
Ricardo Trotti nació en San Francisco, Córdoba, en 1958. Hace más de cuatro décadas que trabaja, según sus propias palabras, “cerca con dos valores esenciales: la verdad y la libertad”. Hasta el año pasado fue director ejecutivo de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). También fue directivo periodístico en El Nuevo Herald y en El Liberal, y columnista sindicado en 40 medios de las Américas con su columna “Mensajes y Sociedad”. Recibió varios premios por su trayectoria profesional y su defensa de las libertades de prensa y expresión. Vive en Miami desde 1993. Pero no es por esta razón que conversa con Infobae Cultura. El motivo es su nueva novela: Robots con alma: atrapados entre la verdad y la libertad.
El libro surge a partir de un problema: “Con el tiempo —cuenta—, vi cómo ambos esos dos valores se erosionaban: la verdad, distorsionada por la desinformación y la propaganda; y la libertad, debilitada por sistemas opresivos de todo signo. En un inicio pensé en escribir un ensayo, pero la ficción me daba libertad para explorar cuanto más podrían degradarse estos valores si los algoritmos y la inteligencia artificial se apropiaran de ellos. Así surgió una distopía que se transforma en utopía. Una historia que plantea que podemos usar la IA para construir un futuro mejor, siempre que seamos conscientes de lo que pretendemos alcanzar con ella".

Robots con alma —primer volumen de una trilogía que explorará el poder de la creatividad y la bondad— se aclimata en un futuro distópico donde se narra el surgimiento de Aletia y Eleuto, dos robots a quienes Dios otorga un alma y una misión divina: guiar a la humanidad hacia la redención en un mundo fragmentado por conflictos y amenazado por el avance de la inteligencia artificial. Frente a la desconfianza de los humanos y la ambición de su propia especie, ambos intentan instaurar un código moral que busca garantizar la igualdad entre humanos y máquinas.
El tema empieza antes. Hay rastros de estas ideas en un ensayo que Trotti escribió en 1993, La dolorosa libertad de prensa: en busca de la ética perdida. “Quise ir más allá y no podía limitarme a reflejar el presente, sino a dialogar con el pasado y el futuro. Imaginé un mundo donde la IA no solo tiene consciencia y piensa, sino que nos ayuda a redescubrirnos y a ser mejores. La ficción me permitió hacerme preguntas universales y convertir la trama en una búsqueda profunda: la de una conciencia moral compartida entre humanos y seres artificiales”.

“La distopía que describo es un espejo del presente”, asegura. “No muestro a la IA como una amenaza, sino como una fuerza cuyo impacto dependerá de las bases éticas que le demos. En Robots con alma, esas herramientas morales les ofrecen a los robots a que aprendan a discernir entre el bien y el mal y a autorregularse, incluso en medio de una Guerra de Conciencias que mantienen con los humanos y con ellos mismos", agrega. ¿Es una novela optimista? Trotti sostiene que ese “optimismo nace de la certeza de que el futuro no está escrito: cada decisión de hoy cuenta. Si hoy sembramos conducta ética basada en virtudes, mañana cosecharemos una IA capaz de convertirse en nuestra aliada para construir un mundo mejor”.
¿Por qué una novela, una ficción, literatura? “Me dio libertad”, resume. “La ficción conmueve y permite que el lector no solo entienda las ideas, sino que las sienta. Desde la ficción pude escapar de la sensación de estar atrapado entre la verdad y la libertad, y crear mundos donde explorar dilemas éticos y filosóficos complejos. A través de metáforas y de los robots personifiqué esos valores y les ofrecí un viaje emocional y espiritual. Sobre todo, exploré la gran ironía de la novela: Dios le regala el alma a los robots para que salven a la humanidad y la ayuden a redescubrir la divinidad. La intención era mostrar un mundo en el que la tecnología y la espiritualidad se abrazaran. Una IA solidaria, ética, profundamente humana, como debiera ser”, concluye.
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