“LS83″: la película con archivo inédito que vincula imágenes de la dictadura con recuerdos de una infancia argentina

Con grabaciones desconocidas del noticiero de canal 9 de los años 70 y la voz de Martín Kohan, un documental explora el modo en que una niñez puede quedar marcada por las escenas y los silencios de una época oscura

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El director de "LS83" es
El director de "LS83" es el cineasta argentino Herman Szwarcbart.

Si se deciden a verla, los más jóvenes se encontrarán con 83 minutos de una parte de la historia argentina que leyeron en los libros o sobre la que escucharon hablar intensamente a padres y abuelos en las mesas familiares. Para los mayores, el documental LS83, dirigido por Herman Szwarcbart (Un pogrom en Buenos Aires, Fuimos felices), será mucho más que una película ya que esas imágenes, a las que se suma la voz en off del escritor Martín Kohan leyendo frases de su libro Me acuerdo (Editorial Godot), cobran la fuerza de una memoria personal y colectiva, en especial para aquellos que vivimos la infancia o la adolescencia durante la última dictadura.

LS83 fue elaborada con talento y tecnología sobre la base de documentos desconocidos: un archivo fabuloso compuesto por unas doce mil películas del noticiero de canal 9 que fueron filmadas durante el período que va entre 1973 y 1980 y que nunca se había hecho público hasta ahora. Las latas habían quedado abandonadas en un sótano del viejo canal 9 en el momento en que fueron mudadas sus instalaciones, a fines de los ‘90. El Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken las rescató y fue a partir del proyecto de la película de Szwarcbart que comenzaron a restaurar el material. Los primeros trabajos con el celuloide comenzaron en 2019. El libro de Kohan se publicó en 2020.

Trailer del documental "LS83", de Herman Szwarcbart.

Escenas tensas previas al golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, cuando al gobierno de Isabel Perón le quedaban horas apenas, actos oficiales o escenas sociales en los que se ve a los miembros de las juntas militares –Videla llegando en auto o en primeros planos, conversando con periodistas, la visita de los reyes de España, un chispeante Galtieri compartiendo una comida con soldados– pero hay mucho de vida cotidiana: una charla con Monzón luego de un entrenamiento, la clásica nota del comienzo de clases con excitados guardapolvos blancos rodeando al movilero, un obispo asegurando a cámara que la Argentina solo tiene que tener vínculos con países democráticos, festejos juveniles del día de la primavera o el nostálgico hormigueo humano en la calle Lavalle cuando todavía era el reino del cine.

El film explora el modo en que una vida puede quedar marcada por las escenas y los silencios de una época oscura. Hay imágenes sin sonido original, hay otras con sonido ambiente –un sueño, o una pesadilla, que regresa– y está la voz particular de Kohan, que hace memoria y regresa a sus primeros años en la escuela, en el deporte, en la rutina familiar y en los desengaños amorosos. La intención de los creadores nunca fue que las palabras de Kohan funcionaran como epígrafes de las imágenes; algunas veces sincronizan, otras parecen impactar entre sí o directamente van por diferentes caminos, y así también va el espectador.

En la película se escucha
En la película se escucha la voz en off de Martín Kohan leyendo fragmentos de su libro "Me acuerdo", publicado por editorial Godot.

Aunque las imágenes oficiales impactan por desconocidas y porque son un registro inusual del discurso público del gobierno militar de entonces, son las escenas cotidianas las que confirman una intuición inquietante: la más cruel de las dictaduras puede ser naturalizada por la población. En algunos casos seguramente hubo afinidad ideológica pero, finalmente, todos aprendemos a mirar para otro lado cuando se trata de sobrevivir.

LS83 se estrena el próximo domingo en el Malba. Meses atrás ganó el Gran Premio Ciudad de Buenos Aires a la mejor película argentina entre todas las categorías en el último BAFICI y quedó seleccionada para participar en la Competencia Iberoamericana del Festival Internacional de Viña del Mar que se inaugura a fines de noviembre. Lo que sigue es la transcripción de una breve charla con Herman Szwarcbart, su director.

— ¿Cómo llegaste a los materiales que se usan en la película?

