De perfil bajo, de carácter firme, decidido y de buen decir, así es Javier Frana, el elegido por la Asociación Argentina de Tenis como nuevo capitán del equipo de Copa Davis. Equilibrado al hablar y reservado en su proceder, manejó con mucho respeto y cautela toda su carrera, sin pretender sobresalir más allá de lo que dieran sus virtudes deportivas.
A pocos días de su cumpleaños número 58, le llega un nuevo desafío en su carrera profesional, comandar a la Selección Argentina de Tenis masculino, que viene de acceder a las Finales de Copa Davis en Málaga y que deberá viajar al frío nórdico en el mes de enero, para la primera fecha de la máxima competencia por equipos.
La decisión de la dirigencia de la AAT estuvo lejos de volver a nombrar a un ex integrante de la Legión, hasta se llegó a pensar en Juan Ignacio Chela como una posibilidad, pero el ex tenista y entrenador de Diego Schwartzman dejará de trabajar con el tenis por un tiempo para dedicarse a su familia tiempo completo. A partir de ese momento, tomó mayor fuerza la posibilidad de que el zurdo de Rafaela, provincia de Santa Fe, acomodara sus cosas para llegar a ocupar el cargo. Entre ellas, debió acceder a dejar de acompañar a los jugadores en el circuito, como parte de los equipos de la Academia de Sebastián Gutiérrez, con quien tenía una actual relación, y dejará de participar como comentarista en los medios de comunicación.
De esta manera, Frana se convierte en el décimo capitán de la Selección Argentina de Tenis, el tercero zurdo, y el más longevo entre ellos en debutar como capitán. Cabe recordar que Tito Vázquez ya lo había sido con anterioridad (1986, cuando tenía 37 años).
Como dato particular, con su llegada al cargo de conductor, Frana completa el Póker de Capitanes de la formación argentina que derrotó a Gran Bretaña, en Eastbourne (1989). Convocados por Modesto Tito Vázquez, los cuatro integrantes de aquel equipo, luego llegarían al cargo de capitán: Alberto Luli Mancini, Martín Jaite, Gustavo Luza y Javier Frana.
Frana sabe lo que es trabajar en equipo, no sólo por su calidad de doblista, sino también porque integró diferentes equipos de Copa Davis (1986-1997), Panamericanos y participó de los Juegos Olímpicos, en varias ocasiones (Seúl ‘88, Barcelona ‘92 y Atlanta ‘96). Su pensamiento es práctico pero respetuoso y, seguramente, sea la línea que marque durante su gestión. “Tal vez porque no he sido capitán anteriormente, pero antes que padecer el condicionamiento de un jugador, yo prefiero la dignidad de la derrota e ir con un equipo más humilde, que tener que ir y tranzar con alguien”, le comentó tiempo atrás al podcast de tenis TresiGuales.
Esta línea de pensamiento se condice con su accionar de los últimos tiempos, respetando a los conductores de los jugadores, aunque él haya tenido una mayor experiencia y desarrollo deportivo.
Más cercano en el tiempo, el ahora capitán le dijo a este cronista: “No dudo que ese equilibrio no se romperá, vaya para donde vayan las cosas”. Indicativos de valores y principios a tener en cuenta para los próximos, al menos, dos años, con posibilidad de tres.
También ha sido crítico de las gestiones que “dejaron pasar oportunidades y desaprovecharon jugadores y hasta la misma obtención de la Copa Davis”, por lo que, seguramente, tratará de mantener la estela que dejó las últimas presentaciones del equipo argentino.
Orgulloso de su Rafaela natal, en la provincia de Santa Fe, tuvo como entrenador de la escuela de tenis de verano en el Jockey Club a Felipe Locícero, quien formó y desarrolló a Guillermo Vilas. Luego, Javier fue construido tenísticamente por uno de los grandes entrenadores argentinos, Jorge Chino Gerosi. Con él, superó la barrera del polvo de ladrillo de la escuela argentina para jugar sobre cualquier superficie y eso lo demuestran sus tres títulos, conseguidos sobre suelos diferentes.
