
El dúo misionero Los Núñez, conformado por los hermanos Juan y Marcos Núñez, presentará su nuevo disco titulado Yvy Purahéi, que significa “el canto de la Tierra” en guaraní. El álbum, editado por Los Años Luz Discos, reúne catorce temas y cuenta con la participación de artistas reconocidos como Nahuel Pennisi, Antonio Tarragó Ros, y miembros de la comunidad Mbya Guaraní. La obra será presentada en vivo el jueves 10 de julio en La Tangente, en el barrio porteño de Palermo.
Con más de tres décadas de trayectoria, Los Núñez han difundido desde sus inicios el sonido de Misiones y el litoral en escenarios nacionales e internacionales. Su música, fuertemente vinculada al entorno natural y cultural donde crecieron, integra elementos de la identidad misionera y busca reflexionar sobre la relación del ser humano con la naturaleza.
Además del lanzamiento, el grupo avanza en la producción de un documental que recorre sus orígenes, influencias y vínculo con los grandes referentes del chamamé.

—El título del disco, Yvy Purahéi, remite a “el canto de la tierra” en guaraní. ¿Cómo llegaron a esa síntesis poética?
—El título Yvy Purahéi, “el canto de la tierra” no fue casual, sino el resultado de un proceso artístico guiado por la inspiración, un momento creativo profundamente conectado con nuestra identidad, la naturaleza y la memoria cultural. “El canto de la tierra” fue tomando forma en el transcurrir del proceso durante la creación del disco y la participación de artistas como Marcial Paredez, miembro de la comunidad Mbya Guaraní, Yvy Pyta (tierra colorada) quien ha compuesto un poema “La selva, la eterna niña” que aportó una mirada ancestral y espiritual, un momento que atesoramos por lo que significa este encuentro, su participación terminó de consolidar la idea. Es así que todo lo que expresamos en este disco se convirtió en un vehículo para reflexionar sobre la relación entre el ser humano y la naturaleza, y sobre lo importante de preservar esa conexión con nuestras raíces.

—La cosmovisión guaraní, la naturaleza misionera, la memoria afectiva... todo eso parece estar presente en la música del disco.
—El disco es un registro que contiene todos esos elementos, tanto que al escuchar las composiciones cerras los ojos, respiras profundamente y te conectas con el monte, el verde, los aromas de la tierra colorada después de un aguacero. El monte no es solo un escenario natural, es un refugio emocional y una fuente inagotable de inspiración. Es un vínculo que tenemos desde gurises, una memoria afectiva que se hace presente cada vez que componemos y en cada concierto.
La música que compartimos es una expresión de esta región que está impregnada del paisaje misionero, el monte, el rio, la selva.
—En este disco participan Nahuel Pennisi, Antonio Tarragó Ros, los Bersuit, Marcial Paredes. ¿Cómo se dio cada colaboración?
—Cada colaboración fue un verdadero encuentro con grandes personas, músicos a quienes admiramos y tenemos cierta afinidad. Cada artista ha realizado su valioso aporte a la construcción de este disco.

Con Nahuel Pennisi nos hemos encontrado en diferentes eventos nos invitó gentilmente a participar y de allí nació una versión de “Posadeña linda” como un homenaje a Ramón Ayala. Antonio Tarragó Ros aportó su voz y su acordeón en “La polkita misionera” y “Donde vuela el río”. Compartir junto a este enorme referente y maestro” es como resignificar este encuentro entre dos generaciones y hacerlo realidad ya que lo anhelábamos hace tiempo. Cóndor Sbarbati y Dani Suárez de Bersuit, dos hermanos de la vida, interpretaron “Mi serenata”, un rasguido doble que pertenece al autor misionero Fermín Fierro, aportaron sus voces, sus sentimientos y mucho respeto hacia la música de esta región. Y Marcial Paredez, de la comunidad Mbya Guaraní, comparte “La selva, la eterna niña”, un poema recitado en guaraní al que compusimos la música, su presencia y su voz le dio el sustento a este trabajo.
—En tiempos de hiperconectividad y velocidad, ustedes eligen detenerse a mirar la tierra, a escuchar sus sonidos. ¿Sienten que hay un mensaje urgente en esa elección?
—Para nosotros esa elección no es solo estética, sino profundamente espiritual. Yvy Purahéi es una forma de prestar atención y escuchar a la tierra, en estos tiempos en donde estamos atravesados por lo urgente nuestra búsqueda va hacia lo esencial, la naturaleza, los sonidos del monte, el sonido del agua. Elegir detenerse a escuchar la tierra no es solo una decisión personal y artística, es una urgencia ética y cultural.

—En paralelo están rodando un documental con Silvia Di Florio y Gustavo Cataldi. ¿De qué se trata?
—El documental aborda nuestro vínculo con la música y con los grandes maestros chamameceros de nuestra región. Desde la visión de dos realizadores con una gran sensibilidad se podrán observar a través de este formato documental todos esos encuentros que han quedado registrados y tendrán todo el desarrollo de la mano de estos grandes profesionales a quienes admiramos.
No apuntamos a que sea una recopilación de nuestra trayectoria, para nosotros será compartir un viaje emocional, una mirada íntima con la cual pretendemos mostrar la relación con nuestro entorno natural, la familia, el paisaje, los referentes, nuestra infancia en Campo Viera y como se va construyendo esa identidad. Celebrar la música como hilo conductor de nuestra historia y el encuentro entre generaciones distintas pero con el mismo sentido de pertenencia hacia el arte y la cultura de nuestra región.

—Después de más de 30 años de trayectoria, ¿qué los sigue motivando a salir de gira, grabar discos, crear?
—Transcurrieron más de tres décadas que hemos decidido emprender este camino con el arte y la cultura de nuestra región. Uno de los motivos principales es el profundo amor por la música que forma parte de nuestra vida desde el vientre materno y ha sido el motor para realizar este recorrido que nos trajo hasta la actualidad fuertemente arraigados y comprometidos con nuestra identidad.
Poder realizar registros en estudio, trabajar con lo creativo es una posibilidad única en donde quedan perpetuadas esas sonoridades que buscamos expresar desde nuestros instrumentos, un viaje sonoro al corazón del litoral, un dialogo permanente entre otros instrumentos que enriquecen esas melodías, rítmicas y texturas, algo mágico y esperanzador que sucede.
[Fotos Los Nuñez: Jorge Acosta]
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