Rosario celebra a Berni con una mega muestra en el Castagnino

En el marco del tricentenario de la ciudad y a 120 años del nacimiento del gran pintor argentino, “Berni Infinito” reúne más de 70 obras, intervenciones, instalaciones y propuestas para las infancias

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Rosario celebra a Berni con
Rosario celebra a Berni con una mega muestra en el Castagnino

En el marco del tricentenario de la ciudad de Rosario y a 120 años del nacimiento de Antonio Berni, el Museo Castagnino se convierte en el epicentro de una ambiciosa exposición que busca rendir homenaje al célebre artista rosarino.

Desde el 28 de marzo, Berni Infinito reunirá más de 70 obras del pintor y artista gráfico, muchas de las cuales nunca antes habían sido exhibidas en la ciudad.

La exposición, curada por Cecilia Rabossi, abarca distintos períodos de producción del artista, incluyendo técnicas como grabado, dibujo, pintura y fotografía. Además, se complementa con material documental que permite contextualizar su trayectoria. Según detalló la Municipalidad de Rosario, las piezas provienen de colecciones públicas y privadas de todo el país, lo que garantiza una visión amplia y diversa de su legado.

Entre las obras más destacadas de la muestra se encuentran “Desocupados” (1934), “Juanito pescando” (1962), “Juanito tocando la flauta” (1973), “Ramona vive su vida” (1963), “La obsesión de la belleza” (1976) y “Contraste” (1977). Estas piezas reflejan la evolución de Berni como un creador comprometido con las problemáticas sociales de su tiempo, así como su capacidad para innovar en el lenguaje artístico.

Mondongo - Manifestación
Mondongo - Manifestación

Uno de los puntos más llamativos de la exposición es la inclusión de la obra “Manifestación” del colectivo Mondongo, integrado por Juliana Laffitte y Manuel Mendanha. Esta pieza, inspirada en la icónica “Manifestación” que Berni pintó en 1934 sobre arpillera, establece un puente entre el pasado y el presente. Mientras la obra original de Berni retrataba la dimensión social de su época a través de un realismo comprometido, la versión de Mondongo utiliza materiales y símbolos contemporáneos para reinterpretar ese mensaje.

En la explanada del museo, los visitantes también podrán apreciar “Los manifestantes”, una serie de esculturas en fibra de vidrio creadas por el artista Nicolás Panasiuk. Estas figuras, inspiradas en los personajes de Berni, trasladan su universo pictórico al espacio público, ofreciendo una experiencia tridimensional que complementa la muestra principal.

La propuesta de “Berni Infinito” no se limita a la exhibición de obras. También se incluye un video instalación inmersivo realizado por Pez Cine bajo la dirección de Federico Actis. Este documental, basado en el libro Berni entre el surrealismo y Siqueiros de Guillermo Fantoni, explora los primeros años de vida del artista, desde su formación y su participación en salones hasta su viaje a Europa y su regreso a Rosario en 1931.

Además, la exposición incorpora una serie de recursos diseñados para garantizar la accesibilidad de todos los visitantes. Entre ellos se encuentran audiodescripciones de los xilocollages que le valieron a Berni el premio en la Bienal de Venecia en 1962, recursos táctiles en 3D, pictogramas animados, textos en macrotipo y braille, y visitas guiadas con intérpretes de lengua de señas. También se han programado recorridos especiales para escuelas, con el objetivo de acercar la obra de Berni a niños y jóvenes.

Desocupados (1934), de Antonio Berni
Desocupados (1934), de Antonio Berni

Con exposiciones, intervenciones, instalaciones y actividades para las infancias, “Berni Infinito” se presenta como una oportunidad única para celebrar el legado de uno de los artistas más influyentes de Argentina. En el año del tricentenario, Rosario reafirma su identidad cultural y comparte con su comunidad lo mejor de su historia artística.

Nacido en Rosario en 1905 y criado en Roldán, Berni creció en un entorno de inmigrantes trabajadores que marcaría su sensibilidad artística. Su primer contacto con el arte fue como operario en un taller de vitrales, y más tarde se formó en el Centre Catalá de Rosario bajo la tutela de Eugenio Fornells y Enrique Arian. A los 15 años, ya participaba en exposiciones, y a los 17 presentó obras impresionistas en la galería Witcomb de Buenos Aires, recibiendo elogios de medios como La Nación y La Prensa.

El apoyo económico del Jockey Club de Rosario, gestionado por el médico y mecenas Lelio Zeno, le permitió viajar a Europa en la década de 1920. En Madrid, estudió a los grandes maestros, pero pronto se trasladó a París, donde entre 1926 y 1931 se sumergió en las vanguardias artísticas. Allí trabajó en los talleres del cubista André Lhote y del fauvista Othon Friesz, compartiendo espacio con figuras como Tamara de Lempicka y Henri Cartier-Bresson.

Durante su estancia en París, Berni exploró el surrealismo, una etapa que ha sido históricamente poco estudiada y valorada. En vida, nunca logró vender una obra de este periodo, y muchas de ellas permanecieron en su acervo familiar hasta que el Malba las adquirió en 1998. Incluso hoy, obras como “Landrú en el hotel” (1932) permanecen sin dueño.

