
El Museo de Arte Moderno de Céret (suroeste de Francia) reúne 120 piezas en la exposición Max Jacob, el cubismo poético, en el 80 aniversario de su muerte en un campo de concentración, que incluye documentos inéditos del artista francés y de varios de sus contemporáneos, desde Pablo Picasso hasta Juan Gris.
Jean-Roch Dumont Saint Priest, curador de la muestra junto con Gwendoline Corthier-Hardoin, explicó en la presentación que “la exposición, la mayor de este artista caleidoscópico desde hace treinta años, explora la relación de Jacob con el mundo del espectáculo, así como con el esoterismo y la religión”.
Gran amante del teatro y del circo, su obra refleja la efervescencia cultural de principios de siglo, y Jacob, impulsado por una profunda espiritualidad, cultivó varias creencias astrológicas que dialogaban con su fe cristiana.
Poeta, pintor, crítico de arte, novelista y epistolario, creador de una de las correspondencias más ricas de su tiempo, Max Jacob fue uno de los primeros en apoyar a Pablo Picasso en París en 1901.

Fue también testigo del nacimiento del cubismo y de sus evoluciones, en las que fue partícipe: “Junto a Eva Gouel, Picasso y Manolo Hugué, el artista realizó en Céret en 1913 un excepcional conjunto de trabajos que reflejan sus experimentaciones artísticas”, dice el curador.
La exposición, que estará abierta al público hasta el próximo 1 de diciembre, comienza con su trabajo inicial como crítico de arte en el periódico Le Sourire de Alphonse Allais, donde estudió principalmente los trabajos del pintor belga James Ensor.
En junio de 1901 visitó la primera exposición dedicada al joven Picasso, un artista aún desconocido, en la galería de Ambroise Vollard, quedó deslumbrado por las obras que descubrió y no tardó en conocer al pintor español.
Este momento marcó el inicio de una larga amistad, como lo atestiguan varios retratos realizados por Max Jacob presentados en la exposición de Céret, como Picasso, place Pigalle (1900-1905) o Picasso, 13 rue Ravignan (1903), así como la obra Nature morte au pichet sur le fond de chapeau de Max Jacob (1906), y una peculiar naturaleza muerta de Pablo Picasso conservada en las colecciones públicas francesas realizada en 1906.
Por esta complicidad mutua, Max Jacob acogió a Picasso en su habitación del bulevar Voltaire y actuó como intermediario para vender las obras de su amigo mientras trabajaba en el comercio, y el malagueño animaba a Jacob a escribir: “¡Eres poeta! ¡Vive como poeta!”, le decía.

Desde entonces, compartió el círculo artístico y la miseria de su amigo español, quien pronto se instaló en un edificio de Montmartre, que Jacob apodó el ‘Bateau-Lavoir’ (barco lavadero, como los que había en el Sena).
A través de Picasso, el poeta conoció a muchos artistas como Georges Braque, Juan Gris y Manolo Hugué, con quien también mantuvo una profunda amistad reflejada en una serie de retratos recíprocos presentados en la exposición.
En el recorrido expositivo se pueden contemplar trabajos de Max Jacob y de sus contemporáneos, de Picasso, Gris, Hugué, Jean Metzinger, Marie Laurencin, Jean Cocteau, Marie Vassilieff, Amedeo Modigliani, Alice Halicka, Serge Férat o la baronesa d’Oettingen.
Por sus orígenes judíos, Jacob mostró interés por la Cábala, y en paralelo se dedicó a las prácticas esotéricas, desde la quiromancia hasta la numerología y la astrología, de las cuales se beneficiaron sus amigos artistas.
Se pueden ver dos excepcionales estudios quirománticos dibujados por Picasso que representan las líneas de su mano rodeadas de interpretaciones de Max Jacob (1902) y revela por primera vez un conjunto de piezas astrológicas del artista francés titulado ‘Astrología’ que contiene documentos inéditos como horóscopos, interpretaciones, tablas numerológicas y dibujos.

Aunque la dimensión esotérica tiene un carácter predominante en el poeta, ésta choca con sus convicciones religiosas: En 1909 y 1914, Jacob tuvo una visión de Cristo que lo llevó a convertirse al catolicismo en 1915 y eligió a Picasso como padrino y produjo a lo largo de su vida importantes composiciones religiosas como La Visitation o L’Adoration des mages, también presentes en la muestra.
La exposición reúne asimismo las principales obras maestras literarias de Max Jacob en sus ediciones originales, ilustradas por Picasso, André Derain y Juan Gris, y varios dibujos de sus primeras experimentaciones cubistas, algunos irónicamente titulados Je m’essayais au cubisme (“probé suerte con el cubismo”).
Max Jacob frecuentó asiduamente el mundo del espectáculo, especialmente en compañía de Picasso, al que representaba como acróbata (1905) y a la inversa, el poeta prestó sus rasgos para la picassiana Le Fou (1905), obra maestra de la escultura del siglo XX que el autor del ‘Guernica’ empezó una noche después de ir juntos al circo Medrano.
Fuente: EFE Fotos: David Borrat.
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