Surgió de Racing y brilló en la Sub 20, pero una lesión en el cráneo modificó su carrera y tuvo revancha en la Copa Potrero

Gonzalo García, hijo de uno de los referentes de la Guardia Imperial, creció entre las banderas, los bombos y los tablones. Cumplió el sueño de jugar en Primera y viajó como sparring al Mundial de Alemania, donde compartió los entrenamientos con Lionel Messi

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Gonzalo García con las banderas
Gonzalo García con las banderas de Racing de fondo

Su primer contacto con Racing fue en Mar del Plata. Era chiquito y su padre, un referente de la Guardia Imperial, lo llevó a La Feliz para que pudiera conocer la playa y el amor de toda la familia: La Academia.

Aquel clásico con Independiente en el tradicional torneo veraniego le quedó grabado en su memoria. Recuerda que su excitación comenzó desde temprano, corriendo de un lado para el otro por la arena de Varese; y cuando llegó la hora del partido, el cansancio amenazaba con dormirlo. Tuvo que disimular el sueño para que su papá lo llevara al Minella, pero el horario nocturno lo venció: cuando promediaba el segundo tiempo, se acomodó entre las banderas que colgaban desde los paravalanchas y se echó a dormir sin decirle nada a nadie. “Mi viejo se puso loco y estaba desesperado buscándome por todos lados, hasta que un amigo le dijo que estaba durmiendo entre los trapos”, deslizó Gonzalo García con una sonrisa nostálgica en diálogo con Infobae. Aquel punto de partida marcaría su apasionada historia con el club de Avellaneda, donde llegó a jugar en Primera.

Sus primeros contactos con la pelota los tuvo con el baby en la sede de Villa del Parque, hasta que en 1998 se sumó a las Inferiores del club de sus amores. En aquel entonces todavía no existía el predio Tita Mattiussi, y los pibes debían viajar a diversos complejos que la institución alquilaba para desarrollar su formación. “Entrenábamos en Pasteleros, por Camino de Cintura. Fue una época en la que Racing no estaba bien económicamente, pero tuve la suerte de arrancar con la Categoría 87, que fue una de las mejores camadas de los últimos años. Contábamos con figuras como Maxi Moralez, Chiquito Romero, Gabriel Mercado, Claudio Yacob, Matías Sánchez y José Luis Fernández“...

Durante aquellos años, Gonza García luchó por el sueño de debutar en Primera con la pasión que había heredado de su familia. Sin importar el día y el horario, el defensor mantenía su rol de fanático en las tribunas. Y en los tablones comprendió la importancia que tenía su padre en la Guardia Imperial.

Dardo era uno de los líderes de la barra, siempre parado en algún paravalanchas. En los entretiempos improvisaba canciones y bailes para los más allegados. “La gente se ponía eufórica y le seguía la corriente. Alguna vez me contó de los enfrentamientos con las barras de otros equipos por los trapos; pero era un loco lindo. Incluso con mi mamá vendieron las alianzas del matrimonio para hacer la primera bandera de 100 metros en el país. Había otros códigos. Era todo más genuino, porque no había ningún interés económico detrás. Las cosas se hacían desde el corazón”, recordó con el mismo sentimiento que le inculcaron al nacer.

Su crianza estuvo teñida de celeste y blanco. En su casa se guardaban los bombos y estandartes que coloreaban cada domingo al Cilindro. Y el anhelo de vestir la camiseta del Primer Grande le representaba una motivación adicional para no faltar ningún día a las prácticas. “Hoy sigo sintiendo un gran orgullo por pertenecer al Mundo Racing“, confiesa.

Los García, padre e hijo
Los García, padre e hijo

Con el paso del tiempo, los pibes se fueron afianzando entre los profesionales hasta ganarse un lugar; pero el contexto no los ayudaba. Para esas alturas, el pedido de quiebra había alterado el clima masivo y la sequía de títulos continuaba alimentando una burbuja que explotó con un redoblante sobre el rostro de Daniel Lalín, el último presidente electo antes del gerenciamiento.

El espejismo del campeonato en 2001 bajo el lema del Paso a Paso no alcanzó para ordenar a la institución. “Éramos chicos de 18, 19 o 20 años que nos tocó dar la cara en un momento difícil. Se vivían situaciones en las que no estábamos preparados. No teníamos una persona que maneje ese timón caliente, más allá de algún referente que hacía lo que podía”, recordó el ex lateral izquierdo. Y continuó: “Ahí entendí la grandeza de Racing, porque teníamos que salir a jugar en ese contexto y a pesar de todo la gente nos seguía a todos lados, sin importar si se ganaba o se perdía. Uno sentía ciertos temores, porque tuvimos que jugar la Promoción (contra Belgrano); y por suerte nos terminamos salvando. Yo no tuve la posibilidad de salir campeón, pero me enorgullece haber dejado a Racing en el lugar que se merecía”.

A pesar de las adversidades, el destino premió a los chicos que se convirtieron en hombres cuando lucharon por evitar el descenso. Sergio Romero, Gabriel Mercado, Matías Sánchez, Claudio Yacob, Maxi Moralez y el propio Gonzalo García fueron convocados por Hugo Tocalli para disputar el Sudamericano Sub 20 en Paraguay, donde lograron la clasificación al Mundial de la categoría de Canadá 2007 y los Juegos Olímpicos de Beijing.

Sin embargo, una dura lesión -sufrió una fractura en el cráneo- le quitó el sueño de viajar al país del norte para afrontar la Copa del Mundo que quedaría en manos del elenco albiceleste. “Éramos seis jugadores de Racing, pero terminaron yendo cinco. Yo tenía fecha de recuperación a falta de una semana para el comienzo del torneo y Tocalli me terminó reemplazando por Germán Voboril, que también fue campeón con la Academia en 2014″, recordó el ex defensor sin ocultar la herida que le dejó su ausencia en la cita internacional.

Los argumentos del entrenador se basaron en el proceso de rehabilitación. A pesar de los pedidos de sus compañeros, quienes le decían al DT que “Gonza no podía faltar”, el estratega se inclinó por el zurdo surgido de San Lorenzo, que había demostrado buenas apariciones en el equipo que había ganado el torneo doméstico. En una conversación privada, el DT le explicó que lo estaban presionando para que convocara a un joven del Ciclón, “y en ese momento Racing no tenía ningún peso en la AFA”. Para García fue el cierre de “una etapa hermosa” de su vida, que no la pudo concluir como deseaba.

La selección juvenil que clasificó
La selección juvenil que clasificó a Canadá 2007

El tradicional torneo de Toulon, las giras por Asia, el subcampeonato en el Sudamericano y la posibilidad de convertirse en uno de los sparring de la Selección que participó del Mundial de Alemania en 2006 forman parte de una juventud cargada de emociones. Todavía lamenta que a sus 19 años no haya tenido la posibilidad de contar con la contención de profesionales desde el aspecto psicológico, dado que su ausencia en Canadá le provocó un “bajón anímico muy grande”.

Por aquel entonces, Gustavo Costas estaba a cargo del plantel de Racing y había sumado al lateral para que viajara a la pretemporada en Paraguay. “La final de la Sub 20 la vi con Santiago Malano en una habitación. Sabía que mis compañeros iban a salir campeones y a mí se me caían las lágrimas por no estar ahí. Fue una gran desilusión no haber podido ser parte de ese ciclo de oro”, confesó.

De todos modos, las anécdotas que le quedaron de su incursión por el país germano, junto al combinado liderado por José Pekerman son innumerables. En aquel momento todavía eran muy pocos los chicos que contaban con teléfonos celulares. Alguno, de una familia más acomodada, había llevado su computadora portátil para mantener el contacto con su círculo íntimo. Y las reuniones en esa habitación se basaban en el uso del MSN o Skype.

En aquellas llamadas ya recibía los mensajes de sus amigos, quienes lo admiraban y envidiaban a la distancia por compartir una experiencia inolvidable junto al legendario futbolista surgido de Rosario. “¡Estás al lado de Messi!“, ”¿Cómo es La Pulga personalmente?“ o ”¿Te das cuenta que ese pibe va a ser el mejor del mundo?“, eran algunas de las preguntas que recibía a diario.

A pesar de la timidez de la estrella del Barcelona, cuando jugaba los picados en los entrenamientos se transformaba. “Tenía la misma edad que nosotros y ya se veía que iba a ganar todo lo que ganó. Uno no podía creer lo que hacía con la pelota. Cuando me tocaba estar en su equipo, me sentía Roberto Carlos por cómo me potenciaba”, subrayó el ex lateral.

Durante la convivencia también entendió que la faceta competitiva de Leo también estaba en la PlayStation, porque “se calentaba mucho cuando alguno le hacía un gol”. En cambio, cuando compartía la mesa en los asados con los más grandes, tomaba una postura mucho más secundaria y le dejaba el protagonismo a los más grandes. “Se quedaba calladito a un costado y siempre andaba con Oscar Ustari”.

En ese plantel los líderes tenían la talla de Riquelme, Saviola, Crespo, Ayala y Sorín, entre otros. Juampi era el capitán, y en más de una ocasión se acercó a los sparrings para brindarles una charla amena sobre el significado de la profesión. También estaba Carlitos Tevez, a quien recientemente se lo volvió a cruzar en la Copa Potrero que ganó con La Crema. Como tienen amistades en común, Gonza siempre le manifiesta un profundo agradecimiento por un gesto que tuvo con él en Alemania. “Era de noche y hacía frío. Yo estaba temblando, porque sólo tenía una remera puesta. Y cuando el Apache me vio, reaccionó de inmediato: ¿Qué hacés así? ¿Estás loco? ¡Dady, vení y traéle unos buzos a los pibes que se están cagando de frío!"

La indumentaria de invierno no fue el único souvenir que le quedó a Gonzalo García del territorio teutón. También se llevó las camisetas de Tevez, Riquelme y Messi.

Junto a Gabriel Mercado en
Junto a Gabriel Mercado en Racing

Tres años más tarde se fue de Racing para continuar con su carrera en Huracán, Platense, Olimpo y varios equipos del Ascenso argentino y de Europa. A su regreso del sur de Italia, continuó con su rutina de entrenamientos por amor al deporte. Y por esas casualidades del destino terminó en un equipo de streamers que se estaban preparando para afrontar el desafío propuesto por el Kun Agüero en la Copa Potrero. “Si vamos a darle seriedad y compromiso, me sumo", fue su respuesta.

Así, junto a Markito Navaja se encargó de realizar pruebas como si se tratara de un selectivo profesional. Organizó amistosos y le dieron forma a un equipo que sólo tenía una meta: el título. “Además, había mucha plata en el medio”, reconoció.

Mauro Zárate, Brian Fernández y Leandro Desábato, fueron otros de los que se sumaron al proyecto y consiguieron la gloria contra La Ñata en la final. Aquella cuenta pendiente que le había quedado en el fútbol profesional, lo consiguió en el certamen amateur que le entregó al campeón más de 200 mil dólares.

Los festejos en la Copa
Los festejos en la Copa Potrero. Crédito de la foto: Simón Bermatov
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