Las lágrimas y el abrazo con su madre expresaron la emoción de Julián Santero por conseguir el título en el Turismo Carretera. A sus 31 años, es el primer mendocino en consagrarse en 87 años de la popular categoría, la más importante de la Argentina. Fue en una definición manchada por el sabotaje en el coche de su rival, Mariano Werner. Pero el cuyano hizo su mérito ya que ganó la etapa regular y en la última fecha conquistó la Copa de Oro. Además, le dio el primer título a un auto de nueva generación, el Ford Mustang.
Santero nació en San José, departamento de Guaymallén, el 21 de octubre de 1993. Heredó la pasión por el automovilismo de su padre, Luis, quien corrió en los zonales mendocinos. Juli arrancó a correr a los 8 años y es de una generación de chicos que se inició en medio de la crisis de 2001, lo que le impidió aspirar a competir en Europa. Sin embargo, no claudica en su sueño por competir de forma regular y ya tuvo participaciones en carreras de larga duración.
Fue campeón de la Fórmula Renault Plus en 2010, la Fórmula Renault en 2013, el TC Pista en 2015 y debutó con triunfo en el TC, a bordo de un Torino, en Viedma, en 2017. En 2021 logró el título en la Clase 3 de Turismo Nacional. Fue dos veces subcampeón del TC 2000 en 2022 y 2023. El año pasado también había terminado segundo en el TC y ahora llegó la gran revancha producto de sus dos triunfos (Viedma y San Luis) y el segundo puesto final logrado este domingo en La Plata le valió la corona. Llegó a la definición como punto ya que el favorito era Werner, pero tuvo sus méritos y se llevó la máxima alegría. En diálogo con Infobae habló, entre otros temas, de esta consagración, qué falta para que haya más sobrepasos y su amistad con Franco Colapinto.
-¿Qué se siente ser campeón de TC?
-Es una locura hermosa. Por lo menos estos primeros días. Estoy intentando atender a toda la prensa y a todos los medios. Es una vorágine de redes sociales, de mensajes, de programas, de televisión, de radio. Es increíble. Después en lo personal, estoy más que feliz por haber cumplido un sueño que tenía desde chiquito y un objetivo grande en lo deportivo.
-¿Qué es lo que más te sorprendió?
-Tengo el celular explotado hace dos días. Ser campeón de TC es un tsunami en cuanto a toda la demanda de los medios. No tiene comparación con nada. La repercusión de ser campeón de TC es impresionante. No puedo terminar de responderle a toda la gente que me saludó en las redes sociales. Creo que es un momento que hay que aprovecharlo porque esto sobrepasa la línea del automovilismo.
-¿En qué momento te diste cuenta de que podías ser campeón?
-Arranqué el año con ese objetivo porque era el subcampeón del año pasado y sabía que iba a funcionar bien, que íbamos a limar algunos detalles para ser competitivos y cosas que faltaron para ser campeón. Cuando comencé este año noté que estábamos más consolidados como equipo.
-¿Cuáles fueron esos detalles que se pulieron?
-Cosas de confiabilidad en el auto. En algunas pistas no habíamos funcionado del todo bien y fuimos con otra puesta a punto. Te vas conociendo con los integrantes y con mi ingeniero.
La llegada de los nuevos autos fue la revolución técnica más importante de los últimos 50 años. El mendocino corrió hasta la séptima fecha con un Ford Falcon y desde la octava pegó el cambio a la nueva generación de coches para competir con un Mustang. Si bien es el flamante campeón, Santero se quedó sin equipo ya la escudería con la que se consagró, el LCA Racing, anunció su retiro de boca de su dueño, Laureano Campanera. No obstante, conseguirá un equipo para defender la corona y ya hubo algunas charlas.
-¿En cuánto mejoró el cambio del modelo, el dejar el Falcon y pasar al Mustang?
-No nos quedamos atrás porque la categoría iba evolucionando, se iba desarrollando el modelo nuevo y si nosotros seguíamos con el Falcon ya estábamos en un techo de desarrollo y no podíamos mejorar más. Fue en el momento justo donde cambiamos.
-¿Cuándo volverá el TC a Mendoza?
