
Apasionados. Así puede definirse a los hombres y las mujeres que integran la dotación del ARA Irízar. DEF subió a bordo del emblemático rompehielos y fue testigo de la prueba de máquinas de este buque –único en su clase en Sudamérica– antes de embarcarse en una nueva campaña antártica. Una campaña donde su tripulación brindará todos los máximos esfuerzos para asegurar, una vez más, la presencia argentina en el Continente Blanco.

Cabe destacar que, tras el incendio de 2007, este rompehielos atravesó una serie de reformas que potenciaron sus capacidades. Hoy, su principal actividad se enmarca en el cumplimiento de la política nacional antártica: allí deberá llevar adelante las tareas logísticas que aseguran el reaprovisionamiento, el relevo de las dotaciones en bases y refugios, la distribución de los científicos y el cuidado del ambiente marítimo y antártico.

Prueba de máquinas
Antes de cada campaña, el rompehielos navega las aguas del Atlántico para verificar el adiestramiento de la dotación y poner a prueba los sistemas y equipos, previo a enfrentar los complejos mares australes. Por esta razón, a lo largo de casi 600 millas navegadas –entre Buenos Aires y Mar del Plata– se exigió al buque a su máxima potencia, mientras la dotación participó de distintos ejercicios a bordo. Lanzamiento y recuperación de aeronaves, reaprovisionamiento vertical con helicópteros, luchas contra incendios, utilización de bengalas y maniobras con embarcaciones menores fueron algunos ejemplos de eso.

Estas actividades son claves para luego, con rumbo a la Antártida, superar las contingencias que puedan surgir. Una de ellas es atravesar el hielo del Atlántico Sur. En ese contexto, uno de los desafíos más grandes a superar es el de identificar el tipo de hielo con el que se encontrarán. Por eso, y además del “ojo marinero” adiestrado del personal, el Irizar cuenta con una estación glaciológica.
Para el capitán de fragata Guillermo Ortega, esta navegación es el resultado de un período de alistamiento en el que se recuperan los equipos y se preparan para la próxima campaña antártica. “Este rompehielos no se puede dar el lujo de navegar con elementos que generan dudas sobre su funcionamiento”, afirma y aclara que existen dos tipos de hielo: el terrestre y el marino. Ortega explica que el primero se genera en glaciares (y con el tiempo llega al mar), mientras que el segundo es producto del congelamiento de las capas superiores del océano. Al terrestre, los marinos buscan evitarlo. Al segundo, el Irízar les hace frente. “Contamos con imágenes satelitales para su observación. Si se puede esquivar, mejor. Pero hay circunstancias en las que se debe romper y estamos preparados para eso”, agrega.

El buque y un objetivo estratégico
El comandante y capitán de fragata Carlos Recio es contundente: “Este buque cumple un objetivo estratégico, el de lograr una Argentina bicontinental, dado que es uno de los pocos medios que puede operar en dos continentes en los cuales el país reclama soberanía”.

A lo largo de su carrera, Recio participó de 11 campañas antárticas y fue parte de la dotación del Irízar antes y luego del incendio que lo afectó en el año 2007. Tras la reparación, fue jefe de inspección durante las pruebas de puerto, de mar y de hielo. “La primera campaña del buque modernizado fue la de verano 2017 y 2018. Hoy, la misión del barco sigue siendo la misma, pero cabe destacar que hubo una evolución tecnológica”, cuenta el oficial y reconoce que, antes del accidente, la Armada ya tenía pensando hacer una reparación de media vida en el buque.

Actualmente, el Irízar no solo dispone de mayor potencia y de cantidad de camas disponibles, sino que cuenta con radares de desarrollo nacional. “INVAP y CITEDEF fueron parte del proceso de modernización y participaron de esa evolución”, dice el actual comandante, al tiempo que resalta que, por ahora, este buque es el único rompehielos que puede operar en el continente blanco, tanto en verano como en invierno.
Hombres y mujeres de mar
“Mi gran amor es el mar”, confiesan absolutamente todos los miembros de la dotación. Las historias pueden variar, pero la pasión es lo que los define: es el mar el que los desafía, y del que aprenden continuamente. “La Antártida te enamora. Yo tengo 11 campañas, ¿sabés cuál fue la mejor? Todas. Cada una es única”, reconoce Recio y señala que cumplir tareas a bordo del Irízar es uno de los destinos más importantes para el personal de la Armada: “Yo siempre digo que las Fuerzas Armadas son el brazo ejecutor de las políticas exteriores de los países. Somos parte de una política nacional para hacer de Argentina un país bicontinental”.
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