La rica historia de Mirtha Legrand en el cine argentino es objeto del ciclo Mirtha Legrand: la diva total, organizado por el Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken junto a Malba Cine. Comenzó este jueves en la sala del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Av. Figueroa Alcorta 3415) con las proyecciones de El pendiente, de León Klimovsky y Safo, de Carlos Hugo Christensen. El ciclo continuará este viernes con las exhibiciones de Soñar no cuesta nada, de Luis César Amadori (a las 18) y Esposa último modelo, de Carlos Schlieper (a las 22.15); y el domingo 6 con Treinta segundos de amor, de Luis Mottura (a las 20) y Vidalita, de Luis Saslavsky (a las 22).
También el domingo 6, en el auditorio del Museo del Cine (Caffarena 51, La Boca) a las 18 se proyectará Con gusto a rabia, de Fernando Ayala.

Este texto escrito por el programador, historiador y crítico de cine Fernando Martín Peña en Malba Cine, resume el espíritu y sentido del ciclo.
Mirtha Legrand, la diva total
No hay nadie como ella. Se consagró estrella de cine a los 14 años y durante más de dos décadas protagonizó films muy distintos y pasó de un género a otro siempre con éxito. Llevó su popularidad a la TV y la multiplicó hasta el infinito pero, como en sus películas, fue cambiando con los tiempos y consiguió mantenerse vigente. Todo pasa muy rápido en el medio masivo más demandante de todos, pero ella permanece porque se renueva. No es sólo el público: ella no estaría donde está si no supiera renovarse también.
Pública es también la mayor parte de su vida porque literalmente creció ante las cámaras y vivió para ellas con una dedicación que ya no es, como lo era entonces, una condición para la fama. Hoy es famoso cualquiera. Ella se hizo famosa cuando, para serlo, había que tener condiciones excepcionales y cultivarlas. Al igual que sus hermanos Goldy y José, tiene memoria absoluta pero su territorio natural es el presente. En lugar de usar su inmensa experiencia para la evocación nostálgica, se vale de ella para afinar su percepción de las cosas. Aprende todo, aprende siempre, con una disciplina de hierro.

Es la profesional consumada, que cuando se enciende la cámara sabe hacer que todo parezca fácil, fluido, natural, sin delatar las horas de trabajo y preparación que se ha exigido a sí misma. Todo el mundo sabe que es brava pero se sabe menos que siempre ha utilizado su influencia para ayudar a otros, incluso en circunstancias muy difíciles.
Hay otra cosa importante que le matiza el temperamento: su sentido del humor. En el cine, cuando dejó de ser adolescente, fue la primera estrella femenina en demostrar que una mujer hermosa podía ser una extraordinaria comediante, ya fuere en operetas picarescas como La casta Susana o en comedias sofisticadas como La señora de Pérez se divorcia o Esposa último modelo, donde combinó el atractivo personal con un impecable timing humorístico. Eligió sus comedias con audacia, además: en La doctora quiere tangos y en Vidalita protagonizó, con registros distintos, algunas de las escenas más sexualmente sugestivas de su tiempo.

Su sentido del humor, su audacia y su timing siguen intactos, como cuando parodió su más famoso blooper en La dueña, cuando grabó una promo con resonancias de Game of Thrones, o cuando frecuentemente en su programa coloca con experta puntería un comentario que desarma el discurso de su interlocutor, o finge esconderse atrás de una servilleta para lanzar una pregunta incómoda.
Hoy no sólo la quieren los que siempre la admiraron por sus películas o por su vigencia sino también los que pasaron de su programa por considerarlo frívolo o los que irritó con sus posiciones políticas. Ella nos ganó a todos. Es la diva del siglo. En todo el mundo no hay ninguna figura parecida y es muy hermoso que, siendo tan grande, siga haciéndose llamar Chiquita.

Durante todo el mes de julio, Malba Cine y el Museo del cine “Pablo Ducrós Hicken” le dedicamos nuestra programación a Mirtha Legrand con el rescate de la mayor parte de su filmografía, en copias fílmicas. Se la verá dirigida por –entre otros– Carlos Hugo Christensen, Alberto de Zavalía, Francisco Mugica, Luis Saslavsky, Carlos Schlieper y, por supuesto, Daniel Tinayre.
Este ciclo no sería posible sin el apoyo y la colaboración de Luis Scalella y Argentina Sono Film.
*La programación completa del ciclo Mirtha Legrand: La diva total se puede consultar en los sitios web del Museo del Cine y el Malba.
[Fotos: Malba Cine; prensa Cultura GCBA]
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