“Mi Selección” llegó a Madrid para entrevistar a Nahuel Molina, un futbolista aplicado, de buen pie y rendidor que resultó clave para los esquemas desplegados por Lionel Scaloni durante su exitoso ciclo al frente del elenco albiceleste. Molina, nacido en 1998 en Embalse, Córdoba, se desempeñaba en inferiores como delantero o enganche, pero finalmente terminó llegando a Primera convertido en defensor, ocupando generalmente el lateral derecho.
Surgido de las inferiores de Boca Juniors, no tuvo lugar en el equipo xeneize, que lo dio a préstamo primero a Defensa y Justicia y más tarde a Rosario Central. Tras su paso por el conjunto canalla, donde mostró sus condiciones futbolísticas, se produjo un recordado conflicto con Boca, que derivó en su salida del club en condición de libre, ya que no se pusieron de acuerdo a la hora de firmar el contrato. Lejos de bajar los brazos, Molina llegó al Udinese italiano, donde terminó explotando, por lo que el Cholo Simeone puso los ojos en él y lo pidió para el Atlético Madrid.
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Es en su casa de la capital española donde el defensor del colchonero recibió a Infobae, para contar cómo se produjo su salida de Boca, recordar aquel primer llamado a la Selección -del que curiosamente se enteró por Rodrigo De Paul-, explicar los motivos del éxito de la Selección y rememorar su primer contacto con Lionel Messi. A continuación, la entrevista:
-El Atlético de Madrid pasa un buen momento, vos también, y encima comparten lo que parece ser realmente un grupo de amigos. El Atlético de Madrid es el equipo más argentino que hay en el mundo, ¿no?
-Sí, la verdad que estamos muy bien, muy felices. Pasamos un momento bueno en lo futbolístico, un lindo grupo. Vino Juli (Álvarez), están Rodri (De Paul), Ángel (Correa), Giuliano (Simeone). Josema (Giménez) también, que está siempre con nosotros, el uruguayo. Es inevitable que nos juntemos todos para joder o a la hora de entrenar. Ya me había tocado en Udine, que también éramos bastantes argentinos. Ahora acá. Así se hace más fácil, más llevadero el día a día.
-El otro día se hizo viral un video de un nene con la camiseta de Boca que te pidió la camiseta de Atlético y vos se la das, el chico se emociona y llora. Es un gesto muy lindo, que puedas hacer feliz a un pibe así, ¿sos consciente de esas cosas o no te das cuenta?
-Te diría que en el momento no. Yo lo había saludado anteriormente al chico. Y después, cuando salí del partido, me pidió la camiseta. Pero en el momento por ahí uno está con la adrenalina todavía del partido, de un montón de otras cosas que tiene en la cabeza. Obviamente se la di la camiseta y la verdad que siempre regalo todo. Me guardo pocas cosas, pero no me doy cuenta en el momento, sí me di cuenta después cuando lo vi (el video). La gente se pone inmensamente feliz, entonces como que me doy cuenta tarde en ese día.
-¿Cómo influye haber sido campeón del mundo, haber ganado dos copas América, la finalissima? ¿Se vive más liviano? Porque son muy pocos los jugadores que logran todo eso.
-En mi caso no. No lo tomo así, porque quiero seguir ganando, seguir mejorando. Quiero ganar con mi club. Es algo hermoso lo que nos tocó vivir con la Selección y lo que todavía vivimos, porque cada vez que vamos a Argentina es una locura. Cada vez que salen entradas a la venta se agotan en dos minutos o como están las canchas. Es una locura, pero intento mantenerme con esa espina de que quiero ganar cosas con el club, que es un club muy importante y quiero conseguir cosas a nivel individual, que por ahí si me quedo con lo que ya viví me quitaría esas ganas de jugar.
-Acá en Madrid vivís con tu novia. ¿Hace cuánto están juntos?
-Hace nueve años.
-¿Están cómodos? ¿Quién cocina? ¿Cómo es la logística de la casa?
-Ella cocina muy bien, se cuida bastante con las comidas, le gusta cuidarse, entrenar. Mi relación con la cocina es buena, pero lejana, distante (risas). En cuanto a nuestra relación es de muchos años, nos conocemos mucho, crecimos juntos. Nos fuimos haciendo juntos los dos, empezamos a convivir cuando yo fui a Rosario (2019). Desde ahí fue como todo nuevo, empezar a convivir y que ella deje su familia también, que no es fácil. Nos fuimos acomodando, obviamente, como toda pareja, con sus peleas, con sus cosas, con miles de momentos vividos.
- ¿Y cómo es tu relación con Embalse? Es increíble lo que genera tu figura ahí, ¿volvés cada vez que podés?
