
La larga y costosa lucha judicial sobre el testamento de la cantante de soul Aretha Franklin ofrece un cuento con moraleja para las personas que quieren asegurarse de que sus deseos se cumplan después de su muerte, y para sus familias.
Un jurado de Michigan determinó el martes que un documento manuscrito de Franklin que se encontró en su sofá tras su muerte en 2018 era un testamento válido. Fue un giro crítico en una disputa que ha enfrentado a sus hijos entre sí. Y terminó en victoria para Kecalf y Edward Franklin, cuyos abogados habían argumentado que los papeles fechados en 2014 deberían anular un testamento de 2010 descubierto en un armario cerrado en la casa de la Reina del Soul en los suburbios de Detroit.
Los juristas afirman que la lucha podría haberse evitado si Franklin hubiera contado con un testamento formal redactado por un abogado con experiencia que hubiera podido garantizar que se especificaba qué pasaría con su dinero, propiedades y otras posesiones, y que se mantendría en los tribunales. Y dicen que esa lección se aplica también a otras familias. He aquí algunas de las cuestiones que se plantean:
¿Necesito un testamento?
No necesariamente, pero los abogados especializados en sucesiones los recomiendan encarecidamente a la mayoría de las personas para garantizar que se cumplan sus deseos y evitar peleas entre sus seres queridos.

“Que los hijos se peleen después de la muerte de papá y mamá es lo más viejo del mundo”, afirma Patrick Simasko, profesor de Derecho de la Tercera Edad en la Facultad de Derecho de la Universidad Estatal de Michigan, que ha seguido de cerca el caso Franklin. “Es lo último que quieren papá y mamá. Esa es la lección. Prepare su plan de sucesión para que los hijos no se peleen cuando usted fallezca”.
Los abogados especializados en sucesiones suelen recomendar a sus clientes que establezcan fideicomisos revocables, que pueden mantener la sucesión fuera del tribunal testamentario. Eso puede abaratar mucho el proceso, pero las leyes varían de un estado a otro.
¿Puedo hacerlo yo mismo?
Se puede, pero Franklin hizo pasar a su familia por cinco años de costosos litigios que podrían haberse evitado. Franklin estuvo trabajando con un abogado sobre un testamento formal entre 2016 y 18, pero nada estaba finalizado en el momento de su muerte.
“Había muchas preguntas abiertas y nunca resolvimos esas preguntas abiertas”, testificó el abogado Henry Grix durante el largo litigio. “Estaba bastante enferma y tal vez era incapaz, realmente, de alcanzar las intenciones finales”.

El software “hágalo usted mismo”, como el popular Quicken WillMaker, puede costar tan sólo 99 dólares, pero esos programas no pueden adaptar un testamento a las circunstancias únicas de una familia ni prever todos los posibles escollos como podría hacerlo un buen abogado.
“A veces, la gente es tonta de remate, incluidas las personas con grandes cantidades de dinero”, afirma Josh Rubenstein, abogado neoyorquino que dirige el departamento de patrimonio privado del bufete de abogados Katten, de ámbito nacional. “Pero si tienes suficiente dinero para dejárselo a alguien, tienes suficiente dinero para contratar a un abogado y no hacerlo tú mismo”.
Y aunque Michigan acepta testamentos escritos a mano como el de Franklin, muchos estados no lo hacen.
¿Qué ocurre cuando alguien fallece sin testamento?
La mayoría de los estados tienen leyes que regulan cómo debe dividirse un patrimonio cuando una persona fallece “intestada”, es decir, sin testamento, como le ocurre a la inmensa mayoría de los estadounidenses, explica Rubenstein. Pero esas leyes sólo establecen fórmulas predeterminadas para determinar quién se queda con qué, y varían de un estado a otro.
Esas fórmulas no garantizan que el dinero, los bienes y las posesiones se repartan como usted desea entre sus familiares supervivientes, ni tampoco quién será nombrado albacea.

Por ejemplo, la superestrella del rock Prince murió sin testamento en 2016. Según la ley de Minnesota, su patrimonio tuvo que dividirse a partes iguales entre sus seis hermanos supervivientes, que desde entonces no han dejado de tener desavenencias. El tribunal tuvo que nombrar un albacea. Los abogados y la empresa fiduciaria designada por el tribunal para gestionar la herencia recaudaron millones de dólares que, de otro modo, podrían haber ido a parar a los herederos.
Más de siete años después de la muerte de Prince, el caso está llegando a su fin. Hubo que esperar hasta el año pasado para que todas las partes, incluida la Agencia Tributaria, se pusieran de acuerdo en que el patrimonio de Prince ascendía a 156,4 millones de dólares. Todos los bienes se han distribuido, salvo unos 1,4 millones de dólares en devoluciones de impuestos que aún están por llegar, según consta en los expedientes judiciales.
Fuente: AP
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