Si bien su tenis no le permitía integrar equipos nacionales en categorías de menores, gozaba del comentario de sus rivales a la hora de enfrentarlo: “Hay que tener cuidado con el zurdito, porque si la mete, no la agarrás”, recuerda con humor.
Se lanzó a probar una posible carrera profesional haciendo una gira por Europa con tan sólo 2.800 dólares, “con tan poca plata, se trataba de sobrevivir y de comer salteado”, recordaría. Pero, la suerte lo llevó a Finlandia a jugar su primer challenger, en el que llegó a semifinales, a partir de allí acomodó su presupuesto y estableció su carrera.
Junto a Christian Miniussi conformó una de las parejas de Copa Davis que más partidos disputó representando a la Argentina, en un total de 10 series y un Juego Olímpico. Con Christian se conocieron jugando Juniors en el Orange Bowl y, luego, lo proyectaron en profesionales, generando una amistad que compuso una de las duplas más recordadas, a pesar de que las estadísticas no la favorecían, de hecho, el historial registró un 3-7.
Con el tiempo, esa amistad se resquebrajó y hubo que convencerlos para que se unieran, nuevamente, para competir en los Juegos Olímpicos de Barcelona ‘92. “Nos portamos como dos profesionales. Ya no éramos amigos, pero teníamos una responsabilidad”, comentaba Frana años después, recordando la obtención de la medalla de bronce junto a Miniussi.
Frana se destacó tanto en singles como en dobles, llegando al puesto N° 30 del ranking de individuales, conquistando tres títulos alcanzando los octavos de final de Roland Garros y el US Open. En dobles, se ubicó 14° (1992), ganó siete títulos, fue finalista de Wimbledon (1991) y, junto a Patricia Tarabini, obtuvo el dobles mixto de Roland Garros ‘96.
“Javier fue un gran jugador de Copa Davis, de la historia argentina. No sólo como doblista, también era una alternativa de los capitanes para el single, sobre todo en canchas rápidas. Era una pieza clave en cualquier equipo. Específicamente, ha sido un jugador de dobles fantástico, con una muy buena devolución de saque, una derecha muy picante y un muy buen servicio”, lo describía Gustavo Luza, uno de sus compañeros en Copa Davis, que también alcanzara la capitanía.
La carrera de Javier se extendió hasta 1997, cuando en Wimbledon sufrió una lesión repentina en el oído interno izquierdo y tuvo “pérdida espontánea de la audición”, que lo obligó a dejar su carrera, después de superar una situación límite, en una historia de superación que Infobae publicara anteriormente.
Después de asistir a algunos jugadores, ya lejos de las canchas, aunque no tan lejos, su trabajo de comentarista de tenis en televisión lo llevó a destacarse como uno de los mejores, sino el mejor entre ellos, siendo solicitado por el público, cuando la cadena de televisión ESPN decidió rescindir su contrato.
Medallista olímpico, poseedor de medallas panamericanas, integrante de múltiples equipos de Copa Davis, Frana tiene por delante el desafío de instalar a la Argentina en la lucha por la Ensaladera de Plata. Para eso, deberá trabajar el presente, renovar el compromiso, sostener a un grupo comprometido, lograr reparar las grietas y preparar el recambio, sobre todo, en dobles.
Además, junto a Franco Squillari, deberá afianzar el desarrollo que viene sosteniendo el tenis argentino en sus bases. Comienza una nueva etapa en la vida de Javier Frana y en la historia del tenis argentino.
Los capitanes de este Siglo XXI
Franco Davín (2000-2001)
Alejandro Gattiker (2002)
Gustavo Luza (2003-2004)
Alberto Mancini (2005-2008)
Modesto Vázquez (2009-2011)
Martín Jaite (2012-2014)
Daniel Orsanic (2015-2018)
Gastón Gaudio (2019-2021)
Guillermo Coria (2022-2024)
Javier Frana (2025…)