
“La persona que envidia necesita ocultarlo y disfrazar su envidia bajo una teoría que justifique su hostilidad hacia el individuo o el grupo”. Esta reflexión, incluida en el capítulo dedicado a la envidia, sintetiza la tesis central de Eva Illouz en su nuevo libro “Modernidad explosiva”: las emociones, lejos de ser simples reacciones privadas, se han convertido en fuerzas que modelan la vida social y política contemporánea. En palabras de la autora, “la seriedad con la que tomamos las emociones para guiarnos es un rasgo de la modernidad. Las emociones siempre han existido, pero antes no las consultábamos realmente; ahora se han convertido en el suelo de la realidad, lo que las vuelve mucho más explosivas”. Así, Illouz desafía la visión tradicional que contrapone emoción y razón, y propone que las emociones son el motor de los cambios sociales actuales.
Durante la presentación de la obra, la socióloga franco-israelí expuso cómo la modernidad ha transformado la función de las emociones en la toma de decisiones tanto colectivas como individuales.
El libro, publicado tras cinco años de investigación y traducido simultáneamente a quince idiomas, estructura cada uno de sus nueve capítulos en torno a una emoción específica. Illouz analiza cómo la esperanza puede convertirse en un ancla para la supervivencia en tiempos de incertidumbre, mientras que la envidia, aunque desagradable en lo personal, puede impulsar la competencia y la innovación. “Creo que casi cualquier emoción no es ni positiva ni negativa. Psicológicamente tiene sentido hablar de emociones positivas y negativas. Como socióloga, observo la función de las emociones; la envidia, por ejemplo, aunque personalmente no sea agradable, puede cumplir muchas funciones positivas para una sociedad”, explicó la autora.

La selección de emociones que protagonizan el libro no responde a un sistema rígido. Según Illouz, “no hubo nada sistemático en mi selección de estas emociones; simplemente elegí las que me interesaban personalmente, y algunas se impusieron por la literatura, por ejemplo, debido a ciertos libros que he leído y me han gustado”. Esta conexión con la literatura, junto con la integración de teorías sociológicas, momentos históricos, arte y filosofía, caracteriza el enfoque de la autora. Referencias a Shakespeare, Aristóteles y personajes de novelas aparecen como herramientas vivas para entender las emociones en su contexto social.
Bienvenida, envidia
En el análisis de la envidia, Illouz recurre a la figura bíblica de Caín y Abel para ilustrar cómo esta emoción puede derivar en violencia extrema, pero también destaca la conclusión de Mandeville, quien convierte la envidia en motor de la economía. Para la Revolución Francesa, la envidia conduciría a la búsqueda de igualdad. La autora subraya que la envidia se distingue de los celos, aunque comparten raíces comunes, y que su carácter corrosivo puede tener consecuencias tanto destructivas como constructivas.
El capítulo dedicado a la ira la define como el “enigma del alma”. Illouz distingue entre la ira ante una injusticia personal y la ira social, que surge al observar injusticias cometidas contra otros. La ira, emparentada con el honor y ejemplificada en la “Ilíada”, puede transformarse en violencia cuando se percibe arbitrariedad en las autoridades, fenómeno que la autora vincula con el origen de los populismos. “La indignación se ha generalizado simplemente porque se ha legitimado”, concluye.

Respecto al miedo, Illouz lo describe como una respuesta visceral a una amenaza percibida contra el bienestar o la integridad corporal, y lo identifica como la emoción característica de los regímenes de terror o del campo de batalla. El último capítulo, dedicado al amor, recorre su evolución histórica y sostiene que el amor ha transformado la sociedad. Illouz afirma que el amor mantiene una relación ambivalente con la modernidad: por un lado, desestabiliza el orden social tradicional; por otro, afirma el poder de los individuos, situando a los amantes por encima de las normas sociales.
El libro arranca con una referencia a Baruch Spinoza, quien desconectó las emociones del pecado y la virtud, provocando el desasosiego de que cada uno es señor de sus sentimientos. Illouz observa que instituciones como el matrimonio y el mercado son perennes e independientes de las personas y sus avatares. La autora también explora la herencia de la cultura judeocristiana en la violencia y la envidia, y cómo estas emociones han sido interpretadas a lo largo de la historia.
Con más de 50.000 ejemplares vendidos de sus anteriores ensayos, Eva Illouz se ha consolidado como una de las voces más influyentes de la sociología contemporánea. Actualmente dirige estudios en el Centre européen de sociologie et de science politique (CSE-EHESS) en París y es Senior Professor de Teoría de las Emociones y Modernidad en la Zeppelin Universität, en Alemania. Su capacidad para sintetizar cuestiones complejas y hacerlas accesibles la ha convertido en una referencia para profesionales de la comunicación, universitarios y lectores interesados en comprender la crispación política y la incertidumbre actual.

Modernidad explosiva, editado por Katz en Madrid y Buenos Aires en 2025, con 334 páginas, se presenta como una obra imprescindible para analizar los cambios sociales a través del prisma de las emociones, proporcionando herramientas para una mirada crítica e innovadora sobre el presente.
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