-Es una lástima. Me encantaría ser local y creo que la gente de Mendoza amaría tener una fecha de TC. Creo que iría muchísima gente, pero bueno, es un tema que me queda por gestionar. Ahora quizás me pongo como objetivo intentar llevar el TC a Mendoza y poder hacer una fecha allá de local. Sería en San Martín, que es el único circuito que tenemos hoy en condiciones más o menos donde puede correr el TC. Por supuesto, habría que hacerle algunas reformas o ponerlo un poco en condiciones.
-¿Se empañó tu título por lo que pasó con Werner?
-No, son cosas separadas. Lamento muchísimo que haya pasado eso con Mariano y con su equipo. Pero no creo que opaque para nada la definición porque venimos de ser subcampeones el año pasado. Este año ganamos la etapa regular, ganamos dos carreras, hicimos siete podios. O sea, no es que fue que me encontré el campeonato en la última fecha. Pero creo que, si hubiese tenido la posibilidad de correr mano a mano en pista con Mariano, también teníamos nuestras posibilidades, por los tiempos de vuelta que vi y el ritmo de cada uno (ganó su serie delante de Werner). Creo que estábamos más competitivos que en la final.
-Ahora corrés con Ford, pero ¿te sentís identificado con la marca o sos como el Flaco Traverso que decía que él no se casaba con ninguna?
-No me siento fanático de Ford. Creo que ahora estoy identificado con Ford porque hace cuatro años que corro con la marca y la defiendo a morir. Pero no crecí siendo fanático de Ford ni de una marca. Sí, me fijé siempre más en los pilotos y aprendí más de ellos. Me serviría mucho más decir que soy fanático de Ford para la hinchada, pero digo la verdad.
-¿En qué equipo vas a correr el año que viene?
-Estamos viendo las opciones que tenemos. La verdad que el Laucha cierra el equipo y tenemos que buscar opciones para el auto y para que lo atiendan. Sigo con mi motorista (Mauricio Candela), sigo con mi grupo de sponsors, pero tenemos que conseguir el equipo. Tenemos dos o tres opciones que son buenas y luego de analizar cada elemento de esos equipos definiremos cuál.
-¿Qué cambiarías para que haya más sobrepasos en el TC?
-Es un tema complejo, pero creo que va más por lo aerodinámico que por otra cosa. Creo que al depender tanto de la carga delantera y perder justamente esa carga (complica la entrada de aire y quita velocidad) cuando vas atrás de otro auto, es lo que hace tan difícil los sobrepasos en carrera. Justamente, esta semana la categoría hará una prueba para intentar mejorar un poco eso y se busca atraer a un público nuevo así se dan carreras más atractivas.
-¿Es un valor agregado ser el primer campeón con un Mustang?
-Sé que voy a quedar en la historia o le da más importancia al título aún porque se va a quedar marcado como el primer campeón con esta nueva generación de autos que probablemente estén a diez o 15 años más hasta que aparezca otra generación de autos.
-¿Tus lágrimas en el podio fueron porque llegaste como punto a la definición?
-Son muchas cosas… Un poco es el desahogo del fin de semana, que fue intenso y estresante. Estás guardando todos los nervios. Otra cosa también es el sacrificio, el esfuerzo de tantos años, de ver a todos los integrantes del equipo festejando. Lograr un título de TC cuesta muchísimo y es algo que no se da todos los días.
-¿Sentís que te faltó algo en el TC2000?
-Fui protagonista y estuve ocho años junto a Toyota. Fui dos veces subcampeón y me hubiese encantado ser campeón. Pero son etapas que uno va cerrando y que va cambiando de categoría y poniéndose nuevos objetivos. Pero no me reprocho nada ni me arrepiento de nada. Fue una linda etapa en el TC 2000, la disfruté mucho y aprendí un montón.
-¿Qué pensás del presente de la categoría?
-La veo difícil, la verdad. Es una situación que no debe ser la mejor ni para los pilotos ni para los equipos. Está un poco frenada en cuanto a crecimiento. Están todos ahí un poco estancados. La verdad que es una categoría que me gusta y que le tengo aprecio, pero no teníamos el mismo objetivo o la misma visión y por eso decidí hacer un cambio.
-Cuando fuiste campeón de la Fórmula Renault en 2013, ¿pensabas que podía llegar a ser campeón de TC algún día o lo veías algo como común, como utópico?
