante su estadía en Buenos Aires.

El exdelantero nació el 20 de septiembre de 1997 en Kaposvar, donde inició su carrera deportiva. En su país, vistió la camiseta de cuatro equipos (Kaposvan, Videoton, Ujpest y Zalaegerszeg), jugó 159 partidos y marcó 57 tantos, previamente a su llegada a la Argentina.

“Sólo marqué un gol en el equipo B, jugué 5 partidos allí y luego me operaron. No cualquiera puede jugar en un equipo en el que brilló Diego Maradona”, le confiesa a Infobae sobre su paso por Brandsen 805.

A pesar de no convencerlo, Tabárez decidió probarlo. Entonces, el húngaro se entrenó en Casa Amarilla. Estuvo con el resto del plantel, aunque ni siquiera llegó a jugar ni un solo minuto en un partido oficial. Waltner quedó relegado ante delanteros de la talla de Carlos Tevez -aquel año debutó en Primera-, Guillermo Barros Schelotto, Marcelo el Chelo Delgado, Héctor Bracamonte, Roberto Sosa y Raúl Estévez.

Luego de jugar varios partidos en la Reserva boquense, en octubre debió pasar por el quirófano por una sinovitis en el tobillo derecho. El regreso de Bianchi como entrenador marcó su final en el 2003. Su último partido fue contra MetroStars de la MLS, amistoso que se jugó en La Bombonera e integró la delantera con Bracamonte.

“A veces sueño con volver a la Argentina. Me impresionó la hinchada de Boca. Hay una cultura especial; ojalá algún día puede volver”, remarca el húngaro desde su país, donde vive junto a su familia, integrada por dos hijos y su esposa Petra.

Rodeado de otros refuerzos de
Rodeado de otros refuerzos de Boca, entre otros, Hugo Ibarra, Raúl Cascini y el Pipa Estévez (NA)

- ¿Que es de su vida, Robert?

- Estoy muy feliz en este momento. Tengo un trabajo en mi país y cerca de mi casa. De esta manera, puedo estar con mi familia todos los días. Esto es un gran alivio para mí.

- ¿A qué se dedica?

- Vivo en Kaposvár. Nací aquí. Actualmente trabajo en el Szentlőrinc, en la Segunda División húngara, como entrenador de fútbol. Completé el curso de director técnico profesional. El equipo acaba de ascender a Segunda. Lo estamos haciendo muy bien como recién llegados. Actualmente ocupamos la quinta posición en la tabla.

- ¿Cómo fueron sus inicios en el fútbol?

-Crecí en un pequeño pueblo de Kaposfő y allí empecé a jugar al fútbol. Cuando tuve mi primer balón, me enamoré inmediatamente del fútbol. Tenía 12 cuando fiché por el equipo de Kaposfő y dos años más tarde, ya estaba en el equipo juvenil de Kaposvár. Fue algo muy importante. Allí empezó realmente mi carrera.

- ¿Por qué decidió ser futbolista?

- Me encantaba jugar a la pelota. El primer Mundial que recuerdo fue el de México 1986, que ganó Argentina. Y admiraba a Diego Maradona en la televisión, porque hacía magia en la cancha. Eso hizo que amara aún más el fútbol. Empecé a soñar y quería ser un gran jugador también, como él.

- ¿En Hungría hay mucha pasión por el fútbol? ¿Es el deporte más popular?

- Sí, en Hungría también les encanta el fútbol. Es el deporte más popular, pero no se puede comparar con el fanatismo argentino. Lamentablemente, todavía estamos muy lejos. Lo que viví en Argentina, cómo los hinchas viven y mueren por el juego, nunca volví a vivir algo igual. Es algo único en el mundo.

- ¿Observa los partidos del fútbol argentino?

- Sigo las páginas de Boca Juniors en Facebook e Instagram y sigo el rendimiento del equipo, me veo todos los partidos. Cuando Guillermo Barros Schelotto era el entrenador, prestaba especial atención al rendimiento del equipo y lo apoyaba mucho. Así será durante el resto de mi vida.

- ¿Qué opina sobre las llegadas de figuras de Europa como Ander Herrera, Iker Muniain y Keylor Navas?

-El fútbol argentino siempre será muy fuerte. Y, debido a su popularidad, a muchos jugadores europeos les gusta el tipo de ambiente que rodea al fútbol allí. No se puede comparar con el fútbol europeo. Los argentinos son únicos en el mundo.

- ¿Fue difícil para usted llegar al fútbol argentino desde Hungría?

