
A finales de marzo de 1348, la peste negra asolaba Florencia. La gente caía muerta en las calles, los enfermos eran abandonados por sus propias familias y la ciudad olía a cuerpos en descomposición. La única certeza era la muerte. Pero un grupo de jóvenes hizo lo impensado: en lugar de resignarse al horror, huyeron al campo y empezaron a contar historias. De este contexto real -la peste- y la idea ficcional del grupo que se refugia en cien historias, nació El Decamerón, el libro que siglos después sigue diciéndonos algo sobre el miedo, la vida y la risa.

Decamerón
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¿Por qué leer hoy “El Decamerón”?
Después de una pandemia global, la vigencia del libro de Boccaccio es inquietante. Más allá de su estructura de relatos, es un testimonio de cómo el ser humano sobrevive al desastre: refugiándose en la palabra, burlándose de la muerte, resistiendo con ingenio. En diez días, diez narradores cuentan cien historias que van del drama a la farsa, de lo erótico a lo filosófico, de la picardía popular a la crítica social. De ahí, el nombre del libro: “Decamerón” proviene de las palabras griegas “deca” (diez) y “hemera” (día), lo que se traduce como “los diez días”.
En uno de sus relatos emblemáticos, Alibech, una joven ingenua, decide buscar la forma de “servir a Dios” y llega al desierto, donde encuentra a un monje llamado Rustico. Este, viendo su belleza y candidez, la convence de que la mejor manera de servir a Dios es “meter al diablo en el infierno”, eufemismo con el que se refiere a mantener relaciones sexuales con ella. La joven, creyendo que esto es un acto de devoción, lo hace repetidamente hasta dejar exhausto al monje.
“Por la cual cosa, muchas veces iba a Rústico y le decía: “Padre mío, yo he venido aquí para servir a Dios, y no para estar ociosa; vamos a meter el diablo en el infierno”, narra Bocaccio. El Decamerón es así: una burla a la hipocresía, un elogio de la astucia.
¿Es un libro aburrido?
Lejos de ser un texto árido o monótono, El Decamerón es un torrente de vida, con historias que van desde la sátira mordaz hasta la crítica social más ácida. Su estructura de relatos cortos, cada uno con un giro inesperado, mantiene al lector en vilo, reflejando la complejidad de las relaciones humanas y la variedad de emociones que surgen ante las adversidades. Si bien algunas historias pueden parecer más lentas o pesadas por su contexto histórico, la destreza de Boccaccio para mezclar humor, ingenio y reflexión filosófica asegura que El Decamerón sigue siendo, hoy en día, una obra cautivadora. En lugar de aburrir, invita a la reflexión sobre la moralidad, la naturaleza humana y las contradicciones sociales.

Una respuesta a la crisis de su tiempo
Boccaccio escribió El Decamerón en la década de 1350, cuando Europa aún sufría las secuelas de la peste negra. No es solo una recopilación de relatos: es una respuesta a la crisis de su tiempo. La muerte está en el trasfondo, pero la risa es la respuesta.
Italia estaba dividida en ciudades-estado en constante conflicto. La Iglesia, desprestigiada, vivía su exilio en Aviñón. En este clima, Boccaccio retrata frailes corruptos, jueces venales y mercaderes sin escrúpulos. Como el fraile que convence a una mujer de acostarse con él porque, según dice, es voluntad divina.
Polémicas y censura
Desde su publicación, El Decamerón ha sido un libro incómodo. En 1559, la Iglesia lo incluyó en el Índice de libros prohibidos. No solo por su erotismo, sino por su irreverencia: Boccaccio despoja de autoridad a quienes la ejercen.
En España la Inquisición prohibió su impresión en castellano y recién en el siglo XIX se volvió a editar. “En las novelas de Juan Bocatio hay algunas muy deshonestas y por eso será bien que se vede la traslación dellas en romance sino fuese expurgándolas, porque las más dellas son ingeniosísimas y muy elocuentes”, escribió un secretario del Santo Oficio.
Y, como siempre, cada intento de censura lo hizo más atractivo.

