En el verano de 1816, un grupo de intelectuales se reunió en la Villa Diodati, una mansión ubicada en las orillas del Lago Lemán, en Suiza. Entre ellos se encontraban Mary Shelley, su esposo Percy Bysshe Shelley, el poeta Lord Byron, el médico John Polidori y Claire Clairmont, hermanastra de Mary.
Atrapados por un clima inusualmente frío y lluvioso, conocido como el “año sin verano”, decidieron entretenerse escribiendo historias de terror. De este peculiar encuentro surgieron dos obras que marcarían la literatura fantástica: “El Vampiro” de Polidori, precursor del mito de “Drácula”, y “Frankenstein” o el moderno “Prometeo”, de Mary Shelley, considerada la primera novela de ciencia ficción moderna.
Esta obra no solo inauguró un género literario, sino que también se convirtió en un símbolo de la lucha del ser humano por dominar los secretos de la naturaleza.
El contexto histórico y personal que dio vida a Frankenstein
La creación de “Frankenstein” no puede entenderse sin el contexto personal y social que rodeaba a Mary Shelley. Nacida en 1797, su vida estuvo marcada por la pérdida desde el principio: su madre, la filósofa feminista Mary Wollstonecraft, murió poco después de darla a luz.
A los 16 años, Mary inició una relación con Percy Shelley, un poeta casado, lo que provocó un escándalo social. La pareja se fugó a Europa junto con Claire Clairmont, pero enfrentaron dificultades económicas y el rechazo de sus familias. Durante este periodo, Mary sufrió la muerte de su primera hija, un evento que la sumió en una profunda depresión y que influyó en su obsesión con la vida y la muerte, temas centrales en su obra.
El “año sin verano” de 1816, causado por la erupción del volcán Tambora en Indonesia, que llenó la atmósfera de cenizas y provocó un enfriamiento global, también jugó un papel crucial. Las condiciones climáticas obligaron al grupo a permanecer en la Villa Diodati, donde discutieron temas como la electricidad y los experimentos científicos de la época. Estas conversaciones inspiraron a Mary Shelley a imaginar la historia de un científico que desafía las leyes de la naturaleza al crear vida artificial.
El impacto de Frankenstein en la literatura y la ciencia ficción
Publicada por primera vez en 1818, “Frankenstein” fue un éxito inmediato, aunque apareció de forma anónima debido a los prejuicios de la época contra las mujeres escritoras. Según Enciclopedia Britannica, la obra no solo es un ejemplo de literatura gótica, sino que también sentó las bases de la ciencia ficción al explorar las implicaciones éticas y sociales de los avances científicos.
El subtítulo de la novela, “El moderno Prometeo”, alude al mito griego del titán que desafió a los dioses al entregar el fuego a la humanidad, estableciendo un paralelismo con el científico Victor Frankenstein, quien crea vida a partir de cadáveres humanos.
El escritor e investigador la Universidad de Lima, José Güich Rodríguez, destacó que la novela refleja el espíritu de una época marcada por la Ilustración y los avances científicos, como el descubrimiento de la electricidad y el magnetismo. Shelley anticipó los dilemas éticos que surgirían con el desarrollo de la tecnología, un tema que sigue siendo relevante en la actualidad.
Según Güich Rodríguez, “Frankenstein” no solo es una obra de terror, sino también una crítica a la arrogancia humana y a la creencia de que la ciencia puede resolver todos los problemas de la humanidad.
La criatura de Frankenstein: un símbolo de la soledad y el rechazo
Uno de los aspectos más revolucionarios de la novela es la complejidad de la criatura creada por Victor Frankenstein. Lejos de ser un simple monstruo, el ser es un personaje atormentado por su soledad y el rechazo de su creador y de la sociedad. Este conflicto entre el creador y su creación fue interpretado como una metáfora de la responsabilidad humana frente a los avances científicos y tecnológicos.
El medio también señaló que la criatura de Shelley influyó en innumerables obras de literatura, cine y televisión. La interpretación de Boris Karloff en la película de 1931 consolidó la imagen del monstruo en la cultura popular, aunque se aleja de la descripción original de Shelley. Karloff retomó el papel en “La novia de Frankenstein” (1935) y “El hijo de Frankenstein” (1939), convirtiéndose en un ícono del cine de terror.
El legado de Mary Shelley y su obra en la actualidad
A pesar de las adversidades que enfrentó a lo largo de su vida, Mary Shelley dejó un legado imborrable en la literatura. Tras la muerte de su esposo en 1822, Mary regresó a Inglaterra y se dedicó a escribir y editar las obras de Percy Shelley, aunque su situación económica era precaria. Falleció en 1851, dejando como herencia una obra que sigue siendo objeto de estudio y reinterpretación.
Además, la influencia de “Frankenstein” trasciende la literatura. La novela inspiró debates sobre temas como la clonación, la inteligencia artificial y los límites éticos de la ciencia. En palabras de Mary Shelley, la historia de Victor Frankenstein y su criatura es un recordatorio de las consecuencias de desafiar las leyes de la naturaleza y de la responsabilidad que conlleva el conocimiento.
Frankenstein: un hito cultural y científico
A más de 200 años de su publicación, “Frankenstein” sigue siendo una obra fundamental que combina elementos de terror gótico con una profunda reflexión sobre la ciencia y la humanidad.
Según Enciclopedia Britannica, la novela no solo marcó el nacimiento de la ciencia ficción, sino que también abrió el camino para que otros autores exploraran los dilemas éticos y sociales asociados con los avances tecnológicos.
La historia de Mary Shelley y su criatura continúa fascinando a lectores y estudiosos, demostrando que los monstruos que una persona puede llegar a crear, ya sean literarios o tecnológicos, siempre tendrán algo que decir sobre la esencia de esa persona.