Una muestra fotográfica revela cómo el horror puede filtrarse en el inconsciente colectivo

“Salón de noche”, curada por Francisco Medail, presenta en el Parque de la Memoria las 36 imágenes del Gran Premio Cóndor de Honor que otorgó la Federación Argentina de Fotografía durante la dictadura militar, entre 1976 y 1983

Guardar
"El misterio de la creación"
"El misterio de la creación" (1983), de Juan C. Villareal, Gran premio Cóndor, en categoría contemporánea

Leyó que Orlando “Hormiga” González participó de premios en fotografía durante la última dictadura, que fue identificado por los testimonios de víctimas de la ex ESMA porque, justamente, a este ex suboficial de la marina que actuó como secuestrador y torturador, le gustaba ufanarse de ser un “reconocido fotógrafo en la esfera pública”.

Era alrededor del 2013, cuando comenzaron los juicios por la megacausa ESMA -que finalizaron en 2021 con 59 condenas- cuando aquel dato en un periódico llamó la atención de Francisco Medail, entonces estudiante de Lic. en Gestión Cultural, quien ya había estudiado fotografía y dos años de conservación en la UNA.

Hoy, Medail presenta Salón de noche, una muestra en el Parque de la Memoria – Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado construida a lo largo de los años, luego de un trabajo de investigación y recreación de fotografías premiadas por Federación Argentina de Fotografía (FAF), espacio artístico que durante los años más oscuros de la historia reciente del país logró mantenerse al margen de la censura y en el que González recibió dos veces el máximo galardón, el Gran Cóndor de Honor, en 1979 y 1981.

Salón de noche podría pensarse como una expo de estilo documental, que reúne una serie de trabajos desconocidos, olvidados, perdidos incluso, pero desde las imágenes se generan muchísimos interrogantes, porque, a pesar de no buscar ni de cerca la denuncia ni retratar situaciones de la realidad, sucede que en muchas de ellas, algo de todo aquella larga noche, se filtra, aparece, y visto a la distancia las asociaciones resultan inevitables.

En la muestra del Parque
En la muestra del Parque de la Memoria, el curador e investigador Francisco Medail reunió las 36 imágenes premiadas con el Gran Premio Cóndor de Honor

Ya en la captura que inaugura el recorrido, El amanecer de la vida (1976) de Carlos Mordo, por ejemplo, una mujer desnuda en primer plano yace tirada en el piso, mientras más arriba, sobre una loma como si fuera un castillo o un fuerte desde donde se controla el horizonte de posibles ataques, una iglesia se erige poderosa, o en Taller del más allá (1978) de Jorge Gigliotti, en escultor da forma a un rostro mientras su modelo vivo, sentado en una silla en medio de una calle adoquinada, tiene una bolsa sobre su cabeza.

En una de las fotos de González, La parca (1979), es ineludible pensarla como una expresión consciente de sus tareas en la ex ESMA: el personaje de la muerte aparece detrás, parado, como observando al público, mientras que debajo, a la derecha, con muchísima nitidez, una calavera hace lo mismo. Incluso, en su otra pieza ganadora de aquel año, Raíz de vida, el cuerpo de una mujer yace boca abajo, como formando una cruz invertida, mientras que en lugar de piernas se observan ramas, lo que podría leerse como una referencia a los desaparecidos.

Hay muchos retratos, sobre todo en los años finales de dictadura, donde parece como que el proceso de selección de los ganadores tuvo un giro bastante drástico. Si fue casualidad o pensado es imposible de saber, pero de hecho a medida que se avanza -salvo algunas excepciones- el uso de la luz y los colores va cambiando, casi como un síntoma de la época también.

"Taller del más allá" (1978),
"Taller del más allá" (1978), de Jorge Luis Gigliotti, medalla de honor monocromo

En El misterio de la creación (1983), de Juan Carlos Villareal, comenta Medail, que todos se sorprendieron al observar a una embarazada que toma su panza, como protegiéndola, mientras detrás un edificio con muchas similitudes a la ex ESMA surge en un aura de oscuridad. O en Crucifixión, medalla de honor de Raún Villalba de 1979, se ve a “alguien que está siendo torturado y una mujer que está lamentándose”.

Así, Salón de noche, no solo es un recorte temporal de un evento social artístico, sino que a la vez es una ventana a una sociedad que sin querer mirar no podía dejar de hacerlo, y que en un acto reflejo no se disasocia, no evita dejar de expresarse, porque en estas imágenes también aparce el deseo oculto, lo fantasmagórico, lo que se sugiere y lo que se explicíta, y al presentarse todo en conjunto se genera un cúmulo de sensaciones internas contradictorias.

Consultado sobre la génesis del proyecto en una recorrida con Infobae Cultura, Medail relata: “Cuando estudiaba con distintos docentes de fotografía y en talleres de historia, al momento de abordar este periodo me hablaban de cierta fotografía propagandística y yo quería verla. ‘No, yo no voy a reproducir esas imágenes que fueron tan eficientes en ese momento’, me respondían. Pero si no las vemos tampoco vamos a lograr decodificarlas o pensar que sucede con esa producción oficial, pensaba”.