Adaptaciones y legado
En 1971, Pier Paolo Pasolini llevó El Decamerón al cine con una película provocadora que rescata su espíritu irreverente. En su adaptación, Pasolini explora la tensión entre el placer y la moralidad, capturando la esencia de la obra de manera provocativa. La influencia de El Decamerón es tal que su espíritu se extiende a autores como Chaucer (The Canterbury Tales), Shakespeare y Cervantes, quienes incorporaron temas similares de humor, crítica social y el uso de la narración como forma de resistencia frente a la adversidad.
Claves para leer <i>El Decamerón</i> hoy
- No buscar moralejas: Boccaccio no es Dante. No da lecciones, se ríe de todo y deja al lector la interpretación.
- Disfrutar la variedad: Son cien historias, y hay de todo: humor negro, astucia, erotismo y drama.
- Verlo como un espejo del presente: Pandemias, corrupción, desigualdad, hipocresía… El Decamerón sigue hablando de nuestro mundo.
- Un libro para tiempos de crisis. Boccaccio escribe El Decamerón en medio de la peste negra que devastó Europa en el siglo XIV. El libro comienza con un grupo de jóvenes que huyen del caos y la muerte para refugiarse en una villa, donde cuentan historias para entretenerse. Es una reflexión sobre cómo el humor, la imaginación y la narración pueden ser formas de resistencia en tiempos difíciles.
- Sexo, ingenio y sátira. Aunque la peste es el trasfondo, el libro no es sombrío. Sus cuentos están llenos de erotismo, ironía y burlas hacia el poder, la hipocresía religiosa y las normas sociales. El Decamerón demuestra que el deseo y la astucia muchas veces triunfan sobre la rigidez de la moral medieval.
- Una obra precursora de la literatura moderna. Boccaccio crea personajes complejos y situaciones que parecen sacadas de una novela contemporánea. A diferencia de las historias medievales, aquí no se trata de héroes perfectos o caballeros virtuosos, sino de personas con defectos, pasiones y una gran capacidad para engañar o sobrevivir.
- Una mirada a la sociedad medieval (que no es tan distinta a la nuestra). El libro muestra una Italia en la que el dinero, la religión y el sexo se entrelazan en la vida cotidiana. Clérigos corruptos, esposas infieles, mercaderes astutos y campesinos pícaros se parecen mucho a los personajes que podríamos encontrar en una película o serie actual.
- Una lectura libre y diversa. El Decamerón no es una novela tradicional con una única historia, sino una colección de 100 relatos, cada uno con su tono y enfoque. Puedes leerlo de forma fragmentada, eligiendo cuentos según el tema que te interese: amor, engaño, supervivencia, deseo o comedia.
- La diversidad de voces: Cada uno de los diez narradores tiene un estilo propio, lo que aporta una rica variedad a la obra. Pampinea, la más reflexiva, tiene un estilo filosófico, mientras que Dioneo, el más irreverente, se distingue por su humor ácido. Esta diferencia de voces, aunque no interrumpe la fluidez del relato, enriquece la obra, ofreciendo una multiplicidad de perspectivas sobre el amor, el engaño y la moralidad.
Al final del libro, los narradores regresan a la ciudad. Su encierro fue un paréntesis, pero no una evasión: contaron historias para comprender el desastre y seguir adelante. No es un mal consejo para el presente.
Quien fue Giovanni Boccaccio
♦ Nacimiento: Certaldo o Florencia, 1313
♦ Muerte: 1375, Certaldo
♦ Legado: Figura clave del humanismo italiano. Su obra influyó en Chaucer, Shakespeare y Cervantes. Defensor de la literatura en lengua vulgar.
♦ Obras principales:
- El Decamerón (c. 1350-1353)
- Filocolo (c. 1336)
- Filostrato (c. 1335)
- Teseida (c. 1340-1341)
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