
Tras la eliminación en la Copa Davis, Guillermo Coria cumplió su mandato como capitán del equipo argentino y se fue con buenas sensaciones. Se mostró como un estratega que tuvo a su palabra como bandera, aunque eso le trajera aparejado críticas negativas. Su legado, el affaire Zeballos, la reacción a la prensa y su mensaje al nuevo capitán, en una charla abierta con el Mago.
Argentina culminó su participación en las Finales de Copa Davis y marcó su despedida. Se quedó unos días más en España y, desde allí Guillermo Coria le puso fin a tres años de capitanía.
- ¿Cómo tomaron la decisión de culminar con la capitanía? ¿Venías barajando esa posibilidad?
- Era una posibilidad de que se terminara acá, ya sabíamos que habíamos cumplido los dos años y, después, le agregamos uno más. Creo que con tres años está bien. Después que me fui de Málaga, hablamos con Agustín (Calleri), fueron no más de cinco minutos que charlamos del tema y, después, seguimos con otras cosas. La verdad es que yo no me despedí de los jugadores ni del cuerpo técnico, ahí, en Málaga, pero sí lo terminé haciendo en el grupo de mensajes que tenemos. Es que no quise hablar nada antes, te juro por mis hijos, porque sentía que era una falta de respeto hacerlo, teniendo en cuenta lo que nos estábamos por jugar.
- ¿Se sorprendieron, qué te dijeron?
- Algunos me fueron enviando mensajes por privado y otros en el grupo. Pero, con la mano en el corazón, las palabras que fui recibiendo de cada jugador y del cuerpo técnico, a medida que se fueron enterando, es realmente emocionante y es lo que un capitán valora. Lo valora mucho más que cualquier cosa y cualquier título, el cariño, el respeto y las palabras que uno recibe. Es el fruto de la semillita que aportamos en cada uno de ellos. Ahora, la idea es poder juntarnos en diciembre y hacer una despedida como todos nos merecemos, como se merece este tremendo grupo que armamos en estos años.
- ¿Qué balance hacés de tu capitanía?
- A nosotros nos tocó hacer el recambio, sobre todo en singles. Fueron cinco singlistas que debutaron, ¡eso es un montón! Después de lo que nos sucedió en Bolonia (2022) había que revertir la situación y armar un equipo sólido. Ahí aparecieron todos los jugadores que fueron debutando y creemos que cumplimos con el objetivo. Obviamente, cuando los resultados no se dan te dicen que te equivocaste y cuando las cosas salen bien sos un fenómeno, pero nosotros creemos que no es así, porque hay muchas cosas que uno ve estando en el día a día. A mí me ha pasado como jugador, vivir momentos de mucha confianza y de poca confianza, pero también hay que tener en cuenta al rival, y si tu jugador va a tomar a bien o mal los momentos de tanta tensión, en partidos tan importantes. Entonces, ahí salís a tomar las decisiones. El Tero, Leo y yo, nos entregamos al cien para esto. Cada decisión que tomamos siempre fue pensando en el bien de los chicos y del equipo. Podríamos haber hecho la fácil para lavarnos las manos y poner lo que creían que era lo más conveniente sin importar qué era lo mejor para el equipo.
Creo que logramos el mayor objetivo, que no eran los resultados para llegar a Málaga, sino el de formar un equipo sólido, un equipo comprometido, con jugadores comprometidos. Un equipo con ganas de estar y de querer representar el país. Creo que ése podría ser mi legado.
- ¿Sentís que dejás un equipo competitivo? ¿Le volvieron a tener respeto a la Argentina?
- Mirá, en Málaga estuvimos entrenando con las parejas de dobles de Australia y de Estados Unidos y los chicos nuestros estuvieron muy bien. No sabés cómo se notó que hay mucho respeto hacia ellos. Italia sacó a sus doblistas y volvió a usar al N° 1 (Jannik Sinner) junto con Berrettini para intentar ganarnos, eso te habla del respeto que les tienen. Por eso, a mí y también a ellos, nos dio bronca cuando algunos salieron a decir que había que sacarlos de los Juegos Olímpicos y de la Copa Davis, porque no tenían chances. Ellos, con mucha humildad, nunca salieron a responder. Además, ahora tenemos a tres singlistas que ya están consagrados y con mucha experiencia en Copa Davis, que pueden jugar de local o visitante y sobre cualquier superficie. Claro que sí, volvieron a respetar a la Argentina nuevamente.