-Ni me lo imaginaba. Por supuesto que es difícil y que lleva un montón de trabajo. Pero trabajé para intentar ser campeón de TC y lo conseguí.
Julián guarda los mejores recuerdos de su niñez en San José y también confiesa que comenzó a manejar con la camioneta de su padre. Fueron en los últimos días del extinto Autódromo General San Martín, un circuito espectacular en el que corrió la Fórmula 2 Europea (hoy Fórmula 2) a fines de 1978. Tenía puente, curvas veloces y allí compitieron las mejores categorías nacionales.
-¿Cómo fue tu infancia?
-Fue muy linda y siempre en el barrio, así que tengo mis amigos que justamente estuvieron este fin de semana acá conmigo. Todo el día andando en bicicleta en la calle, así que tengo muy lindos recuerdos de ahí y está bueno que también estén acompañándome este fin de semana acá en Buenos Aires. Son prácticamente los mismos amigos de toda la vida.
-¿Cómo surgió lo del automovilismo?
-Mi viejo corría en el Zonal Cuyano y él me compró el karting. Me hizo arrancar y practicar, correr y fue el que me acompañó durante toda mi carrera deportiva hasta hace un par de años. Comencé en el kartódromo del Parque General San Martín, al lado del autódromo. Ahí aprendí a manejar porque cuando terminaban las carreras mi viejo me prestaba la camioneta e iba por la pista. Una lástima que se perdió ese circuito, era hermoso.
-Comenzaste a correr en plena crisis de 2001, ¿de chico asumiste que era imposible ir a competir a Europa?
-Sí, sabía que era muy difícil soñar con la Fórmula 1 por el tema económico. Era muy complejo y no lo podía gestionar. Pero aún conservo el sueño de ir a correr a Europa. Por medio de Toyota ya corrí en Daytona y en el Stock Car de Brasil. Esas fueron las únicas incursiones en el exterior, pero me quedan ganas de hacer algo más afuera y todavía no lo descarto. Si tengo la posibilidad en algún momento, lo voy a intentar hacer.
-¿Y en qué categoría internacional te gustaría?
-Me encantaría poder correr las 24 Horas de Le Mans y las 24 horas de Daytona, porque cuando fui corrí una carrera de cuatro horas. Pero después hay campeonatos sprint que me parecen más competitivos. Alguna categoría en Estados Unidos de IMSA o el Europeo de Le Mans.
-¿Cómo nació tu amistad con Franco Colapinto?
-Nos conocíamos porque yo estoy al tanto de quiénes andan bien en karting y me gusta ir a las carreras. Conocía al padre también. Intercambiamos un par de mensajes y cuando él empezó a correr en las categorías de Fórmula en Europa, también lo seguí mucho, desde la Fórmula 4. Le iba mandando mensajes de apoyo, de felicitaciones o lo que sea. Ahí se fue generando una amistad. Este año lo invité a la carrera en Buenos Aires y me trajo suerte porque fui segundo y gané la etapa regular. Después nos encontramos en Madrid y cuando salió lo de la Fórmula 1 siempre estuvimos en contacto. Intento no molestarlo tanto porque obviamente debe haber un montón de gente que quiere tener un montón de información de su futuro y de muchas cosas, y yo la verdad que en eso no me meto. Entonces capaz que eso hace que tenga confianza en mí y que se pueda distraer. Hablando de otras cosas está bien.
-¿Alguna anécdota juntos?
-Lo más loco fue cuando nos encontramos en Madrid. Estábamos cenando y un argentino lo reconoció, vino, lo saludó y le dijo “vas a estar en Fórmula 1 pronto”. Cuando se fue, Franco me dice “tiene un poco de fantasía, pero me gusta porque el argentino es optimista”. La cosa es que a la semana se confirmó que iba a Fórmula 1 porque pasó lo de Sargent (Logan), que lo echaron del equipo y al martes siguiente lo confirmaron a Franco.
-¿Cómo se debe aprovechar este “fenómeno Colapinto” para el automovilismo argentino?
-La repercusión que ha tomado lo de Franco hace que repercuta en el automovilismo nacional. Sin duda. La gente está bastante más interesada en el automovilismo y creo que eso también lo tenemos que aprovechar nosotros, generando un buen espectáculo en pista y también mediáticamente aprovecharlo para los sponsors y por eso creo que es una buena oportunidad.