— Hace unos años visité el Museo del Cine buscando material para mi película Fuimos felices, un documental que estaba haciendo sobre la vida cotidiana judía en Argentina. Ahí me encontré con una cantidad de latas en 16 mm apiladas que tenían etiquetas escritas a mano con los nombres de Videla, Massera, Viola, Bignone y Galtieri. Contenían las notas del noticiero de Canal 9 entre 1973 y 1983, el período en que el canal había estado en manos del Estado. El archivista del museo me dijo “son latas del noticiero de Canal 9 que quedaron abandonadas hace años, no pudimos ver casi nada, hay que revisar rollo por rollo. Lleva mucho tiempo y plata, ninguna de las dos cosas sobra”.

"LS83" intercala imágenes de actos
"LS83" intercala imágenes de actos oficiales con otras de vida cotidiana o noticias de deportes y espectáculos.

— Eran del período en que el canal había pasado a manos del Estado, ¿no?

— Sí. En 1973 las licencias de los canales de televisión habían vencido y el gobierno de Perón no quería renovarlas. Finalmente, fueron expropiados en 1974 por Isabel Perón. Canal 9 tuvo un derrotero particular: a diferencia de Goar Mestre, por el 13 y de Yankelevich, por el 11, que sí lo hicieron, Alejandro Romay no aceptó la expropiación y le inició un juicio al Estado, que terminó ganando en 1984. Esas latas habían quedado abandonadas en un sótano del viejo Canal 9, en la calle Gelly 3378, cuando los nuevos dueños mudaron el canal a fines de los noventa. Antes de que esos archivos terminaran en un container, el Museo del Cine logró rescatarlos y resguardarlos en sus bodegas. Volviendo al comienzo, al tiempo de aquella visita, no pude evitar volver al museo para ver qué había en esas latas. El material estaba en crudo, sin editar; muchas de esas notas nunca habían salido al aire.

Herman Szwarcbart vio por casualidad
Herman Szwarcbart vio por casualidad las latas con las cintas de viejos noticieros en el Museo del Cine.

— ¿Qué idea tenías sobre ese período de la Argentina? ¿Qué te cambió luego de ver el material y qué pudiste confirmar de lo que pensabas antes?

— Siempre lo consideré, y sigo considerándolo, como el período más oscuro de la historia contemporánea de nuestro país. Al acercarme a este material empezaron a surgir recuerdos de mi infancia y adolescencia durante esos años. Recordé mi secundaria en el Vieytes, una escuela solo de varones, y cómo los preceptores nos pegaban: pequeños cachetazos, simpáticos, casi cómplices. Pero cachetazos al fin; un gesto de época que, en ese momento, no parecía violento. Sin embargo, la sensación era extraña. No tengo registro de haberla pasado mal durante la dictadura, y lo digo casi con culpa. En su libro Los espantos, Silvia Schwarzböck dice: “Si algo queda por pensar de la dictadura y sobre su posdictadura no son solamente los muertos que pesan como una pesadilla sobre la conciencia de los vivos, sino también las figuras espectrales que habitan nuestro presente”. Ella retoma un término que me acompañó mientras hacía esta película: el “Niño Mierda”.

Una de las imágenes de
Una de las imágenes de Videla que se ve en el documental "LS83".

— ¿Qué es exactamente ese concepto?

— Fue tomado de una obra del artista Lux Lindner. El “Niño Mierda” es el hijo de un oficinista, un médico o un contador que, mientras mira un programa infantil tomando Nesquik en su casa, no sabe que están torturando personas en un campo de detención. (Al margen, en su relato en off, Martín recuerda que en su casa le daban marca Superpibe en vez de Nesquik). Y el Niño Mierda está desautorizado para hablar de la dictadura, porque hablan quienes la han sufrido en carne propia, es decir, quienes han sido lesionados por ella. Mi búsqueda, en parte, consistía en identificar esas marcas que nos dejó aquella época. Yo terminé quinto año y, por alguna razón, nunca volví a visitar el Vieytes. De adolescente participaba en ciertos grupos judíos de izquierda en los que, hacia el final de la dictadura, ya hablábamos de los desaparecidos. La primavera alfonsinista la viví con mucha energía, entusiasmo y esperanza, proporcional a la tristeza que siento al recordar esos años desde este presente.

— Lo que mencionás acerca de la marca Superpibe en lugar de Nesquik se lee en Me acuerdo, el libro de Kohan.