En 1932, tras regresar brevemente a Rosario, Berni participó en una muestra histórica en París junto a artistas como Libero Badii, Héctor Basaldúa, Horacio Butler y Lino Enea Spilimbergo. Esta exposición, que luego se presentó en la Asociación Amigos del Arte de Buenos Aires, introdujo por primera vez en América Latina la técnica del collage, que Berni había comenzado a incorporar en 1927. Sin embargo, la recepción fue negativa, y algunas obras incluso fueron censuradas.

En el catálogo de una reedición de la muestra en 1969, Berni reflexionó sobre el rechazo inicial: “Hace 37 años el público no estaba preparado para aceptar la forma y el espíritu de estas obras, ni tampoco la crítica oficial que las rechazó profundamente”. En una entrevista de 1975, añadió: “Cuando volví del viejo mundo, la gente de Rosario no podía creer lo que habían hecho conmigo: evidentemente, me habían mandado a Europa para que volviera convertido en un pintor serio, como ellos lo entendían. Y volví imbuido de una concepción del arte novedosa”.

Composición (1937), de Antonio Berni
Composición (1937), de Antonio Berni

El surrealismo, según Berni, no era solo una corriente estética, sino una forma de conectar el arte con la acción social. En 1938, escribió en la revista Brújula: “El surrealismo negando el ‘arte por el arte’ apostó al tema y volvió a unir el mundo de las ideas con el de la acción social”.

A partir de los años 30, Berni adoptó un enfoque más social en su obra, influido por el contexto político y económico de la época, que incluía la Gran Depresión, el ascenso del fascismo y el nazismo en Europa, y la década infame en Argentina. Inspirado por el muralismo mexicano, especialmente por David Alfaro Siqueiros, comenzó a crear obras que reflejaban las luchas y esperanzas de las clases populares.

Entre sus piezas más destacadas de este periodo se encuentran “Manifestación” y “Desocupados” (1934), “Primeros pasos” (1940) y “Chacareros” (1936). Estas obras, que marcaron el inicio de lo que se conocería como el Nuevo Realismo, combinaban una paleta de colores única con una profunda carga emocional y crítica social. Según la historiadora Gabriela Francone, este cambio de rumbo permitió a Berni conectar con un público más amplio, dejando atrás los aspectos más herméticos del surrealismo.

Antonio Berni en 1926
Antonio Berni en 1926

En 1933, Berni colaboró con Siqueiros y otros artistas en el mural “Ejercicio Plástico”, una obra que hoy se encuentra en el ex Museo del Bicentenario. Más tarde, en 1944, fundó el primer Taller de Arte Mural junto a Spilimbergo, Castagnino, Urruchúa y Colmeiro, y en 1946 presentó el mural “El amor o la germinación de la tierra” en las Galerías Pacífico de Buenos Aires.

En los años 50, Berni creó a Juanito Laguna y Ramona Montiel, personajes que se convirtieron en símbolos de su crítica social. Juanito, un niño de los barrios pobres, representaba la esperanza y la resiliencia frente a la adversidad. “Es un chico pobre, pero no un pobre chico; no es un vencido por las circunstancias, sino un ser lleno de vida y de esperanzas”, explicó Berni en una entrevista.

Estas obras marcaron el regreso de Berni al collage, aunque esta vez con una materialidad más diversa, utilizando elementos como piezas de metal, papel, tela y pinturas comerciales. Según el historiador Diego Guerra, estas piezas, aunque parecían espontáneas, estaban cuidadosamente planificadas y construidas para durar, reflejando la maestría técnica del artista.

“Juanito pescando” (1962) de Antonio
“Juanito pescando” (1962) de Antonio Berni

Antonio Berni falleció el 13 de octubre de 1981, cuando fue velado Centro Cultural General San Martín, junto a él se colgó “Domingo en la chacra”, una obra profundamente personal y que tuvo en su taller por 25 años, realizándole retoques cada tanto.

Dejó un legado que sigue siendo objeto de estudio y admiración. Su capacidad para reinventarse y abordar temas sociales desde diferentes perspectivas lo convirtió en una figura clave del arte latinoamericano. Como él mismo afirmó poco antes de su muerte: “El arte es una respuesta a la vida. Ser artista es emprender una manera riesgosa de vivir, es adoptar una de las mayores formas de libertad, es no hacer concesiones”.

Su obra, desde los paisajes impresionistas de su juventud hasta los collages de sus últimos años, refleja una búsqueda constante por conectar el arte con la realidad social. En palabras de María Amalia García, curadora del Malba, el trabajo de Berni es “un testimonio vivo de su tiempo, una ventana a las luchas y esperanzas de los pueblos de América Latina”.

Y hoy, parte de ese legado, podrá disfrutarse en el Museo Castagnino.

*Berni infinito, en el Museo Castagnino, Av. Pellegrini 2202, Rosario. De miércoles a viernes, de 13 a 19. Recorridos guiados para todo público: 17. Sábados, domingos y feriados, de 10 a 19. Recorridos guiados para todo público: 11 y 17. Entrada gratuita.