- No fue nada difícil. La gente fue muy amable conmigo. El problema fue que me lesioné rápidamente, así que no pude desarrollarme, por desgracia, en Boca. El juego en Argentina es diferente al de Europa. Pero no es difícil adaptarse. Los jugadores en Argentina son técnicos, muy duros y agresivos. Pero creo que podría competir con ellos.

- ¿Pudo adaptarse a la vida en Argentina y sus costumbres?

- Creo que logré integrarme bastante rápido. La gente fue muy amable conmigo y me gustó el estilo de vida que llevaban.

Hoy se desempeña como entrenador
Hoy se desempeña como entrenador

- ¿Qué le pareció el asado argentino? ¿Aprendió a tomar mate?

- Sí, lo probé, lo comí en varios lugares, cada uno lo prepara de manera diferente y me gustó. También probé el mate, compré un poco para mi en casa y traje un poco a Hungría. El último día antes del partido, después del entrenamiento, siempre nos quedábamos allí para comer juntos. El almuerzo que hacían allí era muy, muy especial y delicioso. Asaban varios tipos de carne. Era especial y siempre había muy buen ambiente.

-¿Mantiene algún tipo de amistad o relación con sus ex compañeros de Boca?

-Lamentablemente no, pero influye que el poco español que sabía no lo uso y lo he olvidado. Me encantaría conocer a Carlos Tevez y abrazarlo. Tengo una camiseta a la que le falta su firma porque estaba con la Selección cuando la firmaron, me gustaría compensarlo con ella.

-¿Qué recuerda de su llegada a Boca?

-Fue una sensación increíble, me sentí fantástico, fue un honor haber sido fichado por el equipo. El entrenador Tabárez fue extremadamente justo conmigo. Mucha gente fue muy amable. Todo empezó muy bien hasta que me operaron. Desafortunadamente, esta lesión afectó mi tiempo allí.

-¿Qué le pareció caminar por Caminito y las calles de La Boca?

-Antes de eso, solo había visto La Boca en fotos y videos. Cuando la visité en persona, fue una sensación muy extraña, pero a la vez especial, poder verla en persona.

-Antes de llegar a Boca ya conocía Buenos Aires. ¿Qué tenía la ciudad que lo deslumbró?

-Estuve en Buenos Aires una vez, pero era diferente. Cuando viví allí, sentí realmente lo sensacional que era la ciudad. Cuando almorcé en Recoleta, los loros volaban libremente entre los árboles, en Hungría los pájaros están en jaulas. Hay muchos restaurantes buenos, cafés antiguos y pastelerías. También era extraño que pudieras pedir helado, porque en casa no puedes hacerlo. El mar también era maravilloso.

- ¿Cuál fue el motivo por el que decidió jugar en Argentina, tan lejos de tu país?

- Tuve esta oportunidad y Boca Juniors es un club muy grande, lo que para mí fue un gran honor. Además, Maradona también jugó en este club y me encantó con su juego cuando era niño.

-¿Qué fue lo que más le impresionó del Mundo Boca?

- La mayor influencia en mí fueron los aficionados. Los escuchaba con la boca abierta, viéndolos animar al equipo. Esto sigue siendo así hasta el día de hoy. Es algo único en el mundo. Un partido de fútbol es como una representación teatral, un concierto y un partido, todo en uno. Quiero volver una vez en mi vida para escucharlos en vivo otra vez.

- ¿Necesitó un traductor para hablar con sus compañeros y el cuerpo técnico?

-Sí, lo necesitaba, pero con el tiempo, Sándor Demes no solo se convirtió en un intérprete, sino también en mi mejor amigo. Me ayudó en todo, podía contar con él para todo. Su amistad hizo que mi vida cotidiana fuera más fácil. Me costó mucho procesar mentalmente mi lesión. Perdí la confianza en mí mismo. ¡Durante ese tiempo, él fue mi mayor apoyo!

- ¿Pudo conocer a Maradona?

-Gracias a Dios pude verlo en vivo por unos segundos. Estaba volviendo a casa después de un partido cuando no pude avanzar más en el estacionamiento por la cantidad de gente. Había cámaras, el flash de la cámara parpadeaba continuamente. Estaba parado frente a un auto y entonces vi a Maradona, era su auto donde me detuve por casualidad. Yo estaba del lado derecho y él se subió al auto del lado izquierdo. Tenía mucho frío. Sentí un hormigueo en la cabeza y la espalda. Allí estaba el Dios del fútbol frente a mí, al que vi en la televisión cuando era niño. Nunca olvidaré ese momento.