"Soleado", gran premio en monocromo
"Soleado", gran premio en monocromo de Juan Carlos Villareal, en 1977

Y agrega: “Luego, a partir de lo que leí en un diario sobre la cobertura de la megacausa encontré una punta de donde tirar. Entonces, muchos caminos me llevan a investigar, no tanto esos lugares más de resistencia o imágenes más desde el fotoperiodismo, sino un poco, por un lado, la imagen oficial, que es algo que todavía estoy en búsqueda, la producción oficial de ese momento. Y por el otro, llego a este premio de la FAF, que fue una institución muy importante para el desarrollo de la fotografía en Argentina a mitad del siglo XX”.

La Federación Argentina de Fotografía nació en 1948, como centro que aglomeraba a los fotoclubes que habían surgido en diferentes sectores de la sociedad. “En su tesis, Cora Gamarnik da con el dato de que a los varones a los 15 años era muy frecuente que le regalen una cámara de fotos. Entonces la fotografía llegó un momento en los sesentas que tuvo una masividad bastante grande en las clases medias, había mucha gente practicando la fotografía amateur y estalla el boom de los fotoclubes, que aparecen desde el club de barrio hasta en las empresas”, cuenta.

Así, el rol de la FAF era el de nuclear a todos estos espacios y desde allí se establecían las pautas para los concursos, las bases y convocatorias. En los fotoclubes experimentaban los que se conocen como los “fotógrafos modernos” y la famosa Carpeta de los 10 (Pinélides Fusco, Annemarie Heinrich, Hans Mann, Ilse Mayer, George Friedman, Anatole Saderman y Boleslaw Senderowicz, entre otros).

"Raiz de vida" (1979), medalla
"Raiz de vida" (1979), medalla de plata monocromo de Orlando Gonzalez

Ya a finales de los 50, la FAF lanza el Gran Premio Cóndor de Honor, que “era un salón bastante importante” y, por ejemplo, “lo gana Pedro Otero en el ’61″. Pero, explica Medail, “el salón con el tiempo se va volviendo cada vez más conservador, no tanto ideológicamente, sino en el sentido más de que no había búsquedas experimentales fotográficas”.

“Empiezan a haber reglas muy predeterminadas que se repiten, ciertas reglas de composición y temas que había que tocar“. En los ‘70, “donde mucha producción empieza a ser censurada, lo único que queda en pie de la dictadura, es este premio”.

Y agrega: “No era un premio propagandístico de la dictadura, sino, en teoría, se mantenía ajeno a lo que estaba pasando en el circuito, en el contexto político, social. Un premio que no trabajaba sobre temas de políticos o sociales, no estaba la categoría periodismo, que llegaría muchos años después, sino otras como ‘color monocromo’, ‘contemporánea’, ‘pictórica’“.

"Crucifixión", medalla de Honor de
"Crucifixión", medalla de Honor de Raúl Villalba, en 1979

Entonces hay una intención de “escindirse del contexto y decir bueno, ‘nosotros somos artistas, no tenemos nada que ver con lo que está pasando en el país’. Y, justamente, ese lugar de ‘casi de inocencia’ de la clase media, de decir ‘nosotros no sabíamos’; me interesó”.

En ese sentido, Medail, nacido post regreso de la democracia, se cuestionó cómo desde su generación se podía pensar en ese “periodo sin caer en ciertos lugares que fueron recorridos, como la fotografía de denuncia, de protesta o de resistencia, o incluso muchos trabajos sobre el trauma y desaparecidos y familiares de desaparecidos”. “No era honesto de mi parte trabajar desde esos lugares”, dijo.

Salón de noche consta de 36 fotografías, de 1976 al 83, en un recorrido cronológico, con una puesta de sala casi a oscuras, de techo bajo, en la que al ingresar se debe esperar unos minutos para que los ojos se adapten al abandono de luz, verde y río del Parque de la Memoria.

El cóndor en el medio
El cóndor en el medio de la sala, que replica al galardón, “está a la altura de las imágenes, como vigilando”.

Las piezas están colocadas un poco por debajo de lo que se acostumbra, por lo que para observarlas hay que inclinar la cabeza hacia abajo, invirtiendo así el gesto simbólico de veneración con el objeto y generando, a su vez, una sensación de inducción hacia ellas.

El cóndor en el medio de la sala, que replica al galardón, “está a la altura de las imágenes, como vigilando”. “Me interesaba también, como el límite de la curaduría, donde ya se vuelve como una suerte de instalación curatorial y hay una artisticidad, una puesta en escena”, dice.

Más allá de la historia de “Hormiga” González, quien estuvo escondido hasta su detención en Corcovado, un pueblo cordillerano, donde dio cursos de fotografía en los talleres de la localidad, las imágenes de Salón de noche revelan cómo la violencia y los horrores de aquellos años brotaban en el inconsciente de los artistas, aún sin buscar la denuncia, aún cuando el mismo concurso buscaba mantenerse al margen de lo que sucedía. Y es que la realidad, en general, suele filtrarse por donde menos se la espera.

*Salón de noche, de Francisco Medail, en el Parque de la Memoria, Av. Costanera Rafael Obligado 6745, CABA. De martes a viernes de 11 a 17 hs. y sábados, domingos y feriados de 11 a 18 hs. Hasta el 6 de abril. Entrada libre y gratuita.

Guardar