La Universidad Prix es una prestigiosa casa de estudios dedicada a la brujería. Se ubica en TON 618, el agujero negro supermasivo más grande del universo. Posee sesenta mil millones de masas solares en su estómago interior. El monstruo de todos los monstruos. Se encuentra a diez mil millones de años luz de la Tierra, unas cien mil veces el diámetro de la Vía Láctea. En otras dimensiones. La afamada universidad es un edificio majestuoso construido con los materiales más inverosímiles. Con rampas e inclinaciones ascendentes y descendentes. Sin respetar ningún sentido de la simetría. Los pasillos internos están hechos con cristal líquido, que cuenta con un gran número de puntos de luz llamados “píxeles”.
Los salones académicos, donde se dictan las clases y se estudia, son amplios espacios iluminados con luz baja, rodeados de paredes de boiserie oscura de todas las maderas imaginables. Ninguno de los otros objetos existentes en esta dimensión paralela es parecido a los que conocemos en la Tierra. Las costumbres humanas difieren de las prixianas. Las sillas no existen. Las mesas y las camas, tampoco. Los alimentos no se ingieren, se imaginan. La saciedad es a piacere. De bulimia, miedo y qué dirán no saben nada.
Los cuerpos son amorfos, algunos con similitudes humanas. Los seres con piernas caminan, otros vuelan o se arrastran, según sus características biológicas. Algunos tienen ojos, otros no. Existen camellos con cabezas de teléfono. Jirafas de cuello corto con orejas de mono. Latas inservibles con piernas patizambas que mugen como vacas. Lagartos con brazos y manos similares a las humanas. Androides haraganes con alas de plumas. Nunca se descansa. No hace falta. No está permitido. El tiempo es una materia volátil, flexible.

En aquel delirio boscheano, habitan dos alumnas excepcionales, que son el desvelo de Rectitud Martirius, la rectora dura e implacable de la Universidad Prix: Maldivina y Turbialuz. Las brujitas estrellas de Prix. Las envidiadas por todxs por sus excelentes notas, a pesar de su pésimo comportamiento. Son dos jóvenes desenfadadas. Bellas e inteligentes. Tiernas y despiadadas. Maldivina es una muchacha rubia de ojos azules, y Turbialuz, una jovenzuela morocha de ojos negros. Pendencieras como las peores. Son la pesadilla de Rectitud Martirius. Lucen distraídas para la rigurosa rectora, que no tolera su displicente falta de atención permanente. Clásica bruja de manual, tiene la piel escaldada de granos de pus. Una nariz que, de tan larga, casi que se la come. Un sombrero de bruja Cachavacha, una escoba sucia siempre a su lado, como bastón imperial, y un traje marrón que oculta sus largos pies y su cola de rata. Tiene una voz estentórea que hace temblar los espacios donde chilla o grita sus rezongos, que es casi todo el tiempo.
El concilio de brujos es un organismo de protección protocolar y de estricto rigor en el cumplimiento de las normas de la casa de estudios. Operan por encima de Rectitud Martirius. Se ubican parados detrás de la silla real de Rectitud Martirius. Son un grupo de ocho implacables brujxs vestidos a la manera de monjes jesuitas, con gorras en sus cabezas que esconden sus ojos rasgados de pantallas azules digitales. Una suerte de poder de contralor que actúa por sobre las decisiones de la rectoría. Seres adustos. Cíborgs medievales. Turbialuz, sentada, espera la llegada de su amiga Maldivina, que arriba al salón de clases invariablemente tarde. Aquí sucede la increíble historia del camello Mailou y las dos jóvenes brujitas frente al concilio rector que cambiará el curso de los acontecimientos.
Harta de tolerar sus malos hábitos y comportamientos, Rectitud Martirius, con la anuencia del concilio superior de brujos, decide que va a asignarles el examen más difícil de la Universidad Prix: la formación de un romance perfecto en parajes lejanos. Los ojos de los brujos se encienden y comienzan a girar como bolilleros. Cada uno se detendrá en el destino y en los protagonistas del examen. El primero de ellos indica Vía Láctea. El segundo, sistema solar. El tercero, planeta Tierra. El cuarto, América. El quinto, Argentina. El sexto, provincia de Santa Fe. El séptimo, Villa Constitución.

