La familia Acosta Rojas, de origen colombiano y residente en Nueva Jersey, optó por dejar Estados Unidos tras la detención de su jefe de hogar por parte del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
La medida, que impactó de lleno el futuro de su empresa gastronómica, forzó además una decisión conjunta de retorno a Colombia y el cierre definitivo de su local reconocido en la comunidad.
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El episodio que desencadenó el proceso ocurrió el sábado 13 de diciembre, cuando Jairo Acosta fue aprehendido en Elizabeth, Nueva Jersey, mientras adquiría suministros para el negocio familiar.
Ana Rojas, esposa de Jairo, relató el episodio en una publicación en Instagram: “Nunca pensé que me fuera a pasar esto”.
En el mismo registro, precisó cómo fue la captura: “Mi esposo desafortunadamente cayó en una redada y desde ese momento está detenido”.
Tras la deportación acelerada, la familia buscó asesoría legal, aunque la presión de la situación desembocó en una resolución urgente.
Diego Acosta, hijo de Jairo, afirmó a Telemundo que su padre expresó: “Yo no me aguanto, yo me voy”.
Ana explicó: “Desafortunadamente, a mi esposo me lo deportan”, reconociendo que la familia no consideró viable permanecer en el país: “No podemos quedarnos en este país”.
El emprendimiento surgió hace 5 años de manera informal frente al consulado colombiano en Newark. Mientras Jairo vendía en la calle, Ana elaboraba tamales y lechona tolimense a la manera tradicional. Diego recordó en la entrevista: “Mi papá se paraba afuera del consulado colombiano con un carrito de venta. Duró más o menos 2 años, todos los días trabajando”.
La constancia y la fidelidad a las recetas permitieron consolidar el proyecto y posicionarlo en varias ciudades del noreste.
Ana compartió al medio: “A la gente le fascina y ya nos conocen en Newark, Elizabeth, Filadelfia. Ya somos reconocidos”. Posteriormente, la familia alquiló el local en Hillside, que funcionó como principal fuente de ingreso, aunque su situación migratoria no cambió. Ingresaron al país con visa de turista, pero nunca regularizaron su estatus pese a haber decidido establecerse por razones de seguridad en Colombia.
Con la deportación inminente y el cierre del negocio, la familia organizó una última venta especial bajo el nombre “Tamaletón”. Ana explicó a través de Instagram la logística de la despedida y la invitación a sus seguidores: “Este año ha sido muy difícil para nuestra familia, y queremos invitarlos a ser parte de algo muy especial: nuestra Tamaletón de fin de año, para apoyar a nuestra familia y ayudarnos a seguir adelante con mucho amor”.
Para la última jornada, ofrecieron 450 tamales en cada una de las dos fechas clave: 24 y 31 de diciembre. Los pedidos solo se aceptaron por WhatsApp, con pre-orden y pago anticipado mediante Zelle.
Ana agregó en la publicación: “Si no puedes comprar tamales pero te gustaría apoyar, también aceptamos donaciones o cualquier ayuda al 551-306-1072. Compartir esta publicación también nos ayuda muchísimo”.
El cierre definitivo del negocio implicó la despedida a la clientela, con una convocatoria que se movió entre el agradecimiento y la necesidad: “Gracias de corazón por estar con nosotros y apoyar nuestra familia”.
Mientras tanto sus seguidores y clientes le dejaron mensajes de aliento en Instagram: “Anita eres una mujer valiente y esforzada. Toda tu comunidad de amigos te apoya! Estamos aqui para ti” fue uno de los mensajes que se sumaron a las muestras públicas de respaldo.
Otras personas manifestaron su disposición a brindar ayuda directa, como ocurrió con quien escribió: “Todo va a estar bien Ana ¡Dios está obrando! Cuenta conmigo en lo que pueda ayudarte”.
Algunos seguidores transformaron la preocupación en preguntas prácticas orientadas al negocio: “Ana, muchas fuerza y valentía en este momento donde podemos ordenar los tamales?”. El interés por colaborar trascendió fronteras geográficas, como apuntó una usuaria preguntando de forma concreta: “Hola Ana, para los que no estamos en NY, ¿cómo podríamos ayudarte?”
Sin embargo, la aparición de comentarios críticos evidenció divisiones políticas entre seguidores, como en el mensaje directo: “Qué pasó con ‘Latinos for Trump??’…y con ‘fuera Petro’??”
Por ahora, la familia espera recaudar lo suficiente para poder regresar a Colombia y dejar sus cuentas saldadas en Estados Unidos.
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