La maldición de “Ofelia”, la obra que inspiró a Taylor Swift

La historia trágica del personaje de Shakespeare también afectó la vida de Elizabeth Siddal, la modelo de la representación más icónica del relato

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Tapa de "The Life of
Tapa de "The Life of a Showgirl" de Taylor Swift

La imagen de Taylor Swift sumergida en aguas, evocando la muerte de Ofelia en el Hamlet de William Shakespeare, domina la portada de su nuevo álbum. Esta elección visual, cargada de simbolismo, no solo rinde homenaje a una de las figuras más trágicas de la literatura inglesa, sino que también anticipa el tono introspectivo y dramático que recorre The Life of a Showgirl, donde la cantautora estadounidense utiliza este guiño a la iconografía clásica para explorar nuevas dimensiones en su narrativa musical.

La decisión de inspirarse en Hamlet y, en particular, en la tragedia de Ofelia, revela una voluntad de diálogo entre la cultura pop y la tradición literaria. Al situarse en el lugar de una figura que ha simbolizado la fragilidad y la incomprensión, Swift invita a sus oyentes a reflexionar sobre el precio de la fama y la complejidad de la identidad femenina en el escenario contemporáneo.

En la obra del bardo, Ofelia, muere ahogada tras caer de un árbol de sauce, según relata la reina Gertrudis en un monólogo del acto IV. La reina describe que Ofelia parecía “incapaz de su propia angustia”, lo que sugiere un estado de locura en sus momentos finales.

Ofelia es, por otro lado, uno de los personajes femeninos -no religiosos- con mayor representación en la pintursa, siendo la versión de John Everett Millais la más icónica. Pero detrás de esa obra, como de la misma Ofelia, la tragedia se encuentra en cada rincón:

"Ofelia", de John Everett Millais
"Ofelia", de John Everett Millais (Tate Gallery)

Elizabeth Siddal (1829-1862), la mujer que fue modelo para numerosos artistas de mitad del siglo XIX, en especial para la Hermandad prerrafaelita, fue pintora por derecho propios, pero como muchas cayó en la invisibilización del canon masculino de su tiempo. La tragedia que rodea a Siddal añade una capa de misterio a la historia de la Ofelia de Millais.

Siddal creció en una familia con un buen pasar, pero cuando ella era pequeña, en 1831, la economía familiar desbarrancó y se mudaron a una zona más modesta, en el sur de Londres. Aunque no hay constancia de que haya asistido a la escuela, sabía leer y escribir; es probable que sus padres le hubieran enseñado.

Esto posibilitó un encuentro fortuito que sería determinante: al desenvolver una porción de manteca que estaba recubierta por papel de diario, les prestó atención a unas palabras dispuestas en verso: se trataba de un poema de Alfred Tennyson que le despertó el amor por la poesía y la necesidad de escribir.

Siddal, quien fue descubierta por Walter Deverell mientras trabajaba en una fábrica de sombreros, encarnó el ideal de belleza prerrafaelita: alta, delgada y de cabello cobrizo, una característica que el grupo popularizó en la pintura británica.

"Autorretrato" (1853-54), de Elizabeth Siddal
"Autorretrato" (1853-54), de Elizabeth Siddal

El proceso de creación de Ofelia se dividió en dos fases. Millais pintó primero el paisaje a orillas del río Hogsmill, en Surrey, capturando con precisión botánica cada elemento del entorno. Posteriormente, en su estudio, Siddal posó durante largas sesiones sumergida en una bañera, vestida y flotando durante 11 horas diarias.

Para evitar que el agua se enfriara, Millais colocaba velas bajo la bañera, pero en una ocasión se apagaron y Siddal contrajo neumonía. El padre de la joven exigió una compensación, que el pintor pagó junto con los gastos médicos.

Tras su experiencia con Millais, Siddal se convirtió en la musa exclusiva de otro miembo de la Hermandad, Dante Gabriel Rossetti, quien le prohibió posar para otros artistas del círculo. La relación estuvo marcada por la infidelidad y el conflicto, como demuestra la disputa entre Rossetti y William Holman Hunt por el amor de Annie Miller, otra modelo emblemática del movimiento.