-Embalse es mi lugar en el mundo. Yo sé que siempre voy a querer volver a Embalse. Lo hago siempre que puedo y tengo un par de días. Discuto con mi novia, pero siempre intento ir, ella me acompaña. Y allá estoy con mi familia, con mis amigos, con la gente del pueblo. Estoy agradecido sobre como me recibe la gente siempre que voy, lo disfruto.
-¿Cuál fue la importancia de la familia para bancar en la carrera, en tus inicios?
-En mi caso, doy gracias de que siempre me empujaron. Yo me fui a los 11 años a vivir a Buenos Aires, a la pensión. En ese momento no era como ahora que hay videollamadas, WhatsApp, las redes...en aquel momento era solo una llamada a la noche. Imaginate si llegaba el fin de semana y no jugabas, tener que agarrar el bolso y volverse en cualquier momento. Durísimo. Y bueno, ahí siempre estaba la palabra de mi aliento de mis viejos, mis hermanos, mis amigos.
-¿Y cómo fue lo de Boca? Yo lo escuché en su momento a tu viejo (Hugo), que estaba caliente por lo que pasó. Pero cada vez que te escucho hablar de Boca, hablás con amor.
-Primero eso, que yo con Boca estoy totalmente agradecido porque fue mi casa, fue el lugar donde crecí, donde aprendí un montón de cosas, donde hice amigos. Fue un lugar muy lindo para mí. Y después hay cuestiones futbolísticas, como que un técnico te mande a préstamo, por rendimiento propio o lo que sea, y tenés que ir buscándote tu camino. Entonces a mí me tocó irme a préstamo, volver, y que justo se me acaba el contrato, no llegar a un acuerdo con la dirigencia y tener que irme. O sea, fue nada más que eso.
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-Si lo ves hoy, parece loco. Puede ser que a un técnico no le gusten cosas tuyas, son decisiones, pero vos hoy podés jugar en cualquier club del mundo, ¿te das cuenta de eso?
-Sí, pero hace cuatro o cinco años atrás no era así.
-¿Mejoraste vos o fue un poco de todo?
-Un poco de todo también. Obviamente que en mi cabeza siempre estuvo mejorar. Yo la primera vez que me voy a préstamo, a Defensa y Justicia, en mi cabeza estaba la idea de mejorar todo lo posible, hacer las cosas lo mejor posible para Defensa y volver a Boca. Volví, pero no me tocó jugar de nuevo. Me fui a Central, donde tuve un año muy bueno y la pasé increíble. Volver a Boca y tampoco tener esa oportunidad...no oportunidad, sino ese mal entendido, nada más que eso.
-¿Te acordás como fue el primer llamado para convocarte a la Selección? ¿Te acordás de ese momento? ¿Dónde estabas, quién te llamó?
-Estaba en Udine. con mi novia. Estábamos los dos solos mirando la tele, tranquilos, un día normal, post entrenamiento. Y me llama Rodri (De Paul) con el Tucu Pereyra (NdR: los tres compartían plantel en Udinese). Ellos ya venían jugando en las Eliminatorias y me llaman los dos, me parecía raro. Eran las seis de la tarde, me llaman y me cargan, me dicen “vos ya sabías y no dijiste nada”. Y yo le respondo: “¿Qué te pasa, Rodri? No sé de qué me estás hablando”. “No, no sé”, me dice, “vos ya sabías”. Me cargaban entre los dos, ¿viste? Y no me decían nada. Y ahí me dicen: “Ah, que te convocaron a la Selección”. Yo ya tenía un contacto con la Selección, pero por ahí, no sé, si les mandaban la lista a ellos antes, no sé, o la convocatoria que llega al club y Rodri era el capitán también. Entonces calculo que por eso la tenía.
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-¿O sea que te llama antes Rodri que el cuerpo técnico? ¿Te lo termina comunicando él?
-Sí, yo ya había hablado con Walter (Samuel) de que me estaban viendo, que siga entrenando, que lo estaba haciendo bien, jugando bien. Y la verdad que cuando Rodri me dice “te convocaron”, yo estaba feliz, porque justo jugábamos con Brasil, pero se suspende la convocatoria, por la pandemia. En la siguiente convocatoria me llaman y voy directamente a la Copa América (de 2021).
-Son muy pocos los jugadores en el mundo que ganaron tantas cosas con una selección, ¿cómo hacer para que no se te haga costumbre?
-No es lo normal, lo sé. Hablo por mí, pero creo que varios más somos hasta inconscientes de todo lo que lo que vivimos y estamos viviendo todavía, por esas ganas que tenemos todos de seguir ganando, y más allá de que sea un amistoso, ir a la Selección es lo máximo. Solo el hecho de estar ahí te dan ganas de jugar y ganar.
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-Ustedes juegan cada dos, tres días, copas, competencias. Es lindo que te convoquen a la Selección, pero deben estar cansados. Pese a esto en la cancha se los ve felices, es como que nunca se cansan, entiendo que deber ser un poco la clave del éxito.
