Timothée Chalamet estaba anunciado como una de las grandes estrellas de la 75 edición de la Berlinale y cumplió su papel, dedicando mucho tiempo a los fans que le esperaban a su llegada a la rueda de prensa en la que presentó la biopic Un completo desconocido, basada en los primeros años de Bob Dylan en Nueva York a principios de los años 60. Pero la joven estrella evitó hablar de política. Al ser preguntado por el ascenso de la extrema derecha, se limitó a decir que “hay que tener cuidado con las figuras parecidas a salvadores” y que él ha aprendido con la interpretación de personajes como el de Duna “a desconfiar de cualquiera que asegure tener una solución definitiva”.
Vestido de forma informal y abrigada para hacer frente a las bajas temperaturas y a la nieve que cae sobre Berlín, el actor pasó tanto tiempo con sus fans que llegó casi media hora tarde a la rueda de prensa en la que presentó, fuera de competición, el film que le ha valido la nominación al Óscar. Simpático y locuaz, se metió a los periodistas en el bolsillo alabando el festival y las preguntas que le hacían -”por eso es tan bueno venir a Europa, las preguntas son mejores aquí, mucho mejores”- en una conferencia en la que estuvo solo representando a la película de James Mangold.

El actor dio una larga respuesta a si los artistas deben elegir el individualismo artístico frente al activismo, como hizo Dylan a comienzos de los sesenta, la época en la que se centra el film, para no dar ninguna valoración concreta. Bob Dylan “ha dejado un complicado legado al respecto y no creo que sea nada nuevo si digo que tenía una especie de resentimiento o el hecho de que estuviera en tensión por el hecho de que se le etiquetara como el salvador de su generación, porque hacía una música y un arte tan meditado a comienzo de los sesenta”.
Fue la generación de Woodstock la que se comprometió más mientras él “se dedicó a hacer Nashville Skyline, Blonde on Blonde, en un periodo en el que Joan Baez y otras figuras participaban en protestas o marchas” políticas. Pese a todo, para Chalamet, la música de Dylan habla por sí misma y aunque insistió en que si alguien quería una respuesta del cantante podía ir a su casa de Malibú a preguntarle, sí resaltó que “sus canciones políticas eran su medio de expresarse a comienzos y mediados de los años sesenta”.

”No quería tener la etiqueta de activista aunque su música fuera muy reflexiva”, agregó, y recordó que las palabras de Dylan en sus canciones inspiraron un concierto benéfico que generó mucha controversia en Estados Unidos, para ayudar a trabajadores del campo en dificultad. “Su trabajo no era totalmente apolítico”, agregó. Una figura, la de Bob Dylan, que le ha dado su segunda nominación al Óscar tras la de Llámame por tu nombre (2017) y que además le ha permitido dedicar cinco años y medio a profundizar en la figura del Premio Nobel de Literatura 2016. Un artista al que calificó de “incomparable” y que aseguró que ha dejado una especie de “hoja de ruta para otros artistas”, algo que le impulsó a meterse en el proyecto, junto al hecho de que estuviera dirigido por Mangold y que tuviera un “guion increíble”.

Pero, sobre todo, decidió aceptar el papel por “el hombre y el mito que es Bob Dylan” y porque quería “formar parte de su visión del mundo”. Un papel para el que tuvo que engordar 10 kilos porque el Dylan que llegó a Nueva York en 1961 -momento en el que empieza la película- tenía más peso que unos años después, cuando ya se quedó con su característica delgadez. Junto a él, en la película aparecen Monica Barbaro como Joan Baez, Elle Fanning como Sylvie (su novia, con quien comparte la tapa de su primer disco, publicado en 1963) o Edward Norton como Pete Seeger, el cantante de folk que le abrió las puertas al mundo de los artistas.
Una película que está nominada a ocho Óscar -entre ellos a mejor película, dirección y protagonista (Chalamet)- y a seis BAFTA -que se conocerán este domingo-, y que en las últimas semanas ha subido en las apuestas para los premios de la Academia de Hollywood. Pero durante la rueda de prensa, Chalamet se mostró mucho más orgulloso en su reciente estrenada faceta de productor.”No quiero poner mi nombre en cualquier cosa, ni pretendo decir que soy productor para ganar dinero”, afirmó el actor, que aseguró “estar muy orgulloso”, porque “es algo muy personal”. Y sobre si el éxito le ha pulverizado, como refleja el filme sobre Dylan, aseguró que nunca se ha sentido así. “Puedo no ser el más talentoso, pero tengo un corazón enorme y trabajo muchísimo”.
Fuente: EFE
[Fotos: REUTERS/Nadja Wohlleben; prensa Searchlight Pictures]
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