- Hablaste de satisfacción y de tu legado, ¿hubo algún momento en que la pasaste mal y no te gustó?
- La verdad es que los jugadores que quisieron estar y jugar lo hicieron. No voy a esquivar lo que pasó con Zeballos, que no fue agradable para mí. Nosotros estuvimos trabajando para que haya buena química, buena comunicación y unidad. Para eso hacía falta ser sincero, directo y tener las cosas claras. A mí me gusta que todos tengan la misma posibilidad, de que el mensaje sea el mismo para todos y que cuando había compromiso, había que respetarlo. Todos sabían, un año antes, de cuáles eran las condiciones y de que la Copa Davis era un requisito principal y que había que cumplir con las series. Yo no iba a sacar a una pareja de dobles que compite en el circuito, que estuvo en Rosario, en Finlandia y que nunca dijo que no. Yo no podía dejarlos sin la posibilidad de los Juegos Olímpicos. Tampoco iba a sacar a un singlista. Acordamos que iban a ir cuatro, además se sumó Facundo Díaz Acosta cuando ganó la medalla en los Panamericanos. ¿Por qué iba a sacar a Navone o a Echeverry para que vaya Horacio, cuando él no estuvo ni en Rosario ni en Finlandia? No era justo para el resto. Me comí un montón de críticas y de puteadas. No fue nada lindo que dijeran que no estaba (Zeballos) por “algo de piel” o de que yo no tenía “buena onda”. La verdad es que no estuvo bueno ni fue justo, porque fuimos todos sinceros y no merecíamos ese maltrato, no lo digo por Horacio, sino por algunos sectores de la prensa que se agarraron de eso. Ese es el único disgusto que me llevo.
- ¿Te molestaron las críticas?
- No hay que meter a todos en la misma bolsa, pero siempre van a haber críticas positivas y negativas. El periodista está para dar su punto de vista y se respeta que tenga su visión, pero cuando ya dejás de ser objetivo y tenés tu postura, para un lado o para el otro, ya pierde validez. Además, no es lo mismo cuando el periodista está en cada serie, ve el día a día y cómo están los chicos porque, ahí, el que tiene experiencia se va dando cuenta cómo viene la mano y la razón de las estrategias. Eso es muy diferente a hacerlas sin estar.
- ¿Se te presentaron proyectos durante tu mandato?
- Muchos, que ahora tal vez los vaya a analizar, porque siempre los fui rechazando. La confianza que puede darle un capitán al jugador y a su cuerpo técnico es que no tenga ningún tipo de compromiso ni interés de entrenar a nadie. Un capitán tiene un montón de información de cada jugador, que es privada de cada jugador. Entonces hay que tener mucho cuidado y manejarse muy bien en ese sentido.
- ¿Te gustó sentarte en la silla del capitán?
- ¡Sí, me gustó! La verdad que sufrí mucho por los chicos, por cómo se sentían o cómo podían estar en la cancha. ¡Fue maravilloso!
- ¿Qué le dirías al próximo capitán sobre el equipo que dejaste y de qué cosas le dirías que se cuide?
- Que mantenga su palabra a los jugadores. La palabra es muy importante, que sea la misma palabra para todos, que sean las mismas condiciones para todos, porque cuando vos les mantenés la palabra y cumplís, ahí, te ganás la confianza de los jugadores, ciento por ciento. En el día a día, uno arma el equipo para ganar, pensando qué es lo mejor para el equipo y no en qué es lo mejor para el capitán. Eso es muy importante. Por eso, los chicos ya sabían cómo pensábamos y cómo íbamos a trabajar, eso es fundamental. Le diría que haya respeto y compromiso, de él y de los jugadores. Seguramente tendrá que estar atento a los que se vienen, como Mariano Navone, al que me hubiera gustado darle una posibilidad, Comesaña, Camilo Ugo (Carabelli) y Tirante. El próximo capitán se va a adaptar rápido a los chicos, porque son todos muy buenos y es un orgullo dejarle un equipo unido y tirando todos por el mismo lado.