"Retrato de Elizabeth Siddal" (1854),
"Retrato de Elizabeth Siddal" (1854), por Dante Gabriel Rossetti

La aparición de la Hermandad en la época Victoriana supuso una ruptura radical con la pintura británica dominante, que se encontraba, según los jóvenes artistas, “anquilosada por el academicismo y el exceso de betún de judea”. Para ellos, figuras como Joshua Reynolds y Thomas Gainsborough representaban un arte envejecido y repetitivo. Los prerrafaelitas, liderados por William Holman Hunt, Rossetti y Millais, propusieron un retorno a los valores y técnicas de los primeros renacentistas y los maestros góticos, como Paolo Uccello y Sandro Botticelli, reivindicando la intensidad cromática y el detallismo minucioso.

El rechazo a la perfección simétrica y la idealización impuesta por Rafael Sanzio llevó a estos jóvenes a buscar inspiración en el Quattrocento y en la pintura flamenca. Su objetivo era recuperar la vitalidad y la autenticidad del arte anterior a Rafael, convencidos de que la imitación de su estilo había sofocado la creatividad y el espíritu genuino de la pintura. Esta postura se tradujo en una atención obsesiva al detalle naturalista y en la elección de temas literarios y simbólicos, especialmente aquellos inspirados en William Shakespeare.

El óleo sobre lienzo de Milliais, que se conserva en la Tate Britain, fue presentado en 1852 junto a otra versión de Arthur Hughes. Aunque existían grabados previos sobre Ofelia, ninguno abordaba este instante específico, que Millais retrató con una fidelidad extrema al texto de Shakespeare, basándose en las palabras de Gertrude, madre de Ofelia y única testigo de la escena.

Antes y después de la obra de Millais hubo otras versiones: algunos grabados sobre el personaje (dos de Eugène Delacroix), pero ninguno sobre este momento específico que Millais eligió y que luego sería representado por el mismo Delacroix(’53), Alexandre Cabanel(1883) y John William Waterhouse(1889), entre otros.

"Ofelia" por Delacroix, Cabanel y
"Ofelia" por Delacroix, Cabanel y Waterhouse

El simbolismo floral en la obra es especialmente relevante. Cada especie tiene un significado: el sauce llorón alude al amor no correspondido, las margaritas evocan la inocencia, las ortigas el sufrimiento, las rosas rosadas la juventud, el collar de violetas la fidelidad y la castidad, los pensamientos el amor no correspondido, y las No me olvides refuerzan la idea de la memoria y la pérdida. Un petirrojo en la esquina superior izquierda, asociado en el folclore a la muerte, y una formación de matorrales que sugiere un cráneo, remiten al motivo del memento mori y a la tradición de las vanitas neerlandesas de los siglos XVI y XVII.

Destaca la presencia de una amapola silvestre cerca de la mano derecha de Ofelia, una flor ausente en el texto shakesperiano pero cargada de significado: asociada a la muerte y al adormecimiento, anticipa el destino de la modelo, Elizabeth Siddal, quien falleció por una sobredosis de láudano, derivado del opio extraído de la amapola. Este detalle conecta la obra pictórica con la biografía de su protagonista y reaparece en Beata Beatrix (1863), el homenaje póstumo de Rossetti a Siddal.

Siete años después de su muerte, el cuerpo de Siddal fue exhumado para recuperar los poemas que Dante Gabriel Rossetti le había dedicado y enterrado junto a ella. Según el relato, su cabello habría crecido tanto que cubría por completo el cadáver, y Rossetti, tras copiar los versos, ordenó quemar los originales. El libro resultante, lejos de alcanzar el éxito, fracasó en ventas. Este episodio, tan macabro como romántico, ilustra la intensidad de los vínculos personales y artísticos que definieron a la Hermandad Prerrafaelita y, en particular, la relación entre musa y creador.

"Beata Betrix", la obra póstuma
"Beata Betrix", la obra póstuma sobre Elizabeth Siddal con una amapola, de Dante Gabriel Rossetti

Ofelia recibió elogios de la crítica y facilitó la integración de Millais en el arte oficial británico, consolidando la aceptación de la Hermandad Prerrafaelita.

Siddal se dedicó a la poesía y la pintura, aunque su producción fue breve debido a su prematura muerte en 1862. Su historia, marcada por el sufrimiento y la adicción, quedó indisolublemente ligada a la iconografía de la amapola y a la representación de la muerte romántica en el arte victoriano.

El rostro de Ofelia, capturado por Millais con una delicadeza que recuerda a Botticelli, transmite la paradoja de una vida que se apaga sin perder su fulgor, como las flores cortadas que flotan en el “río de cristal” descrito por Shakespeare.