El último brujo señala con un ojo a Loka, una adolescente de dulce mirada e irresistible belleza, y con el otro a Jimmy, un adolescente tierno y salvaje que toca la guitarra y es el cantante de la banda de rock Los James Dean. Jok es el dueño del Circo Beat y el padre de Loka. Un hombre rudo, de unos cincuenta años que parecen estirarse dos décadas hacia adelante en el tiempo. Bigote finito de rufián de película, corpulento, ojos afilados y negros como la noche. El Circo Beat es un antiguo organismo pleno de viejas historias y rencillas de todo tipo. Julius, el domador de tigres famélicos, es un hombre guapo, de rostro anguloso y semibarbudo marcado por surcos que han envejecido a golpes de ginebra. Tiene una vieja rivalidad con Jok. Los dos estaban enamorados de la misma mujer. La mamá de Loka, quien termina decidiéndose por Jok en su coqueteo entre los dos hombres que le atraían.
Una noche, en un desafortunado episodio, la madre de Loka muere aplastada por los elefantes del circo. Julius, Jok y Loka presencian este episodio. La ingesta de alcohol blanco en los adultos y la temprana edad de Loka hicieron que las versiones de ellos tres nunca coincidieran. A la manera de un rashomon*, este hecho trágico generó resentimientos, miedos, culpas, angustias, sentimientos encontrados sin resolver en sus corazones, y dejó heridas muy profundas en cada uno de ellos. El circo hoy, catorce años más tarde, se encuentra parado en el medio de una tormenta de dimensiones bíblicas en la ruta 9 de la provincia de Santa Fe, en la localidad de Arroyo Seco.

Maldivina y Turbialuz, habiendo atravesado el agujero negro luchando contra la fuerza de gravedad más potente del universo —la de TON 618—, sistemas solares desconocidos, galaxias indómitas, lograron aterrizar envueltas en llamas —propias de la velocidad al entrar en la atmósfera terrestre— en Villa Constitución. Esta es la localidad donde vive Jimmy, nuestro joven héroe guitarrista, huérfano de madre y padre. Convive con su simpática tía Charito en una casa chorizo típica de fines del mil ochocientos, ubicada frente a la plaza del pueblo. Charito es una mujer de casi cincuenta años, adicta a las pastillas que le provee su amante, don Ignacio Chantoni, farmacéutico y “siquiatra” del pueblo. Allí, en aquel pueblo de provincia, es donde las brujitas deberán hacer que el “romance perfecto” entre Loka y Jimmy se vuelva realidad.
Donde deberán aprobar no la tesis, sino la parte práctica del más complejo examen de la Universidad Prix. Maldivina y Turbialuz vuelan hasta Arroyo Seco a la velocidad de la luz y logran cambiar el destino del circo. Jok decide —él cree— que Villa Constitución será la próxima parada porque tiene allí a una “vieja amiga”, Naná, dueña del prostíbulo de la localidad. Maldivina y Turbialuz observan la escena nocturna sobrevolando desde el aire en el medio de la ruta sin que la lluvia logre mojarlas. Son invisibles a los ojos humanos y no pueden ser afectadas por ninguna manifestación del planeta Tierra. El Circo Beat llegará a Villa Constitución y se instalará en un descampado cercano al prostíbulo que regentea Naná, una bella mujer entrada en años, de gran carácter, que sabe llevar los “asuntos privados” del pueblo con la máxima reserva.

Muy querida por sus protegidas, ninfas del amor, ángeles de lujuria. La última calle de la localidad será el límite y, a la vez, escenario escenográfico donde se establecerá la división entre el pueblo y el circo. Dos culturas antagónicas en apariencia. “La gente del circo nace en el circo, se enamora en el circo y muere en el circo”. A partir de este momento, todas las fuerzas, las humanas y las brujeriles, las académicas y las populares, entrarán en conflicto. Pero solo una dislocará por completo todos los argumentos conocidos y por conocer de un lado y del otro: el amor. Esa fuerza misteriosa, indómita e indescifrable.
Muchos personajes no son lo que aparentan ser. Así en el cine como en la vida. La historia transcurrirá en el lapso de una hora, aproximadamente, para el oyente. Entre un gallinero que oficia de sala de ensayo, una iglesia trasformada en un edificio de la Inquisición moderna, una carpa desvencijada, la Universidad Prix, excéntricos personajes de circo de diferentes extracciones sociales y nacionalidades, un prostíbulo bienhechor, rufianes de toda calaña, una tormenta inasible y dos chicxs que quieren escapar de sus designios familiares y dejar de dar la vuelta del perro en una pequeña ciudad de provincia cuyos habitantes pueden transformarse en una salvaje jauría humana en lo que canta un gallo. Esta historia se desarrollará en un espacio sin tiempo.
Habrá que apagar dispositivos electrónicos para poder disfrutar de este cuento fantástico. En un mundo que solo está ocupado en anular la imaginación, instalar el gen de la domesticación y envenenar las vitaminas de la rebeldía, este es mi nuevo mensaje en una botella.
Fito, 2025
* Término que se utiliza para referirse a la manera en la que nuestros recuerdos están condicionados por diferentes circunstancias. Se trata de comprender que cada descripción o narración de un suceso puede tener tantas versiones como personas lo hayan vivido y ninguna de estas ser mentira.
[Fotos: Chino Lemus]
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