El mítico exboxeador Floyd Mayweather, apodado “Money” debido a su capacidad para generar descomunales ingresos durante su carrera, no solo ha dejado un legado deportivo, sino también financiero. A lo largo de su ilustre trayectoria, acumuló más de 1.200 millones de dólares en ganancias totales, según cifras recopiladas por TalkSport. Este impacto económico lo posiciona como uno de los deportistas más ricos de la historia.
Dos de los combates que más contribuyeron a su riqueza fueron los que protagonizó contra Manny Pacquiao en 2015 y contra la estrella de UFC Conor McGregor en 2017, ambos en el tramo final de su carrera. Sólo en la pelea frente a Pacquiao, aclamada como “la batalla del siglo”, TalkSport reportó que Pretty Boy Floyd ganó una bolsa de aproximadamente 230 millones de libras esterlinas (casi 268 millones de dólares), una cifra sin precedentes. De forma similar, el combate contra el luchador irlandés le otorgó ingresos similares, confirmando su capacidad para realizar de cada encuentro un espectáculo muy lucrativo.
Más allá del cuadrilátero, el estilo de vida de Mayweather no ha pasado desapercibido para los medios, pues está marcado por lujo, excentricidad y estratégicas inversiones empresariales. El boxeador ha encontrado en el mercado inmobiliario una fuente prolífica de ingresos. Durante su discurso de aceptación en el Salón Internacional de la Fama del Boxeo en 2021, reveló un nivel impresionante de ganancias mensuales. “En 32 meses, me puse en una posición con un equipo empresarial inteligente para ganar 300 millones de dólares al mes. Todo comenzó desde el boxeo”, declaró el campeón.
Aunque inicialmente las cifras mencionadas generaron incredulidad entre los expertos y aficionados, Mayweather ha insistido en que sus ingresos son reales y derivados principalmente de sus inversiones en bienes raíces. “A partir de una de mis inversiones, estaré ganando 300 millones de dólares al mes”. Con estas afirmaciones, dejó claro que, aunque el boxeo fue el trampolín financiero, su enfoque hacia negocios estructurados garantiza que su riqueza no se diluya.
En octubre de 2024, por caso, se hizo pública su última gran inversión: firmó un contrato para adquirir una cartera de 1.000 unidades de viviendas en Manhattan, Nueva York, por un valor de 402 millones de dólares. Este acuerdo, que involucra más de 60 edificios, se considera uno de los más significativos del año pasado en el sector inmobiliario de la ciudad, según informó The Real Deal.
La última pelea oficial en la carrera profesional de Mayweather se llevó a cabo en 2017, lo que marcó su decisión de retirarse invicto del boxeo competitivo. Sin embargo, en los años siguientes, protagonizó exhibiciones lucrativas frente a oponentes como el influencer Logan Paul y John Gotti III. Estos eventos no han hecho más que alimentar su fortuna, al mismo tiempo que mantienen su nombre presente en la industria del entretenimiento.
El boxeador también ha destacado la importancia de una buena administración financiera. “Tengo mucho efectivo, pero no siempre tienes que usar tu dinero. Tienes que mantener tu crédito en orden”, supo aconsejar. Algo que sorprende a muchos es cómo el estadounidense ha monetizado su marca personal de manera tan eficiente a lo largo de los años. Desde su promoción en las peleas, ejecutada de manera independiente, hasta la constitución de un equipo empresarial sólido, sus decisiones han sido claves para redefinir la forma en que los atletas pueden gestionar sus carreras. En palabras de TalkSport, esta estrategia “ha permitido a Floyd buscar la noche más lucrativa disponible, consolidándose como un ícono del deporte y los negocios”.
En el ámbito cultural y mediático, el legado de Mayweather trasciende sus logros deportivos. Su vida de opulencia inspira curiosidad y, en ocasiones, controversia por sus hábitos de gasto extravagantes. Sin embargo, el exboxeador también ha expresado su compromiso con el deporte que lo convirtió en una estrella global. “Seguiré retribuyéndole al boxeo en mi tiempo, y también retribuiré financieramente porque lo tengo”, afirmó durante uno de sus discursos precisamente en el Salón de la Fama.