
La William Morris Gallery de Londres, famosa por ser un referente en la historia del arte y el diseño británico, acoge una nueva exposición que examina la huella dejada por este célebre artista, diseñador y activista político. Bajo el nombre de “Morris Mania”, la muestra pone en evidencia cómo el legado de Morris, cuyo trabajo marcó un hito en la segunda mitad del siglo XIX, sigue vigente hoy en día, influenciando incluso el mercado de productos generados por inteligencia artificial (IA).
En esta celebración del 75º aniversario de la galería, los visitantes pueden experimentar una interacción entre lo clásico y lo contemporáneo, con una colección que no solo abarca los tradicionales patrones y objetos de la época, sino también una crítica sobre la forma en que su obra fue “democratizada” por las nuevas tecnologías.
El homenaje al arte de William Morris
William Morris, conocido por su implicación en el movimiento Arts and Crafts, promovió la creación de objetos bellos y útiles, accesibles para un amplio público, a través de métodos de producción artesanal que rechazaban la industrialización.
La Morris Mania, sin embargo, explora cómo sus ideales, aunque centrados en la calidad artesanal, se reinterpretaron de manera ambigua, especialmente cuando se encuentran con la producción masiva. Esta exposición no solo reúne una gran variedad de objetos del propio archivo de la galería, sino también artículos prestados por otras instituciones y, notablemente, una amplia gama de objetos relacionados con Morris que fueron donados por el público. Estos van desde artículos completamente inesperados, como una yukata japonesa decorada con figuras de Hello Kitty que interactúan con motivos florales de Morris, hasta más tradicionales como las botas Dr. Martens adornadas con el patrón Strawberry Thief, un diseño icónico de Morris.

Uno de los aspectos más interesantes de la exposición es cómo esta abarca elementos del presente. Ejemplo de ello es un cartel generado por inteligencia artificial que representa un perro salchicha rodeado de flores, un producto comercializado en la plataforma online Temu.
Este cartel no fue diseñado por un artista humano, sino que fue creado por una máquina, lo que invita a una reflexión crítica sobre cómo el trabajo de Morris llegó a ser utilizado en productos de consumo global, muchos de los cuales son generados por IA.
Objetos que cuentan historias personales y colectivas
La exposición también refleja la gran diversidad de contribuciones que fueron recolectadas de los miembros de la comunidad. Entre estos objetos, se encuentra una pareja de chaquetas de boda de Cachemira, bordadas a mano, que fueron usadas en una ceremonia celebrada en la propia galería.
Este tipo de piezas personales otorgan una dimensión profundamente emotiva a la muestra, destacando cómo la obra de Morris sigue siendo relevante en las vidas de las personas hoy en día.
En total, la exhibición busca resaltar el poder de la artesanía y el diseño para conectar a las personas, a la vez que subraya las complejas tensiones entre el arte como un símbolo de lujo y su accesibilidad para el público masivo.
Entre los objetos más inusuales también se encuentran una silla con un patrón de rosas Morris de un submarino británico nuclear y una camiseta de fútbol inspirada en Morris que fue usada por los jugadores del Walthamstow FC, un club local.
Estos elementos ilustran cómo los patrones de Morris se integraron en una amplia gama de productos, desde los de lujo hasta los de consumo diario, provocando un debate sobre la “democratización” de su arte.

El conflicto entre el arte de calidad y la producción masiva
El curador de la exposición, Hadrian Garrard, reflexiona sobre una de las grandes contradicciones en el legado de Morris: su deseo de que las personas tuviesen acceso a la belleza a través del arte, pero sin sacrificar la calidad en la producción.
Es que Morris creía firmemente en la creación artesanal, bajo condiciones laborales justas, y en la idea de que la belleza debería ser accesible, pero no a costa de una producción barata o de baja calidad.
“Morris no creía que hacer algo de mala calidad o barato fuera una opción”, señala Garrard. Sin embargo, al mismo tiempo, su trabajo se volvió un símbolo de lujo, lo que da lugar a una reflexión sobre cómo sus ideales fueron reinterpretados en la era capitalista moderna, especialmente en la economía de consumo masivo.
La IA y la “democratización” del arte
Un aspecto clave de la exposición es cómo el arte de Morris fue “democratizado” por las nuevas tecnologías, particularmente por la inteligencia artificial. La IA juega un papel ambivalente en este contexto: por un lado, facilitó la creación y distribución de productos inspirados en Morris a gran escala, accesibles a un público más amplio. Por otro lado, genera una reflexión sobre la calidad y las condiciones en las que se producen estos artículos.
Temu, la plataforma en línea que vendió el cartel generado por IA, estuvo en el centro de la polémica, con los legisladores británicos cuestionando sus prácticas laborales, incluyendo las acusaciones de trabajo forzado, lo que añade una capa de crítica a esta forma de “democratización” del arte.
La exposición pone en evidencia esta paradoja: el mismo Morris que luchaba por la creación artesanal bajo condiciones justas, se ve hoy en día representado en productos de consumo generados por máquinas, bajo condiciones que no siempre garantizan el bienestar de los trabajadores involucrados.
En palabras de Garrard, este es el tipo de interrogante que el propio Morris habría acogido con interés, ya que en su tiempo también enfrentó los rápidos cambios provocados por la Revolución Industrial.
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