- ¿Qué recuerda de aquel choque en el entrenamiento con Rolando Schiavi? ¿Recibió una patada del defensor?

-Era un buen defensor, pero logré superarlo en inteligencia varias veces en los entrenamientos. No se lo tomó bien y parecía que no se iba a soltar. Se saltó las reglas varias veces, pero eso es parte del fútbol. No me enojé con él.

Se retiró a los 37
Se retiró a los 37 años

-¿Qué lesión sufrió estando en Boca?

- Desgraciadamente, tuve un quiste en el tobillo del que tuve que operarme. Me dolía mucho la pierna y no podía entrenar. Es triste porque la lesión llegó cuando estaba ante la mayor oportunidad de mi vida. Estoy seguro de que, si no hubiera sido por la operación, habría marcado goles en La Bombonera.

- ¿Cuántos goles marcó en el Xeneize?

- Sólo marqué un gol en el equipo B, jugué 5 partidos allí y luego me operaron.

-¿Aún conserva camisetas de Boca?

-Me quedé con una camiseta de recuerdo. Todos los del equipo la firmaron, sólo falta Tevez. Quiero viajar algún día para firmarla con él también.

-¿Por qué jugó poco en la Primera División de Boca?

-Lamentablemente, no tuve la oportunidad debido a mi lesión. Afectó todo. Si Tabárez se hubiera quedado como entrenador, definitivamente habría tenido la oportunidad, pero se fue en invierno. Cuando comencé a entrenar en primavera, Bianchi me elogió muchas veces en los entrenamientos. Fui a verlo una vez y le pregunté si tenía la oportunidad de jugar en el primer equipo. Me dijo que no, porque mi contrato expiraba en verano y él no le quita la oportunidad de jugar a alguien que tiene un contrato de más largo plazo. Fue malo escuchar lo que dijo, pero lo respeté por ser honesto y no poner excusas.

-¿Qué es lo que más le gustó de Argentina?

-Me encantaron muchas cosas de la ciudad, la comida, los partidos. Pero lo que realmente me encantó fue la actitud positiva de los argentinos. Esta forma de ver la vida también es única. Fue muy difícil para ellos en ese momento porque había una crisis. Pero incluso en la situación difícil, pensaron positivamente y esperaban que el día de mañana fuera mejor.

-¿Por qué dejó el fútbol profesional?

- Jugué al fútbol profesionalmente durante mucho tiempo. Decidí parar cuando tenía 37 años. Conseguí un trabajo como entrenador y tuve que tomar una decisión. Tenía la oportunidad de jugar en la segunda línea, pero sabía que quería ser entrenador en el futuro y luego tuve la oportunidad de empezar. Tomé la decisión correcta, en retrospectiva.

-¿A que se dedicó cuando dejó el fútbol?

-Empecé a entrenar inmediatamente. Primero como jugador-entrenador en el primer año. Primero entrené con niños en el equipo juvenil, ganamos el campeonato Sub-19. Luego, en la Tercera División, avanzamos a la Segunda División con los adultos. Al año siguiente, avanzamos de nuevo y jugamos en la Primera División. Así empezó todo, qfabulosamente. Un éxito tras otro. Mientras tanto, estudié y me mejoré. Completé todas las escuelas de entrenadores, ahora tengo un certificado de entrenador PRO LICENSE, que es la calificación más alta.

- ¿Alguna anécdota de su paso por Argentina y por Boca con sus compañeros fuera de la cancha?

-Una vez invité al capitán del equipo a un almuerzo húngaro en mi departamento. Era la primera vez que Guillermo Barros Schelotto comía comida húngara y sacó los hongos de la sopas, pero se comió el jugo. Me reí de él. Fue muy amable conmigo, lo admiraba. Cuando estuve en La Bombonera por primera vez, vi el primer partido en la tribuna con el intérprete y mi agente. El partido fue bien y me gustó tanto la ovación que la pelota estaba en el lado izquierdo y miré a los fanáticos a la derecha y no al partido. El intérprete preguntó: “¿No estás viendo el partido?”. Pero sí, miré a los fanáticos con la boca abierta. No volví a ver ni escuchar nada igual desde entonces. ¡Boca y la 12 son únicos!

-¿Qué mensaje les quiere enviar a los hinchas de Boca a la distancia?

- ¡Les digo que se queden con el equipo para siempre, porque son 12 jugadores en la cancha! En Europa no pueden alentar, cantar, crear ambiente como en Argentina. Vamos Boca Juniors, vamos Argentina. ¡Los quiero!

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