-Yo creo que más que el tema del descanso lo tomamos con una recarga de energía, como ir (a la Selección), recargar todo ese tipo de energía y ya volver al club y y seguir con las pilas renovadas, por así decirlo. Por lo menos es lo que me pasa a mí. Saber que vas a Argentina, que podés ver a tu familia, que podés ver a tus amigos, que comés un asado, que jugás con la Selección, siempre a cancha llena, donde sea que juguemos, en Córdoba, Santiago del Estero, juguemos en Buenos Aires, donde sea. Entonces lo tomo así, como una carga de energía en vez de de llevarlo para el lado de “uh, no descanso”.
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-Ahora se vienen Uruguay y Brasil, picantes, además de que todos le quieren ganar a Argentina porque es el vigente campeón en todas las competencias internacionales. ¿Son partidos que se viven distinto?
-Sí, de por sí son partidos duros, aparte de que ya hay una pica histórica, en el buen sentido, de querer ganarlo. Se junta todo esto de que somos campeones y que nos quieren ganar el doble. Y que les hemos ganado los partidos anteriores. Bueno, no con Uruguay, el partido en la Bombonera es el único, el único que no ganamos (NdR: se impuso 2 a 0 el elenco dirigido por Bielsa en noviembre de 2023).
-¿Recordás la primera vez que vas a la selección? ¿Cómo fue la primera vez que viste ahí a Messi?
-En ese sentido tuve un poco de suerte por Rodri, porque él ya venía en las convocatorias anteriores, había jugado la Copa América anterior, entonces, ya en el club ya me decía “vamos a hacer esto, no hagas lo otro”. Uno también preguntaba y eso te va abriendo un poco el panorama.
-Ya fuiste con información...
-Sí, ya fui con información. La primera vez que lo ví (a Messi) todavía fue en medio del tema de la pandemia. Lo saludé en el comedor, me acuerdo, estaban ahí todos juntos. Cuando llegamos nos habían dividido para hacer los test (de Covid) para concentrarnos ahí en el predio de AFA, y fue como un saludo ahí con todos.
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-Cristiano Ronaldo dijo en una nota que él es mejor jugador de la historia y que no hay discusión, ¿vos qué opinás?
-Me crie viéndolo a Leo desde chico, y no hablo de lo futbolístico, sino de sus formas, tuve la oportunidad de compartir con él. Para mí vos no podés decir que sos el mejor, lo tienen que decir los demás. Jamás me consideraría el mejor de nada. Obviamente, en mi autoestima, yo pienso que soy el mejor, pero jamás diría algo así. No tengo dudas que Cristiano es un animal, un animal competitivo, un animal del fútbol. Pero si es el mejor de la historia o no, lo tienen que decir los demás.
-Y nosotros somos los demás...¿el mejor de la historia es Leo?
-Para mí, sí.
-El otro día ví un clip de Neymar, ¿le pegaron bastante en la final de la Copa América 2021, no? Le dieron duro.
-Sí, había que pegarle, le dimos un par. Esa final no me tocó jugar, pero los chicos hicieron un partidazo. Neymar es otro monstruo más, es un animal, y lo tenés que parar. Ya sabíamos que donde la agarraba el primero que esté más cerca era, no ir a pegarle una patada de mala leche, pero intentar cortar rápido y hacer falta y pararlo, sino se saca dos o tres encima y te deja a uno mano a mano.
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-¿El Cholo es exigente, no? ¿Se diferencia de Scaloni? ¿O también es exigente?
-El Cholo es exigente y Scaloni también, pero lo que cambia es el tiempo en el que estamos con cada uno. Nosotros jugamos acá de viernes a domingo entonces (con Scaloni) tenemos que ir equiparando las cargas para llegar de la mejor manera a los partidos de Eliminatorias. Entonces por ahí de cuatro entrenamientos hacemos uno solo, un regenerativo.
-¿Sigue vigente la “banda del palosanto”? Son vos, Cuti (Romero) y Licha (Martínez) y andan juntos por todos lados, ¿cómo surgió?
-Sí, sigue. Nos pusieron así porque después de perder con Arabia Saudita, en el debut del Mundial, dijimos “hay que limpiar, hay que limpiar”... a la pieza nuestra no se podía entrar, empezamos a prender en los pasillos, en la sala de juegos, en todos lados...
-Y de los tres, te saco a vos, ¿quién es el que más pega?
-Son brutos, pero cariñosos a la vez. Son dos tipos de personalidades que entran a la cancha y se les traba, como que les hace un click. Pero afuera son amables, repiolas los dos. Pero el que más pega, el Cuti.
-¿Y el más cariñoso?
-Licha...
-¿Y vos qué rol ocupás?
-Ninguno, yo cebo mate (risas).
La entrevista completa a Nahuel Molina: