Todavía resonaban los ecos del frenesí. La gesta de Italia ‘90 había terminado un mes antes, pero seguía en la piel del futbolero. Ese Mundial, que pareció bordado por un guion cinematográfico, nos hizo festejar hasta la locura, en la misma medida en que habíamos sufrido. Una especie de vía crucis desde la ominosa derrota con Camerún que dejó a Carlos Bilardo sin sueño por cinco noches. La clasificación agónica, el gol de Cani a Brasil que nunca nos cansaremos de gritar, Goyco, los penales, y las lágrimas que compartimos con Diego tras la final. Todo eso se mantenía a mediados de agosto, cuando llegó el momento del regreso del torneo local.
Las reestructuraciones. Un clásico del fútbol argentino. Apenas cinco años antes, la AFA había decidido cortar con 18 años de un módulo de dos campeonatos por temporada. El tradicional de Primera División (ex Metropolitano) y el Nacional, donde concurrían equipos del interior. A mediados del ‘85 se levantó el telón para una sola competencia, inaugurando los certámenes por temporada, de junio a junio, para hacer coincidir el calendario con Europa. Extraño. Porque fueron contados con los dedos de una mano los equipos que fueron de gira hacia allí.
En mayo del ‘90, a un mes de iniciarse el Mundial, River Plate fue el último campeón de un torneo largo, con el debut de Daniel Passarella como entrenador, a poco tiempo de haberse retirado. Los goles de Medina Bella, las sutilezas del Polillita Da Silva y el incansable trajinar de Zapata y Astrada para recuperar la pelota, le dieron otro título al club de Núñez.
Como se disputaba la Copa del Mundo, nadie prestó mucha atención a los cambios reglamentarios. Pero a partir del domingo 19 de agosto del ‘90, se inició una nueva etapa en el fútbol argentino: la de los torneos cortos. La vieja idea de Julio Grondona, de aplicar este cambio, buscando una mayor paridad y emoción en la definición, era una realidad. Allí aparecieron dos palabras que iban a adherirse a los futboleros por más de 20 años y ahora están de vuelta: Apertura y Clausura.
El reglamento, que a la postre, como ya mencionaremos, trajo muchas discusiones, establecía que quien finalizaba primero en cada una de esas competencias sería declarado vencedor, pero no campeón. Los dos ganadores, se enfrentarían en una final, y allí si quedaría establecido el único campeón de la temporada 1990/91, clasificándose a la Copa Libertadores.
Casi la mitad integrantes del plantel sub campeón mundial (10 de 22), disputaron el fundacional Apertura 1990: Sergio Batista (Argentinos Juniors), Sergio Goycochea y Néstor Fabbri (Racing), Ricardo Giusti y Pedro Monzón (Independiente), Oscar Ruggeri (Vélez), Juan Simón (Boca), José Serrizuela (River), Julio Olarticoechea (Deportivo Mandiyú) y Fabián Cancelarich (Ferro).
Dejaría también el recuerdo para dos grandes del fútbol argentino que se retiraron al concluir el Apertura: Claudio Marangoni, con la camiseta de Boca, tras 16 años de una destacada carrera en Chacarita Juniors, San Lorenzo, el fútbol inglés, Huracán e Independiente. El inmenso Ubaldo Fillol, defendiendo la valla de Vélez, en una actuación descomunal ante River, en la fecha final, que marcó su despedida.
A pocos días del inicio, Daniel Passarella tomó la decisión de no contar más con Gabriel Batistuta. El delantero había llegado a River a mediados del ‘89, luego de una buena temporada en Newell´s, la de su debut en Primera División. Enseguida llamó la atención por su potencia y facilidad para convertir. En su semestre inicial con la banda roja, fue titular con Reinaldo Merlo como entrenador. Pero éste se marchó a fin de año, luego que el presidente Osvaldo di Carlo, perdiera las elecciones ante el opositor Alfredo Davicce. Allí llegó el Kaiser a la dirección técnica, con quien el Bati casi no tuvo chances. Por eso no extrañó que prescindiera de sus servicios, pese a que lo convocó y tuvo minutos, una semana antes del inicio del torneo, en el partido de Copa Libertadores ante Defensor Sporting. Días más tarde, le comunicó que no lo tendría en cuenta. El pase pertenecía al empresario Settimio Aloisio, quien le aseveró al DT que el delantero regresaría a Newell´s. En cuestión de horas, Boca hizo una oferta y en un lugar de marcharse a Rosario, enfiló hacía la Bombonera y en ese estadio fue suplente en la fecha inicial en la victoria 3-2 ante Argentinos Juniors.
Pero esa moneda tenía un reverso, con un pase a la inversa. Luego de haber debutado en Boca Juniors en 1989, donde se consagró campeón de la Supercopa, Sergio Berti se alejó de la institución y durante seis meses estuvo sin club. Passarella no dudó en recomendar su contratación y se convirtió en jugador de River Plate para el Apertura 1990. Sería una pieza clave en los equipos del Kaiser, que luego lo llevaría a la selección, con ese impactante ida y vuelta por el sector izquierdo.
Además de Batistuta, los Xeneizes incorporaron a un viejo conocido: Carlos Tapia, que iniciaba de ese modo, el tercero de sus cuatro ciclos con esa camiseta. Pero el gran sueño era poder contar con Juan Gilberto Funes, quien debía solucionar un problema con la situación de su pase en el fútbol griego. Cuando todo parecía listo para el anuncio de la incorporación definitiva, porque incluso se entrenó con el plantel, la revisión médica arrojó un problema en el corazón. Cuando concluyeron los estudios, estos determinaron que el mismo se había agrandado y ya no podría jugar en forma profesional. Nadie podía pensar que al querido Búfalo le quedaba, apenas, un año y medio de vida.
Newell´s había sido el justo campeón del torneo 1987/88, con un equipazo, que luego alcanzó la final de la Copa Libertadores, cayendo ante Nacional. El impacto de esa derrota fue muy fuerte, para un cuadro que, de allí en adelante, tuvo dos años flojos a nivel local, que lo dejaron en una incómoda situación con respecto al promedio. José Yudica fue el entrenador de aquel cuadro tan recordado y dejó su cargo a mediados del ‘90. En ese momento, los directivos decidieron darle a la oportunidad a un joven que venía desempeñándose con tanto éxito como dedicación en las divisiones inferiores. Con apenas dos incorporaciones (Boldrini y Zamora), más la experiencia de Martino, Llop y Scoponi y el aporte decisivo de los chicos que él había formado, Marcelo Bielsa diseñó un equipo sólido y efectivo, que se quedó con el título, asombrado al fútbol argentino que, en su gran mayoría, no lo conocía.
Ese torneo Apertura también marcó el regreso de Huracán a Primera División. Habían sido cuatro años duros en un muy competitivo Nacional B, tras el primer descenso de su historia en un octogonal, donde fue relegado por Deportivo Italiano en la final. Con la dirección técnica de Carlos Babington, el Globo voló nuevamente hasta lo más alto, con las atajadas de Gabriel Puentedura, la veterana solidez en el fondo de Héctor Cúper, el talento de Fernando Quiroz en el medio y la dupla de ataque que no perdonaba en el área rival: Sergio Saturno y Antonio Mohamed.
Luego del doloroso descenso sufrido ante Platense en 1977, con una definición por penales tan polémica como extensa, Lanús sufrió mucho para poder regresar. Incluso debió disputar por espacio de tres años el torneo de Primera C. Volvió a la B en 1982 y allí conformó buenos equipos, pero no lograba el anhelado ascenso. Tras perder de manera increíble el torneo de la temporada 1988/89, donde llegó a sacar seis puntos de ventaja, los dirigentes decidieron una renovación, que incluyó al DT. Para ese cargo, confiaron en un joven, que hacía un año había colgado los botines y que, en su primera experiencia, devolvería al Granate a la máxima categoría. Se trata de Miguel Ángel Russo, que allí dio el paso inicial de su dilatada y exitosa carrera como entrenador.
El partido más destacado de la primera fecha fue el que Boca le ganó a Argentinos Juniors 3-2 en la Bombonera. Antes de comenzar, Carlos Bilardo fue homenajeado por el club local y recibió una inmensa ovación de todo el estadio. Allí estuvieron las cámaras de Canal 9, inaugurando el segundo año de “Fútbol de Primera” en esa emisora. En una participación previa a su relato, Marcelo Araujo sorprendió con una primicia que se confirmaría al mes siguiente: Alfio Basile sería el nuevo técnico de la selección argentina.
Pero hubo más datos curiosos en esa jornada inicial, como los debuts de varios futbolistas: Claudio Borghi en Unión de Santa Fe, Julio César Falcioni en Gimnasia y Esgrima La Plata, luego de casi 10 años en Colombia, el Vasco Olarticoechea en Deportivo Mandiyú, Leo Rodríguez en San Lorenzo y Héctor Enrique en Deportivo Español. Allí también hizo su presentación el Toti Iglesias, siendo ese, el noveno club de su carrera en el fútbol argentino.
En una recordada jornada final, Newell´s se consagró ganador del Apertura igualando con San Lorenzo, superando a River, que perdió con Vélez en el Monumental, con la brillante actuación de Fillol, en su función despedida. Si el cuadro de Rosario repetía en el Clausura, era automáticamente el campeón de la temporada. Pero allí el vencedor fue Boca Juniors. Entonces ambos se enfrentaron en una recordada final, donde el elenco del Parque Independencia se quedó con la gloria por penales en la Bombonera, con su campo de juego embarrado por una lluvia que no dio tregua en las horas previas.
Con la conclusión de la temporada 2011/12, también llegaron a su fin los torneos Apertura y Clausura. Esperamos que este regreso, traiga tantas emociones y buenos recuerdos, como aquellos que quedaron en la memoria de varias generaciones de futboleros.