— En el libro de Martín hay solo dos recuerdos que pueden vincularse directamente con la dictadura (aunque aparecen sin una referencia precisa al año en que sucedieron). Uno es la detención de un amigo de sus padres por “averiguación de antecedentes”, que finalmente es liberado al día siguiente y por lo cual el hombre luego decide afeitarse la barba. El otro es cuando su mamá, después de una pelea con el papá, se baja del auto, toma un colectivo y unos soldados hacen bajar a todos los pasajeros para revisarlos uno por uno. Pero hay otro, donde describe un juego de su infancia: el secuestro de su hermana, que él mismo llevó a cabo con un amigo. La llevaron a un sótano, pidieron el rescate a la familia, y una vez que lo pagaron, la liberaron.

Las grabaciones que habían quedado
Las grabaciones que habían quedado abandonadas no habían sido editadas. En su mayoría nunca salieron al aire.

— Es uno de los textos más inquietantes, sí. ¿Cómo se te ocurrió hacer dialogar la película con los textos de Martín?

— El guion lo trabajé junto con Fernando Krapp. Las opciones para abordar el material eran muchas. Al principio empezamos a agrupar las notas por tema: infancia (muchas con chicos en guardapolvo, en actos oficiales, desfiles), rol de la mujer, inauguración de obras, vida cultural, Iglesia. Incluso llegamos a pensar en convocar a especialistas en cada uno de esos temas para que dieran su impresión, siempre desde el presente. Hasta que Martín Kohan publicó su libro Me acuerdo. Yo ya había leído el de Joe Brainard y el de Georges Perec, pero el de Kohan me impactó directamente: somos prácticamente de la misma edad y también me crié en el seno de una familia judía de Buenos Aires, laica y de clase media.

Afiche de la película documental
Afiche de la película documental que se estrena el 9 de noviembre en el MALBA

— ¿Y cómo trabajaron operativamente para que el texto y las imágenes matchearan, por decirlo de alguna manera?

— Con la lectura del libro notamos que muchos recuerdos tenían una relación directa con las imágenes del noticiero, y otros las complementaban. A partir de ahí hicimos una primera selección y empezamos a probar, a montar y a jugar con la superposición de ambos materiales. Desde el inicio tuvimos claro que no queríamos que las imágenes ilustraran literalmente el texto, ni que los textos funcionaran como epígrafes de las imágenes. Martín ya había grabado un audiolibro, lo que nos permitió hacer unas primeras pruebas. Pero luego fuimos reagrupando los recuerdos, cambiando el orden, y eso hacía que se perdiera un poco la fluidez y la cadencia. Finalmente, fuimos a un estudio de grabación y Martín leyó todos los recuerdos en el orden en que aparecen en la película.

— ¿Cuál es el momento qué más te conmueve de la película y por qué?

— Hay dos momentos que todavía me conmueven. En ambos se dio algo particular: una coincidencia entre la sensación que tuve al montar la película y lo que luego se vivió en la sala. El primero es la aparición de Videla. Ocurre después de varios minutos en los que escuchamos a Martín recordar su escuela primaria y sus novias, entre las risas del público (el nivel de esas risas también me resultó llamativo). El momento es inesperado: se lo ve apenas descender de un auto. La imagen es muda (y así la dejamos), y el silencio que se produce en la sala, durante largo rato, genera un contraste muy fuerte con el clima anterior. El segundo es el final, con esas imágenes de la Costanera filmadas para ilustrar una nota sobre el tiempo: un día ventoso, un avión despegando desde Aeroparque, el río agitado y esas hamacas que se mueven solas. Fue una de las primeras latas que vi, y todavía me resulta impactante.

El documental muestra imágenes de
El documental muestra imágenes de un primer día de clases en una escuela pública en los años 70.

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*LS83 se estrena el domingo 9 de noviembre en el MALBA a las 18 y podrá verse los demás domingos del mes en el mismo horario. Av. Figueroa Alcorta 3415, CABA.

También habrá dos funciones dentro del programa Selección BAFICI: miércoles 12/11 a las 18 y miércoles 19/11 a las 20, en el CC 25 de Mayo, Triunvirato 4444, CABA.

** Ficha técnica de LS83:

Dirección: Herman Szwarcbart

Guion: Fernando Krapp, Herman Szwarcbart

Producción: Gaman Cine, Herman Szwarcbart,

Gabriel Kameniecki, Santiago Borensztejn

Co-producción: Nell & Weinbeer Films

Producción ejecutiva: Santiago Borensztejn, Gabriel Kameniecki, Emiliano

Torres, Nicolás Gil Lavedra, Philipp Nell, Lukas Weinbeer.

Edición: Pablo Mazzolo

Año: 2025

Duración: 83 min.

Género: Documental

País: Argentina, Alemania