Su nombre era sinónimo de terror. En el mundo del fútbol pero también en el del delito. Pero esa carrera por dominar una tribuna y desde allí expandir el territorio para las actividades ilícitas encontró ayer un límite: Kevin Torres, el jefe de la barra brava de Platense que tenía un prontuario que incluía secuestros, entraderas, escruches y asaltos a mano armada, cayó ayer después de estar prófugo casi un año y medio. Y cayó por la lógica del escorpión: no pudo con su genio y arropado en la barra de Lamadrid, donde había recalado en el último tiempo y le habían dado protección para evadirse de la Justicia, fue al partido de Copa Argentina contra Lanús en la cancha de Arsenal. Ahí estaba trabajando junto al Aprevide la gente de Tribuna Segura que encabeza Franco Berlín, director de Seguridad en Eventos Deportivos de la Nación que depende del Ministerio de Seguridad. Y uno de los funcionarios del programa que activa el derecho de admisión lo vio a la distancia y se lo marcó a la Policía. Y ahí empezó una película de Netflix. Primero porque como el grueso de la barra del equipo Carcelero ya estaba dentro, no podían salir a rescatarlo. Fue así que un oficial de la comisaría segunda de Avellaneda se acercó para detenerlo y Torres, insólitamente, logró evadirse otra vez: le dio dos trompadas en el rostro al policía y cuando el resto quiso reaccionar, logró saltar los molinetes e ingresar al estadio.
Ahí se evaluó si se entraba con grupo de combate a la tribuna o se esperaba a la finalización del encuentro. Esta última fue la táctica elegida por la Seguridad puesto que la Policía bonaerense decía que ingresar en ese instante podría provocar una batalla de resultado incierto para el resto del público. Cuando se consumó la derrota de Lamadrid, se armó un cordón policial imponente en la puerta visitante de la cancha de Arsenal. Pero Torres no salía. Es más, los jefes de la barra de Lamadrid le dijeron a la Policía que había saltado un paredón en el segundo tiempo y se había escapado por los pastizales que están detrás de la cancha, rumbo a Domínico. Pero una vez más, la gente del Ministerio desconfió. Y cuando el estadio quedó vacío, empezaron a hacer una recorrida por cada recoveco. Y detrás de un tanque de agua, subido casi a la parte más alta, lo hallaron: Kevin Torres, el terror del Barrio Mitre, ya no tuvo tiempo de escapar y fue detenido.
El pedido de captura activo estaba formulado por el Juzgado de Garantías Dos de General Pacheco y tenía que ver con una serie de robos en countries de Tigre. En realidad era el último de una serie de hechos que se le adjudicaban. Torres, de 27 años, es familiar directo del histórico jefe de la barra de Platense, Alejandro Raba Torres, que manejó la tribuna con su hermano Fatiga durante buena parte de los 2000. Pero para 2016 dejaron la popular y los negocios del barrio Mitre, el que está detrás del shopping DOT, a la nueva generación encabezada por Alejandro Acosta, alias Viejo Tom, y a Kevin. Este grupo comenzó haciendo robos piraña en la zona de Cabildo y en Villa Urquiza, cerca de Triunvirato y Monroe pero de a poco se fue perfeccionando y pasó a otra etapa delictiva: perfumerías, farmacias y negocios de electrónica. Hubo golpes comando a tiendas de Frávega, Musimundo, Garbarino y hasta el I Point del Unicenter shopping. Al mismo tiempo dominaban la barra de Platense y se apoderaban de distintos negocios dentro del club.
Ya eran un grupo súper pesado cuando decidieron ampliar la acción al narcotráfico a partir de una relación con punteros de la villa 1-11-14. De ese asentamiento del Bajo Flores se llevaban la cocaína para fraccionar y vender en los barrios de Saavedra, Coghlan, Villa Urquiza, Villa Pueyrredón y Devoto, donde trabaron relación con la barra de Lamadrid. La plata fluía y la impunidad también y se hacían ver por todo el barrio y por boliches de la zona Oeste con autos de lujo. Cegados en su ambición hasta secuestraron a la hija de uno de los narcos del Bajo Flores que les proveía la droga y la entregaron después de recibir un rescate millonario. Eso desató una venganza y un tiroteo infernal que se dio en el barrio que dejó tres muertos y que llevó a la Justicia, que ya les pisaba los talones, a actuar. El Viejo Tom quedó preso pero Kevin Torres logró huir aunque por poco tiempo: a los tres meses fue atrapado.
Pasó un tiempo tras las rejas y logró salir. Y volvió peor que antes. Retomó la conducción de la barra de Platense y decidió armar una banda delictiva propia para llevar adelante una modalidad de robo que le habían enseñado unos colombianos en la cárcel: esconderse en los alrededores de los countries más importantes de la zona norte, seguir a los autos de los propietarios que salían de ahí, cuando éstos estacionaban usar inhibidores para bloquear las alarmas y después entrar a los vehículos y robar las tarjetas de ingreso a los countries que generalmente estaban a mano. Con ese botín volvían a los barrios cerrados, pasaban por la seguridad como si fueran dueños de casas entonces no los revisaban y después se dedicaban a vaciar los hogares. Siete denuncias se acumularon en apenas dos meses hasta que la Justicia logró identificarlos y en agosto de 2023 mandó a allanar a la banda y a detenerlos. De los cinco ladrones, tres cayeron en el acto. Pero Torres, el jefe, logró fugarse. Y parecía que se lo había tragado la tierra. Hasta anoche, cuando volvió a pisar una cancha de fútbol y sus relaciones barras no le sirvieron más que para esconderse detrás de un tanque de agua, donde fue detenido después de haber eludido a la Justicia por un largo año y medio.